Home

Nación

Artículo

LA CONEXION ALEMANA

¿Hasta dónde llegaron las relaciones del enigmático agente Mauss con personajes tan disímiles como el cura Pérez, Eduardo Mestre y Horacio Serpa?

23 de diciembre de 1996

Desde hacía varios meses, en los casi diarios consejos de seguridad, las autoridades antioqueñas le venían siguiendo la pista a un alemán. En repetidas ocasiones el gobernador de Antioquia Alvaro Uribe Vélez, su secretario de gobierno Pedro Juan Moreno, el general Alfredo Salgado, comandante de la Policía y el comandante del grupo antisecuestros Gaula, habían recibido información sobre un personaje de esa nacionalidad que se estaba moviendo frecuentemente por el departamento, en zonas del ELN. Sin embargo fue solo después de la liberación de los tres ingenieros europeos y uno colombiano de Cementos Río Claro secuestrados a comienzos del año por este grupo guerrillero, que surgieron indicios sobre la identidad del misterioso alemán. En uno de los documentos hallados en el sitio donde estuvieron recluidos los ingenieros, apareció por primera vez el nombre de Klauss. Después de revisar cuidadosamente los archivos de Interpol, las autoridades encontraron a un Klauss con una decena de identidades, definido como un multiagente alemán. La información obtenida era cuantiosa pero nada parecía vincularlo a Colombia y a los secuestros de los ingenieros. Cuando el ELN secuestró en agosto a la alemana Brigitte Schonne, esposa de un ex presidente de la BASF en el país, el nombre de Klauss volvió a escena. Por medio de las Convivir en Antioquia y de un buzón que maneja la Secretaría de Gobierno para recibir información anónima, las autoridades antioqueñas volvieron a tener noticias de que Klauss andaba por la zona. Les llamó la atención que el alemán reapareciera en medio del proceso de negociación de un secuestro, pero seguían sin entender mayor cosa. A mediados de octubre, las autoridades paisas se indignaron al enterarse de que las negociaciones que la familia de la señora Schonne adelantaba con el ELN, con asesoría de la compañía inglesa Control Risk y del Gaula, se habían estancado. Según Control Risk, firma experta en asesoría de seguridad, las negociaciones rondaban la cifra de 200.000 dólares cuando de pronto esa cantidad subió a un millón y medio. El esposo de la señora Schonne, quien mantenía informadas a las autoridades, salió del país y éstas perdieron el control del asunto. Después de varios días de incertidumbre, una comunicación interceptada por el Gaula entre el comandante del frente Alirio Buitrago del ELN, que tenía cautiva a la señora Schonne, y el cura Manuel Pérez, les dio la clave. En ella, el comandante le anuncia al jefe máximo del ELN que en los próximos días llegará el enlace que están esperando para iniciar las negociaciones. Cuando Pérez pregunta quién viene, del otro lado de la línea le responden: "Klauss". A partir de ese momento los servicios de inteligencia empezaron a atar cabos. Fue así como descubrieron una serie de coincidencias entre los casos del secuestro en abril del año pasado de dos ingenieros italianos que participaban en la construcción de la refinería de Barrancabermeja, el de los cuatro de Cementos Río Claro y el de la señora Schonne, que los llevaron a concluir que Klauss estaba vinculado a todos ellos. Con la colaboración de Interpol y particularmente de la Policía inglesa, identificaron finalmente a Klauss como Werner Mauss, un misterioso superagente alemán con un historial comparable al de James Bond _aunque con un lado siniestro que lo diferencia de éste_ y cuyos vínculos con Colombia se remontaban a más de 10 años atrás, cuando intermedió el pago de más de cuatro millones de dólares de la multinacional Mannesmann al ELN (ver artículos siguientes). "Todo indicaba que además de