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PERPECTIVAS

La economía va bien, pero la gente no tanto

Santos muestra un crecimiento por encima del 5 %, el desempleo de 9,2 % y tiene la inflación controlada. Pero millones de colombianos no sienten estos beneficios. ¿Por qué?

Jacqueline Guevara
7 de agosto de 2014

La frase del presidente Juan Manuel Santos en la rendición de cuentas de sus primeros cuatro años de gobierno en la que afirmaba que “estamos pasando por el mejor momento económico de nuestra historia” llamó la atención en torno a si es verdad que el país está nadando en “ríos de leche y miel” y está superando muchos de los problemas de las naciones en vías de desarrollo.

Y es que al optimismo del Gobierno se sumó en los últimos días un artículo de la prestigiosa revista The Economist en el que destacaba el crecimiento de la economía colombiana, que supera a Perú, considerado hasta hace poco la estrella de América Latina. Además, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronosticó que este año Colombia será uno de los tres países que más crecerán en la región, con una tasa del 5 %.

Al Gobierno no le faltan razones para sacar pecho por el desempeño de las principales variables económicas. El Producto Interno Bruto (PIB), es decir, la producción de bienes y servicios del país, creció en el primer trimestre de este año el 6,4 %, una cifra que sorprendió a todo el mundo y que ubicó a Colombia como la segunda nación de mayor crecimiento en el mundo después de China.

Además, la inflación sigue bajo control y se mantiene por debajo del 3 % anual. La inversión extranjera sigue llegando a buen ritmo ante la mayor confianza en la economía –el año pasado se registró una cifra récord de 16.800 millones de dólares–. La tasa de inversión también está en niveles récord y el desempleo se encuentra en el 9,2 %, un porcentaje inferior al de hace unos años, cuando superaba el 15 %.

Entonces ¿Por qué no todos los colombianos están contentos con estos indicadores? La razón es que una cosa es que el país crezca a tasas más aceleradas y otra, muy distinta, que todos se beneficien de ese crecimiento.

Esto se ve reflejado en los indicadores sociales, la otra cara de la moneda. Aunque en los cuatro años de este gobierno se han logrado avances, el camino por recorrer para mejorar la vida de los colombianos es muy largo. Un ejemplo es lo que pasa con la pobreza.

De los 47 millones de habitantes del país, los que están en situación de pobreza son el 30,6 %, es decir, alrededor de 15 millones de personas. Pero si se le suma el 30 % que está en una situación de vulnerabilidad, es decir, que en cualquier momento se puede volver pobre, se concluye que más del 60 % de la población colombiana pasa dificultades económicas. La pobreza se ensaña con más fuerza en algunos departamentos como Chocó, donde el 63 % de sus habitantes vive en condiciones muy difíciles.

Además, si bien ha disminuido el desempleo y se mantiene por debajo del 10 %, esta tasa sigue siendo alta frente a otros países de la región. De otra parte, en algunas ciudades el desempleo es superior al 18 %. Ese es el caso de Cúcuta, Popayán y Chocó. A ello se suma que la informalidad es muy elevada y supera el 40 %. Millones de personas ganan menos del salario mínimo porque están en empleos informales, porque trabajan apenas unas cuantas horas a la semana o porque laboran en el campo, donde el ingreso es más bajo que en las capitales.

Por ello, a pesar de que los precios estén controlados, no sienten los beneficios de una baja inflación, porque tienen tan bajos ingresos que no alcanzan a comprar los elementos básicos de la canasta familiar.

Un reciente informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ubicó nuevamente a Colombia como uno de los países más desiguales del mundo en materia de distribución de su riqueza y en ingresos de la población. En América Latina el país está muy por debajo de Chile, Venezuela, Brasil y México y sólo supera naciones con menor nivel de desarrollo como Paraguay, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, entre otros.

Por eso analistas de todas las tendencias insisten en que el reto de Santos II debe ser lograr una mayor equidad social, seguir en la senda de reducción de la pobreza y mejorar la educación, para permitir que millones de colombianos consigan trabajos dignos.

El Gobierno afirma que hacia los sectores pobres están dirigiendo sus esfuerzos. Se fortaleció el programa Familias en Acción, que beneficia a 2,2 millones de hogares; se construyen 100.000 casas gratis, y se están destinando más recursos para inversión social. Pero es consciente de que debe mostrar más resultados en materia social en los próximos cuatro años, más si se firma la paz. ¿Será que lo logra?