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La dalia

Despúes de la marihuana, la cocaína y la amapola, aparece en Colombia una nueva droga.

4 de octubre de 1993

EN LA PRIMERA SEMANA de junio, varios oficiales de la Policía Antinarcóticos que buscaban cultivos de amapola encontraron en Roncesvalles (Tolima), un sembrado de cuatro hectáreas de flor de dalia. A la sorpresa inicial se sumó la inquietud natural por conocer las razones de los campesinos para cultivar una planta que florece silvestre en el sur de ese departamento y en el suroccidente y oriente del Cauca.
Pero la inquietud se convirtió en desconcierto y estupor cuando las autoridades antinarcóticos descubrieron que, como lo temían, la flor de dalia también es utilizada como una sustancia es tupefaciente, como si se tratara de la coca, la marihuana y la amapola.
Pese a la evidencia, algunos oficiales antinarcóticos pensaron que los cultivos hallados en Roncesvalles eran aislados. No fue así. A finales de junio encontraron nuevos sembrados en Chapa rral, también en el Tolima. Esta vez prefirieron curarse en salud y procedieron a destruir los cultivos. No estaban dispuestos a repetir la mala experiencia que les dejó la amapola, que en menos de dos años pasó de cinco hectáreas a más de 20 mil, entre otras razones porque las autoridades no le prestaron suficiente atención desde un comienzo.
Fue de esta forma como las autoridades colombianas se enteraron de la existencia de una nueva flor maldita, en momentos en que aún seguían latentes los efectos del boom de la amapola.
Aunque hasta el momento son pocos los cultivos encontrados, las distancias geográficas entre unos y otros demuestra que no se trata de un solo sembrado ni de un solo productor. La nueva industria podría involucrar, inclusive, varios departamentos.
Según expertos, consultados por SEMANA, la belleza de la flor de dalia es directamente proporcional a su peligrosidad. Tiene las mismas características físicas de la amapola. Ambas son de colores intensos, como el rojo y el lila, florecen en climas fríos y en regiones superiores a los 1.800 metros sobre el nive] del mar. Aunque fue descubierta en 1840 por el botánico alemán Carlos Lemmany, -de ahí su nombre científico Dalia Lemmany-, sólo ahora se conocen sus características de estupefaciente.
"Trabarse con extracto de flor de dalia es como emborracharse. Es como meterse un cigarrillo de basuco. Inicialmente se produce una excitación y una aceleración del pulso y el ritmo cardíaco, y después la persona entra en un estado de reposo y alivio. Uno de sus efectos es una especie de enlagunamiento mental, similar al que produce la burundanga", dijo un experto a SEMANA. Miembros de la Dirección Nacional de Estupefacientes confirmaron que la dalia tiene un extracto que, al ser tratado con químicos, produce una sustancia con propiedades estupefacientes letales para el hombre.
Es tanto el parecido entre la flor de dalia y la amapola que, según el botánico Jesús Hidrobo, presidente de la Sociedad Colombiana de Ecología, las dos podrían confundirse si se aprecian desde el aire.

UN NUEVO ENEMIGO
Pcro la flor de dalia no es la única amenaza vegetal para las autoridades colombianas. Existen en el país unas 1.200 especies botánicas con características de estupefacientes, inclusive mu cho más contundentes que la coca, la marihuana, la amapola y la propia flor de dalia.
Según Hidrobo,"son muchas las plantas que tienen propiedades estupefacientes en Colombia. Lo que pasa es que no se puede decir porque eso sería darles más luces a los narcotraficantes que de inmediato se dedicarían a cultivarlas y procesarlas".
Si bien el botánico se muestra un tanto escéptico sobre las propiedades estupefacientes de la dalia, considera que dicha flor podría ser utilizada por los narcotraficantes para adulterar la heroína, sustancia que se obtiene de la amapola, pero que, en el caso colombiano, resultó de muy baja calidad.
"El tubérculo de la flor de dalia es rico en azúcar manitol, que después de ser filtrado y procesado con sustancias químicas adquiere el mismo aspecto de la heroína. Entonces podría suceder que a un gramo de heroína se sume un gramo de azúcar manitol y podría negociarse como si fueran dos gramos de heroína", dice Hidrobo.
En todo caso el surgimiento de la flor de dalia pone de presente una vez más la enorme capacidad que tiene la industria del narcotráfico. Una industria que, en el mundo, "mueve mucho más dinero que el petróleo y solo es superada por la fabricación y tráfico de armamento", según Gabriel de Vega, director Nacional de Estupefacientes.
Y es que es tal su capacidad que ni siquiera los 500 millones de dólares -algo así como 40 mil millones de pesos- que ha destinado el Gobierno en los últimos cinco años, incluyendo recursos de las Naciones Unidas, han sido suficientes para acabar con esa industria. Por el contrario, cada día presenta signos de expandirse.
Prueba de ello es que ahora el Gobierno no sólo deberá apuntar hacia la cocaína, la marihuana y la amapola, sino que tendrá que prepararse para enfrentar el surgimiento de la flor de dalia, un nuevo enemigo con el que no contaba y que, de no tomar las medidas a tiempo, podría convertirse en un mal mucho mayor que cualesquiera de las tres anteriores.