negociar liberaciones, el hombre era un activo contacto del grupo guerrillero dedicado a enriquecerlo con multimillonarios rescates de secuestrados", le comentó a SEMANA una fuente de las autoridades antioqueñas. Una vez tuvo esa información en la mano, el gobernador Alvaro Uribe Vélez ordenó a la Policía: "Apenas ubiquen al alemán, deténganlo bajo mi responsabilidad política y lo ponen a órdenes de la Fiscalía". Con esa orden perentoria, intensificaron los controles a las carreteras y aeropuertos y a la 1:40 de la mañana del domingo 17 de noviembre, fecha que otros informes de inteligencia y de las Convivir señalaban como la de la posible salida de Mauss del país con la señora Schonne, finalmente lograron capturar al alemán en el aeropuerto de Rionegro. Se disponía a viajar en un vuelo charter a Cartagena, en compañía de la secuestrada y de otra mujer alemana que resultó ser su tercera esposa. Mauss llamó al ex gerente de la Caja Agraria Carlos Villamil Chaux y le dijo: "Estoy detenido. Haz algo. Llama al ministro Serpa, al Presidente, al comandante del Ejército o a quien sea". "¿Por qué te detuvieron?" , preguntó Villamil. "Estaba recibiendo a una secuestrada", respondió. "¿Pagaste?". "No", replicó. "¿Entonces por qué tienes miedo de que te mantengan detenido?" "Tengo seis pasaportes", le indicó el alemán. "Eso sí es delicado", respondió Villamil. El domingo por la tarde, Villamil habló con Horacio Serpa y le contó lo sucedido. Unas pocas horas antes los medios de prensa habían dado la noticia del exitoso operativo que había culminado con la liberación de la señora Schonne y la detención de Mauss, a quien tanto Villamil como Serpa habían conocido meses atrás como Klauss Mollner, alto contacto del gobierno alemán y asesor de la multinacional Siemens. Los contactos de Mauss Cuando las autoridades empezaron a revisar lo que Mauss llevaba consigo encontraron múltiples indicios de sus actividades y de sus antiguos vínculos con Colombia. Además de seis pasaportes con identidades diferentes, una cédula colombiana a nombre de Angela Paola Hurtado Aguilar con la fotografía de la mujer de Mauss y un salvoconducto para porte permanente de armas calibre 38 largo SW a nombre de Michaela Mollner (identidad con la cual la conocían los colombianos que la habían visto permanentemente con Mauss), la Policía halló dos cartas bastante comprometedoras. La primera era una que el ex senador Eduardo Mestre, detenido desde hace año y medio por el proceso 8.000, le había dirigido el 15 de octubre, en la cual le dice que aprovecha el viaje de Carlos (supuestamente Carlos Villamil Chaux) para informarle que ya conversó con Jorge Serpa y pedirle que le adelante 50,000 dólares por cuenta de un negocio con éste (supuestamente la adjudicación a Siemens de un contrato de la Registraduría, en un proyecto que Jorge Serpa gerenciaba) y de la gestión exitosa que ha realizado con el "amigo" común que viajó a hablar con él (ver recuadro). Con respecto a la carta, Villamil dice ignorar si él la llevó o no, pues en varias ocasiones llevó cartas de Mestre a Mauss, cuyo contacto inició por sugerencia del senador. Mestre reconoce que esa es su firma pero alega que el contenido de la carta fue alterado y Jorge Serpa aduce que o bien el contenido de la carta es falso o puede tratarse de una "patraña estilo carambola del señor Mestre donde se pone mi nombre y apellido para pedir plata por un negocio que ni siquiera se ha adjudicado". La segunda carta está dirigida a MetromedSiemens, consorcio constructor del metro de Medellín, en Alemania, el 12 de octubre de este año por un señor P. Martínez. En ella, éste solicita le consignen en una cuenta en Panamá 100.000 marcos para pagar los gastos en que incurrió con motivo de la visita de una delegación colombiana a Alemania y a