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La batalla

La cruenta confrontación entre el ELN y los paras en el sur de Bolívar tiene en la cuerda floja las negociaciones de paz con ese grupo subversivo.

14 de mayo de 2001

El sur de BolIvar estA que arde. Paras y guerrilla desataron una batalla sin cuartel que tiene como objetivo el control de esta importante zona del país. Los hombres de Carlos Castaño han desplegado toda su capacidad para demostrar que tienen el control de la región mientras el ELN, que a lo largo de su historia ha estado asentado en el sur de Bolívar, quiere dejar en claro que sigue allí y que su poder bélico es más fuerte que el de los paramilitares. Aunque no se conocen cifras oficiales de muertos cada bando ha reconocido importantes bajas y ha dicho que no cederá.

Las hostilidades se desataron hace una semana cuando el presidente Andrés Pastrana dio la orden a las Fuerzas Militares de salir de la región. El objetivo era descongelar los diálogos con los elenos e iniciar la recta final del proceso de despeje de un amplio corredor entre los municipios de San Pablo y Cantagallo. Ese será el epicentro de la convención nacional del ELN y, de paso, la zona de negociación con ese grupo subversivo. Pero más se demoraron en salir las tropas que Carlos Castaño en desplegar un operativo de grandes proporciones para bloquear el despeje al ELN.

Cuando se daba por hecho que el acuerdo entre los subversivos y el gobierno estaba listo para la firma y que la comunidad del sur de Bolívar había cedido para permitir el despeje de las dos cabeceras municipales y una vasta zona rural, Castaño decidió interponerse en el camino y evitar lo que él considera otro Caguán y el desastre de la política de paz del presidente Pastrana.

En una entrevista concedida al espacio de televisión La Noche el jefe de las autodefensas señaló que la semana pasada, cuando el alto comisionado de Paz, Camilo Gómez, se encontraba en la zona con 10 embajadores para reunirse con el comando central del ELN, tuvo la intención de retener al funcionario con el fin de “cantarle unas cuantas verdades” pero que una falla mecánica en el helicóptero en el cual se iba a realizar la operación frustró su intento.

Y los propios elenos se encargaron de darles argumentos a quienes están en contra del despeje del sur de Bolívar cuando recurrieron a las Farc para que les dieran una mano contra Castaño y el secretariado decidió apoyarlos. Los enemigos del despeje han afirmado que el poder de la zona está en realidad en manos de las Farc y que eso demostraría que ‘Tirofijo’ y sus hombres están interesados en él con el fin de ampliar mucho más su territorio, que hoy comprende cinco municipios. Es decir, aproximadamente 42.000 kilómetros cuadrados.

Los propios elenos, en cabeza de su tercer hombre, Pablo Beltrán, han manifestado que el balón está esta vez en el campo del gobierno y que ellos activarán el proceso siempre y cuando haya las garantías suficientes para hacerlo. De lo contrario el proceso volverá al congelador.

Mientras tanto el presidente Pastrana hacía ingentes esfuerzos para solucionar el nuevo impasse que se ha presentado con el ELN. Desde Cartagena conminó a este grupo subversivo para que continuara con los diálogos y se buscara una salida lo más pronto posible a la situación que hoy se vive en el sur de Bolívar. También adoptó nuevas medidas para restablecer el orden público en esa conflictiva región y dio la orden para que las Fuerzas Militares retomaran el control de la zona. Pero no ha sido una tarea fácil, pues tanto los paras como la guerrilla sembraron los campos de minas quiebrapatas y el acceso del Ejército ha sido hasta ahora imposible. De nuevo el proceso de paz con el ELN ha encontrado un obstáculo. Este, quizás, el más complicado en los dos años y medio que lleva de tire y afloje. Y por lo pronto no se ve una salida que permita que las aguas regresen a su cauce. Mientras tanto allí guerrilla y paras siguen dándose plomo.