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La célula

Las autoridades lograron desarticular una red de inteligencia de las Farc en Bogotá que había logrado infiltrar hasta un batallón del Ejército.

7 de abril de 2003

Hace 14 meses un reconocido periodista recibió una llamada amenazante e intimidatoria. Como suele hacerse en estos casos, la reportó ante el DAS y ese fue el punto de partida de una investigación que culminó con la desarticulación de una bien organizada célula de inteligencia de las Farc. El martes de la semana pasada el DAS presentó ante la opinión pública a los 15 capturados de la Operación Sol de Oriente, sindicados de conformar un grupo de apoyo a las Farc en Bogotá y Cundinamarca. Los televidentes que vieron a los detenidos pudieron pensar que se trató de una captura más de milicianos. Sin embargo el asunto tiene mucha más trascendencia. El operativo en mención permitió el desmantelamiento de una red de inteligencia guerrillera encargada de planear atentados terroristas, ejectuar secuestros selectivos y coordinar los comandos operativos de las Farc en la capital y sus alrededores, según la versión del DAS. Lo que diferencia a esta célula de otras similares es el alto grado de sofisticación que mostraron en sus misiones y la gran capacidad de infiltración que alcanzaron a tener.

El jefe de la investigación le contó a SEMANA que después de que el periodista amenazado puso la denuncia en el DAS los detectives interceptaron el celular desde el cual se había hecho la llamada de amenaza. Para su sorpresa, descubrieron que ese número hacía parte de una cadena de 100 celulares por medio de algunos de los cuales se comunicaban los detenidos con Wilmar Antonio Marín , alias 'Hugo', comandante del frente 22, y Ernesto Orjuela , alias 'Giovanni', comandante del frente 42, que operan en Cundinamarca. Los investigadores también lograron establecer que desde un solo celular se hacían hasta 200 llamadas diarias con tarjetas prepago. El seguimiento a una de estas llamadas les permitió establecer una conexión insospechada. Uno de los miembros de la célula estaba infiltrado desde hacía siete meses en un batallón del Ejército. Armando Ayala había ingresado como soldado al Batallón de Policía Militar No. 13, que tiene sede al occidente de Bogotá. Allí podía tener acceso a información militar y había solicitado capacitación en explosivos.

Aunque la mayoría de las conversaciones telefónicas que interceptaron los detectives eran en clave todo parece indicar que Manuel Alarcón Peña es el supuesto jefe de la célula subversiva. Alarcón se presentó ante las autoridades como un ganadero, lo mismo que algunos otros de los capturados, a uno de los cuales le encontraron 17 millones de pesos escondidos debajo de una estufa. Este no fue el único hecho que sorprendió a las autoridades. Durante la investigación descubrieron que ninguno de los hombres detenidos tenía antecedentes ni reseñas judiciales de vínculos con la guerrilla, tampoco un trabajo fijo. La mayoría se movilizaban en camionetas Blazer y Grand Cherokee, con papeles en regla, y ocupaban viviendas arrendadas máximo cuatro meses. Si bien no encontraron un gran arsenal o explosivos el éxito del operativo consistió en que, por primera vez, se logró judicializar al mismo tiempo a un grupo numeroso de la guerrilla que cumplía labores de inteligencia. Lo preocupante, según uno de los detectives del DAS, es que "detectar estas redes es más difícil que seguir a los narcotraficantes y creemos que por lo menos 18 organizaciones como ésta recorren las calles de Bogotá en este momento".