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I N V E S T I G A C I O N    <NOBR></NOBR>

La confesión de Sandra

SEMANA revela en exclusiva los principales apartes de la indagatoria de Sandra Lucrecia Daniels, acusada del asesinato de su hermana, la senadora Martha Catalina.

6 de mayo de 2002

Sandra Lucrecia Daniels está detenida en la cárcel del Buen Pastor, sindicada por el asesinato de su hermana, Martha Catalina Daniels. La senadora fue asesinada el sábado 2 de marzo junto con su chofer, Carlos Lozano, y su amiga Ana María Medina. Sus cuerpos fueron hallados en el fondo de un barranco de 50 metros en las afueras de Zipacón, 60 kilómetros al noroccidente de Bogotá. Aunque William Saldaña ya confesó su participación en el crimen y reveló la identidad del hombre que les disparó, los organismos de inteligencia tienen evidencias que señalan a la hermana de la congresista como la autora intelectual de este hecho. Otras evidencias también comprometen al marido de la congresista, Luis Hernando Rodríguez, quien se encuentra tras las rejas por el multimillonario desfalco a Foncolpuertos, organismo del cual fue su director. SEMANA revela apartes de la indagatoria de Sandra Lucrecia. Pregunta: ¿Qué sabe usted de la congresista Isabel Celis? Respuesta: Según decía Martha, a mí no me consta, la señora Isabel Celis, senadora en ese momento y hoy fallecida, estoy hablando de su cuerpo mas no de su espíritu, que en paz descanse su alma, la mencionada senadora manejaba las autodefensas de Santander. P.: Sírvase ampliar el concepto de Isabel Celis. R.: Mi hermana decía que ella y la senadora Carlina Rodríguez se habían aprovechado de la defensa del presidente Ernesto Samper Pizano cuando se volvieron lentejas, y que ella sí sabía lo que había costado, así como sabía que la señora Celis, señora lo digo yo porque en paz descanse, porque mi hermana se refería en términos grotescos, se había robado toda la plata de la construcción de la vía paralela del aeropuerto de aquí de Bogotá, que ella sabía todos los chanchullos, incluido el de Foncolpuertos, obviamente, porque la mayoría de empleados de Foncolpuertos eran de Choachí puestos por Carlina. P.: ¿Qué más? R.: Decía que la señora Isabel Celis, senadora de la República, era la ‘mano negra’ porque el que se metía con ella acababa muerto. Esos comentarios no sólo me los hizo a mí, se los hacía a sus amigos congresistas e incluso a Edgar Artunduaga. P.: Sírvase continuar con su relato de los acontecimientos seguidos al asesinato de la señora Daniels. R.: Continuando con las cosas asombrosas o anécdotas, quiero comentar que Luis Hernando Rodríguez, esposo de mi hermana, revisó papel por papel, libro por libro, clóset por clóset, cajón por cajón, de la habitación de Martha Catalina y de él, buscando posible dinero, plata, joyas que ella pudiese tener. Me causó gran intriga, por llamarlo de alguna manera, que el señor Hernando Rodríguez tuvo dos días para revisar incluso los sitios desconocidos para las personas más allegadas de Martha Catalina, mas no de él, al sitio donde él, dicen, se escondía cuando llegaba la Fiscalía a buscarlo. P.: ¿Cuál es su opinión de Hernando Rodríguez? R.: Hernando Rodríguez Rodríguez, esposo de mi hermana Martha Catalina, que en paz descanse, se ha enterado, según él, dizque lo quiero vincular, y como es conocido por todo el mundo él tiene poder y plata, aunque mande, manda mal, él tiene el poder. Es un hombre de alta peligrosidad. P.: ¿Pide usted protección? R.: Esta es como la sexta vez que vuelvo y le solicito a la señora fiscal, así yo no vea a nadie, así no me dé la hora del sol, así sean restringidas las visitas, sea tenida en estas celdas del bunker de la Fiscalía, porque de lo que estoy segura es que si no me brindan protección esa ‘mano negra’ de la que hablaba mi hermana, más temprano que tarde, resultaré ahorcada o envenenada o de alguna manera en que se me pueda sindicar que el remordimiento o la pena me mató. P.: ¿Cómo era la relación de Hernando Rodríguez con Martha Catalina? R.: Hernando Rodríguez me advirtió que estaban en proceso de divorcio o separación, de no decirle absolutamente a nadie cuando le comenté que iba a venir a dar mi declaración y mi versión libre de los hechos. P.: ¿Encontró alguna actitud extraña en Hernando Rodríguez? R.: Desde hace tres días está tratando de armar alguna defensa jurídica, por si la fiscal me pregunta esto yo contesto esto. No entiendo el sentido de su afán por cobrar los seguros, por mirar qué había. P.: ¿Cuál era la relación de su hermana con Jorge Briceño, alias ‘Mono Jojoy’? R.: Después de mi secuestro ella viajó, como al mes o mes y medio, e hizo otros viajes para encontrarse con este señor ‘Mono Jojoy’. Creo que viajaba vía Satena, me imagino que allí guardarán algunos de los registros. Aunque tengo conocimiento de que en alguna ocasión un guerrillero herido, no sé el nombre pero lo podría describir, mi hermana lo tuvo como dos semanas en su casa cuando la Fiscalía lo estuvo buscando. Ella pedía como dos o tres desayunos para comer ella pero algo de esta comida era para ese señor, que lo vi, de unos 20 a 22 años, de cabello mono, como de 1,65 de estatura. P.: ¿Qué piensa de la carta en la que Martha muestra su desconfianza hacia usted? R.: Le he dado una y mil vueltas a la carta que la señora fiscal me leyó, y a la cual le ratifiqué me parecía a mí con toda seguridad era la letra de Marthica, pero que igualmente le comenté que pensaba que mi hermana había sido drogada o amenazada o no sé bajo qué circunstancias se pudo haber escrito la misma.