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| Foto: Esteban Vega

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“Es irresponsable hablar de déficit todavía”: directora del ICBF

Juliana Pungiluppi, directora del ICBF, aclara cuáles son los alcances del presupuesto para la atención integral a la primera infancia y cuál es el proceso de reestructuración que le espera a esta política de Estado.

20 de diciembre de 2018

De Cero a Siempre, la política de Estado para atender integralmente a la primera infancia, cerró el año en medio de ciertas dudas sobre su estabilidad presupuestaria. Durante los debates en torno al Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2019, la senadora del Partido Verde Angélica Lozano criticó varias veces el déficit que le estaban dejando a la estrategia.

Según dijo a finales de noviembre una entrevista con Semana Educación, se estaba dejando un déficit de 611.000 millones de pesos para la atención integral a los niños menores de cinco años.

Además, el 30 de noviembre hubo quejas y plantones de algunas madres comunitarias en Medellín por el cierre anticipado de algunos jardines infantiles del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

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Sin embargo, para la institución, este es un tema a tratar con pinzas. Es cierto que hay un déficit, suponiendo que se mantenga la cobertura actual. Pero esta cifra todavía no la pueden calcular, dadas ciertas variables entre las que se incluyen los cambios que planea hacer la nueva administración para mejorar la calidad y la pertinencia.

Juliana Pungiluppi, directora de la Institución, habló con Semana Educación sobre el verdadero estado financiero de la entidad y los futuros cambios que deberá implementar para asegurar una atención a primera infancia más completa.

Semana Educación (S.E.): ¿Qué tan real es el tema del déficit para el próximo año?

Juliana Pungiluppi (J.P.): Lo primero que hay que entender es que hay que definir primero el tema de la focalización de la atención -o sea el quién- y la integralidad -el qué-.

Asumiendo que vamos a tener la misma cobertura que tenemos este año, necesitaríamos 4,6 billones para el próximo año. Nos dieron 4,4 en el presupuesto, por lo que el déficit sería de 200.000 millones. Pero esa cifra también depende de muchas variables dinámicas.

S.E.: Por ejemplo...

J.P.: Como por ejemplo la cifra de venezolanos, que es una población transitoria fluctuante. También depende de qué tan rápido se empiece el grado de transición integral. Una apuesta del gobierno nacional es que todos los niños mayores de cinco años que tiene el ICBF (66.000 en preescolar integral y 6.500 en extraedad) ingresen al sistema educativo.

Ese es uno de los acuerdo con Fecode y ya se tiene que empezar a implementar. Por política, el Ministerio de Educación asumirá la inversión de ese grado de transición integral y entonces es un costo que deja de cofinanciar el ICBF. Pero no se puede calcular todavía porque estamos aún negociando con el Ministerio qué tan rápido los absorben.

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Por otro lado, creemos que hay que refocalizar la atención. Hay que ver a quién cubro y cómo priorizo, quién lo necesita más, dónde estos servicios tiene mayor efecto catalizador para el desarrollo del país, para mejorar clase media, apostarle al posconflicto, acabar la desnutrición, etc.

S.E.: ¿Cómo es eso?

J.P.: Hoy tenemos, no colados, pero sí un poco de niños que no deberían estar. La pregunta del millón es quien debe tener acceso a educación gratis de primera infancia. Hay que priorizar a los menores de 5 años que están en Sisben 1 y 2. Esos son los primeros que deben tener derecho a un jardín infantil del ICBF. El censo lo que nos dice es que son 800.000 niños. Y tenemos cupo para 1,8 millones. Entonces ese otro millón ¿cómo lo lleno?

Uno diría que los criterios son luego la consolidación de la clase media y las familias de madres solteras, que si yo le quito el jardín infantil gratis pierden su trabajo y caen en la pobreza. Pero esa discusión tenemos que darla más ampliamente como país.

S.E.: ¿Es probable, entonces, que baje la cobertura?

J.P.: Estamos haciendo una apuesta importante por no hacerlo. Una vez tengamos un escenario más claro con los resultados del censo nacional, podremos hacer un ejercicio más riguroso alineado con lo que se está concibiendo en el país como atención integral para llegar a los niños que son.

En este momento, nuestra proyección para 2019 es no dejar de atender a ningún niño que esté siendo atendido. Lo que sí hemos encontrado es que el ICBF tenía unos criterios de focalización y hay unos 400.000 niños que no cumple ninguno de eso criterios.

S.E.: En ese escenario, ¿esos 400.000 tendrían que salir?