Estados Unidos, al parecer efectuada entre agosto y octubre en el marco de las negociaciones de un pleito por un reajuste de precios en la obra del metro. Las autoridades aún no han podido identificar al autor de la carta. Mauss tenía en su poder además dos cartas de la embajada alemana en Colombia. En la primera de ellas, del 14 de noviembre, la embajada presentaba a las autoridades colombianas a Mauss y su mujer como el "ciudadano alemán Norbert Schröder y su señora esposa, también alemana, quienes se encuentran en misión oficial en Colombia" y solicitaba apoyo para el cumplimiento de su misión. En la segunda, del 15 de noviembre, la embajada hace constar que los esposos Schröder se presentaron ante la sede diplomática para denunciar la pérdida de sus pasaportes, razón por la cual les fueron expedidos unos nuevos. Las dos cartas, con papel membreteado y sello de la embajada, fueron confirmadas por la misión alemana como auténticas. El cónsul de Alemania en Medellín señaló al respecto que aunque los Mauss no eran empleados del gobierno alemán, sí contaban con respaldo oficial para la 'misión humanitaria' que estaban adelantando y que sus identidades habían sido cambiadas, para protegerlos. Entre sus papeles Mauss tenía también el documento final de una cumbre del ELN en la cual se daba cuenta de su presencia, un comentario a un libro de poemas de Antonio García, comandante del ELN, folletos de equipos médicos y dentales portátiles marca Siemens y unos 50 millones de pesos en dólares y marcos. Lo que más llamó la atención de las autoridades fue el sofisticado equipo de comunicaciones que portaban Mauss y su esposa, consistente en un teléfono satelital, con fax y computador incorporados, cuya tecnología le permitía al alemán comunicarse vía teléfono, fax y modem con quien quisiera, desde cualquier lugar del mundo. En el computador, las autoridades encontraron más de 3.000 archivos, la mayoría de los cuales todavía está por analizar. Sin embargo, lo que resultó más revelador sobre sus vínculos y conexiones con el país fue la lista de los teléfonos hallados en su agenda. Entre ellos figuraban los de Eduardo Mestre en Bogotá, Bucaramanga y su celular; los de Carlos Villamil Chaux; los de Jorge Serpa Erazo; los del embajador Jorge Bendeck Olivella y el ministro consejero Alberto Dávila en la embajada de Colombia en Bonn; los de Abraham Casallas, actualmente su abogado defensor; los de la Mannesmann, el presidente de la Siemens y otros funcionarios de esa compañía en Alemania; los de Luis Fernando Jaramillo cuando era canciller; los del ex alcalde de Medellín Omar Flórez y los del ex procurador delegado Jaime Hernández Salazar (fallecido) y quien fuera el investigador en el caso del robo de los 13,5 millones de dólares del Banco de la República (ver recuadro) En los casos de Jaramillo y Flórez, nadie se sorprendió mucho pues era lógico que si Mauss había hecho parte de la delegación de Siemens en las negociaciones del metro en 1991, tuviera en su agenda los teléfonos de la contraparte colombiana. Además, en ambos casos se trata de viejos números, lo que indica que el contacto se limitó a esa época. Algo similar se puede decir de los teléfonos del embajador y del ministro consejero de Colombia en Bonn. En cuanto a Villamil, era lógico que los tuviera pues ambos actúan como consultores de Siemens para lo del metro. En otros casos, la cosa no resulta tan sencilla. En el del fallecido ex procurador Hernández, Mauss se alojaba en su casa y la Corte Suprema lo investigó por esos contactos ya que en ese entonces se produjo el pago de la Mannesmann al ELN, por intermedio de Mauss. En cuanto a Mestre y a Jorge Serpa, la combinación de este hallazgo con la carta de Mestre al alemán los coloca en una posición poco cómoda para dar explicaciones.

