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Inseguridad en Bogotá: ¿Cuál es la solución?

Mientras el director general de la Policía, general Óscar Naranjo, anuncia que con 2.500 hombres más se reforzará la lucha contra la inseguridad que azota a la ciudad, analistas coinciden en decir que la medida no es suficiente.

1 de febrero de 2011

No es paranoia. Así las autoridades locales insistan en decir que Bogotá, comparada con ciudades como Cali y Medellín, es mucho más segura -23 homicidios por cada 100.000 habitantes-, lo cierto es que el sicariato, el robo simple, la microextorsión y los fleteos que, casi a diario, se registran en la capital del país demuestran que la situación es grave. Y no es sólo percepción.
 
En materia de seguridad la capital del país no sale tan bien librada si se tiene en cuenta que al finalizar el 2010 los homicidios aumentaron en un 5,4 por ciento, al pasar de 1.649 casos reportados por el Instituto de Medicina Legal en el 2009 a 1.739 en el 2010.
 
El mismo director de la Policía, general Óscar Naranjo, lo reconoció. El hecho de apersonarse de la seguridad de Bogotá, decir que ya es hora de dejar excusas frente a la grave situación de la ciudad y anunciar que con 2.500 hombres se reforzará la lucha contra la inseguridad que azota a la capital del país, indica, entre otras cosas, que es necesario actuar ya. Pero, ¿un mayor número de uniformados será suficiente para solucionar el problema de Bogotá? ¿Es real o sólo una percepción la desbordada inseguridad de la ciudad?
 
Para Hugo Acero, sociólogo y exsecretario de seguridad de Bogotá, cifras y encuestas de victimización, como la de 'Bogotá cómo vamos', demuestran que el número de víctimas de delitos va en aumento. Y la lista de razones, según el analista, empieza por la falta de liderazgo frente al tema por parte de la Alcaldía de Bogotá.
 
“Parece que no existe continuidad en las políticas. A comienzos de gobierno la entonces secretaria de gobierno, Clara López, presentó la estrategia de seguridad denominada 'Bogotá Segura y Humana' y tiempo después se presenta la nueva estrategia 'Ciudad Protectora y Segura', como si apenas se iniciara el gobierno”, dice el exsecretario de seguridad de Bogotá.
 
Acero también asegura que aunque la administración distrital habla de la integralidad de la política “se ha abandonado el espacio público, la atención de los indigentes, los proyectos de renovación urbana, el alumbrado público, la recolección de basuras y el mejoramiento de los entornos urbanos deteriorados”, problemas que -dice él- también favorecen la inseguridad.

La situación, según el analista, se complica cuando se piensa en la falta de liderazgo tanto del Alcalde como de la Secretaría de Gobierno. “Falta una política clara frente al tema”, asegura Acero.
 
Es por esto que desde ya se habla de los retos de quien llegue a ocupar la Alcaldía de Bogotá. Y es que tanto el tema de movilidad como el de seguridad resultan ser lo principal. “A quien llegue le corresponde trabajar de la mano con la Fiscalía, la Policía, el DAS, el Inpec. Fortalecer la inteligencia y la investigación criminal. Se requiere liderazgo”, dice el Acero.
 
Por eso, el anuncio del general Naranjo de reforzar el número de policías en la ciudad, si bien es importante, no es determinante. Lo mismo opina sobre el plan de seguridad por cuadrantes, del que dice que si bien puede tener buenos resultados a largo plazo debe ir acompañado de otro tipo de estrategias que tienen que ver con la intervención de algunas zonas, no solo con presencia de policías sino también con atención a indigentes, desplazados y logrando la organización del espacio público.
 
“Le pediría al Alcalde que se reúna con la Policía y la Fiscalía para que hagan un Consejo Nacional de Seguridad”, dice Acero.
 
Para Jairo Libreros, analista político y profesor de política de seguridad y defensa nacional de la Universidad Externado de Colombia, los indicadores de inseguridad son alarmantes.
 
“Bogotá había logrado establecer una tendencia a la baja en varios homicidios (...) pero cuando llegó a la Alcaldía Samuel Moreno no solo se detuvo la tendencia a la baja sino que aumentó”, dice el experto, para quien la comparación de Bogotá con ciudades como Cali y Medellín no debe ser un consuelo.
 
“Hay un sola realidad, que la situación de seguridad en Bogotá sí está descontrolada. Y las razones se podrían resumir en dos puntos: se han consolidado las bandas criminales en la ciudad, a tal punto de que son capaces de hacer contrainteligencia, una muestra es el sicariato, que está disparado. Saben en dónde lo hacen y cómo pueden huir. Lo otro es la constante negativa de las autoridades. Dicen que no está ocurriendo nada, que el problema es solo de percepción”, asegura Libreros.
 
El experto asegura además que el hecho de que los ciudadanos no confíen en sus autoridades también agrava la situación. “Y no lo hacen porque no creen que valga la pena denunciar. No acuden a la justicia porque creen que no van a ser atendidos”, dice.
 
Aunque Libreros ve con buenos ojos el anuncio del general Naranjo, asegura que “es una medida cuyos resultados no se verán en corto plazo, porque demanda tiempo para acoplar esas nuevas unidades de policías. Además se requiere, para que funcione, un viraje especial de la Alcaldía, que se empodere del tema de la seguridad en la ciudad”.

Libreros asegura que el gran reto para el nuevo Alcalde de Bogotá es encontrar una lectura adecuada de la geografía del crimen de la ciudad, “además descubrir cómo funcionan, entre otras formas, la del microtráfico, al parecer tan efectiva para sustentarse”.
 
Por eso el analista recomienda que es fundamental liderar acciones preventivas y reactivas, y trabajar en conjunto con diferentes instancias, una labor que empieza con la Policía y termina con la Fiscalía General de la Nación.

Sobre la Seguridad por cuadrantes, implementada en octubre de 2010, y que según la Policía ha reducido en un 50 por ciento muchos de los delitos, en localidades como Engativá, Ciudad Bolívar y Usaquén, Libreros dice que es efectiva, pero que sus resultados aún no se pueden medir.
 
“Experiencias como la de Chile, con policía comunitaria, o Brasil, con la llamada vigilancia bien encaminada, muestran que puede ser muy efectiva esta política. Sin embargo, no es suficiente. Son necesarias otros tipos de estrategias frente a las ventas ambulantes y los movimientos de las bandas criminales en la ciudad”, dice el experto.