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La sede de la iglesia está en un sector residencial rodeado de modernos edificios. | Foto: Archivo SEMANA

DECISIÓN

El juez que prohibió el sonido de campanas en un exclusivo sector de Manizales

La orden judicial fue rechazada por los feligreses de la Iglesia católica. Los demandantes aducen que el repicar de las campanas no los deja dormir o descansar.

20 de marzo de 2016

En el barrio Palermo, uno de los sectores más exclusivos y tradicionales de Manizales, hay revuelo de los feligreses por una decisión judicial. En ella, se ordenó a los sacerdotes de una iglesia católica suspender el sonido de las campanas del templo, con las que invitan a misa y a otras ceremonias religiosas.

La sede de la iglesia está en un sector residencial rodeado de modernos edificios y casas en el que reside el alcalde de la ciudad, José Octavio Cardona León, y funcionan la sede del batallón Ayacucho, centros comerciales, colegios y la clínica psiquiátrica San Juan de Dios.

La  medida tiene un mayor efecto por el inicio de la Semana Santa en uno de los barrios más católicos de la ciudad.

Una acción de tutela tramitada por vecinos del tradicional sector invocó el derecho a una vida tranquila y digna y a un ambiente sano. Advirtieron que en la cercanía a la sede religiosa el sonido de las campanas, varias veces al día, los despierta temprano y no los deja dormir y descansar a esa y a otras horas.

A la iglesia Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús  asisten fieles del exclusivo sector y otros de la comuna universitaria que incluye 15 barrios, parte de la denominada zona rosa, y el de las universidades de Caldas y Nacional de Colombia, sede Manizales.

La decisión de notificar la suspensión del sonido de las campanas le correspondió a la Secretaría del Medio Ambiente del municipio de Manizales. No obstante, los ciudadanos partidarios del repicar de dichas campanas pretenden, con derechos de petición y otras figuras jurídicas, que se revoque la medida.

El cura párroco Diego García trabaja con sus feligreses para lograr que se modifique la decisión judicial bajo el argumento que son mayoría y que es un precepto religioso respetable. Se tiene proyectado mediante la recolección de firmas lograr que se permita el repicar de las campanas, a lo que están acostumbrados los moradores desde hace cerca de 40 años.

Juan Manuel López, habitante del sector, indicó que  las autoridades deben dedicarse a reducir el ruido de los bares y tabernas de la zona rosa, a escasas cuatro cuadras de la parroquia, que generan más ruido.

Martha Estrada, una de las feligresas, atribuye la denuncia a habitantes del frente del templo, de quienes cuestionaron la falta de religiosidad.

En Palermo este es el tema de la tertulia diaria y en las esquinas a muchos les duele de que en este sector no doblen las campanas.