Los campos de acción
Los elementos que hay sobre la mesa indican claramente que en Colombia Mauss se movía en tres frentes: los negocios, los secuestros y la paz. En el de los negocios, su principal papel era el de servir de intermediario de compañías alemanas en sus asuntos en Colombia. La Siemens ya reconoció a Mauss como mediador suyo ante el gobierno colombiano en las negociaciones sobre el metro de Medellín. Fue en este papel en el que lo conocieron muchos de los funcionarios y ex funcionarios colombianos que hoy recuerdan haber tenido contactos con él. En el segundo frente, el de los secuestros, el papel de Mauss es mucho más complejo, más antiguo y al parecer también más rentable. Desde cuando realizó los primeros contactos con el ELN para la Mannesmann en 1983 (ver artículo), Mauss al parecer se convirtió en socio suyo. Fue así como terminó involucrado no sólo en el manejo de las finanzas de este grupo guerrillero sino también en el de los secuestros que realizan. Según una alta fuente de la gobernación de Antioquia, "varios informantes nos han dicho que el alemán pasó de ser negociador a convertirse en incitador de secuestros. Era él quien en muchos casos sugería quiénes eran los personajes que el ELN debía secuestrar y luego él mismo se encargaba de negociar su rescate, a cambio de una jugosa comisión". Empresas de asesoría en manejo de secuestros de reconocida trayectoria como Control Risk y The Ackerman Group han coincidido también en afirmar que el papel de Mauss en la liberación de los secuestrados resultaba funesto. Según Mike Ackerman, "por cuenta de Mauss, en los últimos años se ha incrementado el número de euro-peos secuestrados y también el monto que se paga por los rescates". La semana pasada el Ejército le entregó además a la Fiscalía un documento que demostraría la vinculación del alemán con algunos enlaces del ELN para gestionar la liberación de secuestrados. Según este documento conocido por SEMANA, el frente Luciano Ariza del ELN que tenía en su poder a un ingeniero norteamericano que trabaja para la empresa Prodeco, le habría propuesto a sus familiares a través de un párroco de Valledupar, viajar a Francfort para negociar allí con un hombre llamado Klauss, el rescate del ingeniero por el cual pedían cuatro millones de dólares. El caso de Serpa El tercer frente de Mauss también incluía comisiones, pero en este caso no eran de dinero. Se trataba De comisiones de paz dentro de procesos de negociación. Fue así como Horacio Serpa llegó a formar parte del mundo del James Bond alemán. La secuencia fue la siguiente: una de las veces en que el ex gerente de la Caja Agraria, Carlos Villamil Chaux, fue a visitar a su amigo Eduardo Mestre a la cárcel, éste le recomendó que hablara con Mauss, quien a nombre de la Siemens estaba buscando un asesor para el tema de las reclamaciones del metro de Medellín. Villamil llenaba los requisitos perfectos para el cargo, pues además de ser ingeniero y consultor, hablaba perfecto alemán. Poco tiempo después él y el alemán se conocieron en Europa e inmediatamente comenzaron a trabajar conjuntamente en el tema del metro de Medellín. De ahí se formó una cordial amistad que gradualmente desembocó en discusiones sobre política, guerrilla y paz. Mauss comenzó a demostrar un particular interés en que el gobierno alemán sirviera de mediador para una posible negociación entre el gobierno colombiano y el ELN. Villamil, quien también es conocedor de estos temas, se interesó en el asunto y se lo planteó al presidente Samper. Este le dio luz verde y después de otros viajes a Alemania la iniciativa pareció tomar cuerpo. En ese momento Samper decidió meter a Serpa en el paseo y fue así como el Ministro del Interior conoció a Mauss, durante una visita de éste a Bogotá. Posteriormente Serpa y Villamil viajaron a Bonn para hablar con el gobierno alemán sobre un posible proceso de paz. Les sorprendió al llegar que antes de que el avión estacionara en el terminal, ellos debieron descender por una escalerilla directamente a una limosina Mercedes de color blanco, sin necesidad de mostrar papeles, hacer aduana o cosas de esa naturaleza. Fue ahí donde el alemán invitó a los colombianos