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Nathalia González con su hija | Foto: .

ODISEA

La colombiana que no puede sacar a su hija de México

Nathalia González denuncia su drama: su exesposo le retuvo a su pequeña de 3 años.

17 de enero de 2013

Cuando Nathalia González conoció en México a Óscar Federico Bañuelos creyó que estaba frente a su príncipe azul. Tal fue el enamoramiento, que el noviazgo duró seis meses, tiempo en el que Bañuelos se mostró, según ella, como "todo un caballero, atento y cariñoso”. Se casaron en febrero del 2008 y un año después ella quedó en embarazo de una niña que hoy se ha convertido en la protagonista de esta historia.

El matrimonio, sin embargo, no fue tan dulce como la época de amistad y luego de noviazgo. Aún estando en embarazo, la mujer decidió regresar a Medellín, ciudad en la que Nathalia nació hace ya 32 años y en la que trabaja actualmente. En los trámites del divorcio se consignó que la menor quedaba bajo el amparo de la madre, según ella contó a SEMANA.

Bañuelos, por su parte, es propietario de varias discotecas en Guadalajara. Pese a su trabajo, viajaba con relativa frecuencia a la capital antioqueña a pasar tiempo con su hija, situación que Nathalia no le impidió.

Pero el año pasado, la historia dio un giro que tiene a Nathalia sumida en un calvario que parece no tener fin. “Desde agosto del 2012, él nos invitó a México diciendo que quería que la niña conociera a sus familiares, a lo que accedí. Viajamos el 17 de noviembre y hasta el 5 de diciembre todo estuvo normal”, recordó.

Ese día, de acuerdo con el relato de la colombiana, Bañuelos le quitó a la pequeña haciendo uso de la fuerza, por lo que Nathalia acudió a la sede de la Procuraduría de ese país (encargada de recibir las denuncias), pero, dice ella, “no hicieron nada”.

No obstante, hasta el 22 de diciembre vio las primeras luces en el caso. Por las gestiones de la Embajada de Colombia en México, funcionarios de la Procuraduría de ese país designaron un grupo de la Policía para que fuera a buscar a la menor hasta la residencia en la que el padre la tenía.

“Recuperé la niña y luego estuve 12 horas en la Procuraduría haciendo las entrevistas de rigor. Pero después de ese tiempo me dijeron que no me podían entregar la niña porque no tenía el divorcio apostillado”, indicó la mujer.

En el instante en que le daban esa información, llegó un abogado que aseguró ser el apoderado de Bañuelos y mostró ante la funcionaria un documento en el que aseguraba que era el padre quien tenía el amparo de la menor.

Ante ese nuevo elemento, la funcionaria del Ministerio Público le hizo saber que había dos opciones para su hija: o la enviaban a un albergue o permitía que se quedara en la casa de los padres de Bañuelos. La respuesta fue obvia.

El acuerdo al que se llegó es conocido en México como custodia temporal y le permite a Nathalia ver a su hija por tres horas en la vivienda de sus exsuegros. Así ha estado desde el pasado 23 de diciembre, cuando se aprobó esa negociación. Pero esas visitas se han convertido en otro viacrucis para ambas.

“Los encuentros con mi hija siempre se dan en el patio trasero de la casa o, si hace mucho frío, en el garaje. Además, los papás o los hermanos de Óscar siempre me graban, me toman fotos y están pendientes de lo que yo hable con la niña”, anota a SEMANA la desesperada madre.  

Según Nathalia, en una de las conversaciones, la pequeña le reveló que su papá le dijo que se iba a quedar para siempre en México porque la mamá la iba a abandonar, lo que a consideración de la colombiana es una manera de torturar sicológicamente a la menor.

Pero ni ese testimonio les sirvió a las autoridades mexicanas para atender el caso que, como se ha vuelto costumbre, está llamando la atención por las redes sociales de internet. Una de esas campañas se dio por Facebook por cuenta de las excompañeras de colegio de Nathalia, quienes le envía su voz de apoyo ante la compleja situación por la que atraviesa junto con su hija.

Por ahora, la colombiana seguirá luchando sola en México. Y asegura no descansar hasta traer de regreso a la hija que tuvo con el que creía que era su príncipe azul.