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| Foto: Fotomontaje SEMANA

POLÍTICA

Mensajes cruzados: los ministros hablan y Duque los corrige

El presidente ha salido a 'apagar los incendios' provocados por las afirmaciones de algunos de sus altos funcionarios. La última salida fue la del embajador de Colombia en Estados Unidos sobre la crisis en Venezuela, pero no es la única.

19 de septiembre de 2018

En un país como Colombia en el que hay tantos problemas por resolver cada día, el presidente de la república además ha tenido que salir a apagar incendios provocados por sus propios ministros, y hasta su nuevo embajador en Estados Unidos.

Duque se ha caracterizado por tener un discurso moderado hasta en los temas más controversiales, su capacidad convocante le ha ayudado a reunir en una sola mesa a todo el espectro político para hacer un pacto contra corrupción, sin embargo, las propuestas más incisivas han venido de los altos funcionarios de su gobierno, y según la reacción de Duque estas posiciones no corresponden a su propia directriz.

El ejemplo más reciente es el del embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, quien en su primera intervención pública al ser nombrado levantó una polvareda internacional. En medio de un foro en el que estaba hablando sobre la crisis de Venezuela, Santos aseguró que “todas las opciones deben ser consideradas”, justo en momentos en que corre por los vientos la idea de una intervención militar.

"Necesitamos un compromiso inmediato y colectivo. Ha habido voces que han apostado por una operación militar unilateral, pero pensamos que tiene que haber una respuesta colectiva a esta crisis. Pensamos y, déjeme ser muy claro en esto, que todas las opciones deben ser consideradas”, dijo el embajador en un panel de expertos en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, en inglés).

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Momentos después y cuando las palabras de Santos ya eran titular en todos los medios de comunicación, Duque salió a bajarle el tono a las declaraciones, aseguró que no tiene un “espíritu belicista”, pero que mantiene la “firmeza para denunciar los atropellos de la dictadura de Venezuela”. Según explicó, la fórmula es otra: una coordinación de presión, que permita que el pueblo venezolano recupere pronto su libertad. Pero sin espíritu belicista.

Todo esto ocurre después de que el secretario general de la OEA también insinuara que no se descartaba una intervención militar, posición de la que se desmontó rápidamente al ver la gravedad de sus palabras. Y es que no hay que olvidar que el régimen de Nicolás Maduro desde hace mucho tiempo ha acusado a Colombia -en su momento a Juan Manuel Santos- de estar participando en un complot militar contra ellos.

“La declaración del embajador es absolutamente irresponsable, porque le da a esa dictadura motivos para lo único que le hace falta que es una guerra nacionalista, como la que la dictadura del cono sur estableció en la islas Malvinas. Eso pone en riesgo la seguridad nacional”, aseguró el senador de La U Roy Barreras.

La pregunta que surge es si la posición de Colombia está cambiando con el gobierno de Duque en cuanto a los canales diplomáticos. Sin embargo, el canciller Carlos Holmes Trujillo aseguró en medio de su gira en Ginebra, Suiza, que esto no era cierto y que Colombia se mantiene en la misma línea. En este caso, lo del embajador Francisco Santos fue un ‘descache’.

Otro mensaje cruzado se dio tras las declaraciones del ministro de Defensa, Guillermo Botero, en el congreso de Confecámaras en donde aseguró que grupos armados están financiando la protesta social. "Con los dineros ilícitos corrompen y financian la protesta social. Cada vez que ustedes ven que cerraron la vía Panamericana, detrás de eso siempre están mafias de verdad, mafias supranacionales de diferentes países que lavan el dinero con habilidad”, dijo el ministro. Sus declaraciones se convirtieron en blanco de críticas pues diferentes voces –desde la oposición hasta la Defensoría del Pueblo- aseguraron que este tipo de afirmaciones ponen en mayor riesgo a los líderes sociales y los estigmatiza.

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Duque también le salió al paso a las declaraciones: “Yo creo que la protesta social es un derecho y se tiene que hacer siempre con estricto apego a la ley y de manera pacífica, a través de un diálogo de confianza”.

Esto mismo sucedió cuando el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, sugirió la posibilidad de poner IVA a la canasta familiar, como parte del paquete de medidas económicas para mejorar las finanzas del Estado. Duque tuvo que salir a decir públicamente que esto todavía no estaba en pie y que la última palabra la tenía él como presidente.

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“Aquí han tratado de generar una serie de posturas que exageran frases que quizás puedan haber sido desafortunadas. Aquí la última palabra sobre el programa de reactivación económica la tiene el presidente antes de ser presentado al Congreso”, aseguró el mandatario.

Lo que ha ocurrido en los cuarenta días del gobierno de Iván Duque podría ser una coincidencia desafortunada o un problema comunicacional, pero si sigue así se convertirá en un problema político serio, uno que se sumaría al reto de sacar adelante sus proyectos en el Congreso sin contar con la mayoría en las comisiones.