a ser huéspedes en su majestuosa residencia campestre, ubicada entre Bonn y Francfort. Durante la estadía tuvieron lugar dos reuniones. Una de Serpa en privado con el ministro de la Seguridad, Bernd Schmidbauer, que era en el fondo la razón del viaje. Los dos ministros, sin Mauss presente, hablaron de dos temas: la paz y las relaciones con Estados Unidos. La semana anterior el gobierno norteamericano le había quitado la visa a Samper y el tema estaba candente. Serpa le echó 'vainazos' al Tío Sam y el alemán le expresó su solidaridad. De ahí pasaron a discutir la posibilidad de que Alemania fuera la sede para una negociación de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla. El gobierno de Helmut Kohl parecía tener mucho interés en ayudar en este punto. Serpa, quien nunca ha perdido la esperanza de un diálogo fructífero con la subversión, se entusiasmó. Discutieron varios puntos, entre otros la necesidad de meter a la Iglesia Católica en el proceso y la conveniencia de mantener una línea de contacto permanente. Al día siguiente la Siemens invitó a los colombianos a ver un tren que se desplaza a 500 kilómetros por hora y es considerado un milagro tecnológico. Después de esto, comieron en Munich Serpa, Villamil y Mauss, invitados por el presidente de la Siemens Heinrich Von Pierer. Esta velada, que ha sido objeto de suspicacias, carece de toda trascendencia. Todo alto funcionario público que va a Alemania es invitado a la Siemens. Esto obedece a que esa compañía tiene grandes intereses económicos en el país y por lo tanto siempre hace relaciones públicas. La visita a la multinacional es un rito protocolario de cualquier ministro. En la reunión del presidente de esa multinacional con Serpa se habló un poco de todo, desde política hasta de René Higuita, personaje muy popular en Alemania y por quien Von Pierer, fanático del fútbol, se mostró interesado. Al final, Von Pierer le mencionó a Serpa el tema de las reclamaciones del metro de Medellín y le dijo que le agradecería si le podía ayudar en ese frente. Serpa le contestó cortésmente que él era el Ministro de la política y que no entendía de eso, pero que iba a ver qué podía hacer. Eso fue todo lo que sucedió y en el fondo no podía ser diferente. La verdad es que, en lo que se refiere al mundo de Mauss, Serpa sólo entra en la órbita del proceso de paz. Incluso la aparición de un pariente y amigo suyo, Jorge Serpa, en la mitad del enredo, aparte de tener un sabor desagradable, hasta ahora no lo compromete. El problema de presentación de que un personaje tan siniestro como el agente alemán haya sido su anfitrión en Alemania, es por lo pronto sólo eso: un problema de presentación que sin duda le hace daño en un momento clave de su aspiración presidencial. De hecho, el Ministro, que había anunciado para diciembre su retiro del cargo, va a tener que aplazarlo para no aparecer cayéndose. Algunos podrán tener reservas sobre la informalidad del viaje a Alemania con un personaje cuestionable. Pero ese es el mundo al que Serpa está acostumbrado en su búsqueda permanente de contactos para negociar con la guerrilla. En el gobierno de César Gaviria sacó a escondidas del país a guerrilleros para llevarlos a la mesa de negociaciones. Se ha reunido en secreto con jefes guerrilleros y paramilitares como Carlos Castaño para discutir el tema de la paz. De modo que para el público no es sorprendente que Serpa haga gestiones más bien atípicas e incluso riesgosas para su imagen en este campo, pues ningún objetivo lo obsesiona más. La gente entiende pues que al Ministro del Interior le interese la paz. Lo que nadie comprende es por qué le interesa al agente alemán. Es la única actividad en la cual está metido en donde no hay plata _al menos no de manera inmediata_. Una posible explicación es que estuviera actuando por instrucciones del ELN, lo cual significaría que este movimiento quiere llegar a una mesa de negociación. Algunos politólogos están llegando a esta conclusión. De lo contrario no se entiende por qué un espía alemán monta un tinglado internacional para iniciar un proceso de paz. Si es verdad, sería la única buena noticia de todo el escándalo de la semana pasada.