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Incultura tributaria

Una investigación demuestra que los colombianos desconocen casi absolutamente el destino de sus impuestos.

15 de junio de 2003

Sabe usted a donde se va la plata que paga por el impuesto predial? ¿A las arcas de la Nación o a las de su ciudad? ¿O el de vehículos o el de valorización? Según un informe de Fedesarrollo sobre percepción tributaria los colombianos de las cinco ciudades más importantes tienen un gran desconocimiento sobre los impuestos que pagan. Un 49 por ciento no tiene idea de la destinación del tributo a los vehículos y 48 por ciento ignora en qué terminan los recursos del de industria y comercio.

Aunque parece un tema árido y muy especializado, los impuestos se han convertido en los últimos años en parte importante de la agenda tanto de la Nación como de los municipios. El 3 por mil de la administración Pastrana y el impuesto al patrimonio que promovió el gobierno de Alvaro Uribe son una muestra de cómo la creación de tributos es una herramienta frecuente para que el Estado consiga recursos.

El esfuerzo de Juan Gonzalo Zapata y María Mercedes González, autores del informe, gana validez en cuanto muestra que la ignorancia en el destino de los impuestos es mayor en los locales, como el predial, que en los nacionales, como el IVA. A esto le surge una contradicción: los encuestados prefirieron pagar impuestos al municipio que al gobierno central. Así, los habitantes de Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Medellín y Cali no identifican los tributos que van a sus arcas locales pero si les tocara escoger el destino de sus recursos, optarían por sus ciudades.

Aquí cabría una pregunta: ¿si los colombianos tuvieran mayor información sobre los tributos locales no pagarían más y así las finanzas de los mayores centros urbanos del país mejorarían? Israel Fainboim, secretario de Hacienda de Bogotá, tiene su propia conclusión: "Los resultados de la encuesta muestran que se tiene que avanzar hacia un esquema en el cual los impuestos nacionales caigan y se aumenten los locales. Esto profundizaría la descentralización".

Los resultados para la capital también llaman la atención. Dadas las cuantiosas inversiones de los últimos años en infraestructura y calidad de vida se podría pensar que los bogotanos cuentan con una mayor cultura tributaria. Sin embargo el desconocimiento es similar al del resto de ciudades. Además es preocupante que las personas de más bajo nivel de escolaridad no sólo sean las que menos conocen a dónde van los impuestos sino las que para solucionar el déficit reducirían la inversión social.

Por otra parte, Bogotá cuenta con la experiencia del '110 por ciento', la invitación del Distrito a que los contribuyentes regalaran una décima parte de más de sus impuestos y escogieran el proyecto donde querían invertirlo. Hasta mayo pasado 32.000 bogotanos habían aportado 620 millones de pesos a las arcas distritales. Aunque eso puede parecer poco, comparado con el presupuesto de la ciudad, es un hito destacable dentro de una sociedad tradicionalmente perezosa en materia fiscal y que desconfía del uso que las instituciones hacen de sus impuestos.

Todavía hay mucho por hacer en materia de cultura tributaria. "Falta información más cotidiana y fácil de entender", afirma Zapata. Para Fainboim, "necesitamos más difusión para ampliar el control social, en especial, de los sectores más pobres". En definitiva, que los ciudadanos conozcan bien el nivel de gobierno, local, departamental o nacional, donde terminan los distintos impuestos es garantía de rendición de cuentas de esos recursos. Aquí el que no sabe es como el que no ve.