J.P.: Pues algunos de esos tienen condiciones especiales, como vivir en zonas de Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial o están en unos municipios de ruralidad dispersa. Entonces hay que revisarlo. Estamos depurando la información muy cuidadosamente.

S.E.: ¿Y cuándo tendrán los nuevos criterios de focalización?

J.P.: Lo ideal es usar el Sisben IV, que va a estar en 2020. Ya este año nos fuimos con lo que está ahora, porque en enero hay que empezar y los operadores tienen que inscribir. De inmediato vamos es a ser mucho más rigurosos con los niños que ingresan a nuestros servicios, para que cumpla con los criterios de focalización.

S.E.: Había también un déficit para terminar de cerrar este año. ¿Qué pasó?

J.P.: Nos encontramos un déficit de 178.000 millones de pesos y contratos con los operadores solo hasta el 31 de octubre. ¿Qué hicimos? Pedimos plata en Hacienda y sacamos de inejecuciones (es decir, lo que va sobrando a lo largo del año) y conseguimos 100.000 millones. Logramos extender el servicio un mes más, hasta noviembre, pero para después ya no teníamos más plata. Luego nos tocó priorizar algunos servicios.

En contexto: ¿Está en riesgo el programa De Cero a Siempre?

S.E.: ¿Cuáles?

J.P.: En primer lugar, aseguramos que los hogares infantiles cumplieran con los tiempos establecidos por manual: 210 días de atención para los niños. Los hogares comunitarios estaban contratados con vigencias futuras, entonces eso ya estaba asegurado hasta el 15 de diciembre.

Ahora, en los Centros de Desarrollo Infantil incumplimos en dos días. Y en los programas de desarrollo infantil en medio familiar (donde se les da un encuentro educativo en el hogar y cuatro encuentros grupales al mes) no pudimos realizar dos encuentros semanales en diciembre, salvo en nueve departamentos priorizados (porque tienen los peores indicadores de nutrición): Vichada, Sucre, Guajira, Chocó, Guaviare, Cesar, Vaupés, Guainía y Magdalena.

Finalmente, en la modalidad propia, dirigida a comunidades étnicas, también hubo incumplimiento en la atención en medio mes, pero se garantizó la entrega de las raciones. Además, se lanzó el Plan 15/15 para entregarle a 6.500 niños en La Guajira la ración para preparar de enero, y así evitar recaídas a nivel nutricionales en periodo de vacaciones.

Ese es el panorama, que es un poquito duro, pero es lo mejor que logramos hacer.

S.E.: Una duda grande respecto a esas raciones es ¿cómo saben si esas comidas llegan a los niños en sus casas?

J.P.: A veces son diluidas entre las familias, claro. Hay por ejemplo ocasiones cuando vamos a Chocó o La Guajira y vemos chicos que están recibiendo todos los paquetes del ICBF pero bajan de peso. No sabe uno qué está pasando pero eso tiene que ser diluido.

El país ha avanzado, pero igual son los grandes retos que tenemos. Ese un tema cultural que a veces se nos salen de las manos. En muchas familias la gran prioridad es que el hombre, que es el que provee, coma bien. En la Guajira pasa todos los días; hasta que él no come, no comen los niños. Y la última que come es la mamá.

S.E.: ¿Y cuáles son los criterios de la integralidad que dice que se deben definir?

J.P.: Como saben, la integralidad se cumple con nueve atenciones: vacunación, registro civil, nutrición, control de crecimiento y desarrollo, acompañamiento familiar, acceso a educación inicial, talento humano calificado, acceso a libros y afiliación a salud. Pero acá ha habido mucho ‘juego’ en cómo se cumplen estas atenciones. En algunos casos se cumple con seis nada más; en otros, cuatro. Y unas pueden ser muy sencillas: acceso a libros es, básicamente, que tengan libros y ya.

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S.E.: Pero el libro no sirve de nada sin una estrategia de apropiación...

J.P.: ¡Exactamente! Hace falta contenidos, currículos, etc., todo el tema de estrategia pedagógica. Eso está súper deficiente. Entonces, si bien tenemos operadores que lo tienen muy bien jalado, como aeioTÚ o la Fundación Solidaridad por Colombia, esos son el 2% de nuestros operadores.

Entonces yo digo que esta integralidad está mal costeada hasta cierto punto, y tengo que ver en el Plan de Desarrollo cómo queda. Por eso yo digo que es irresponsable hablar de déficit todavía. Puede ser aún más, incluso, dependiendo de cómo midamos la integralidad de la atención.