Home

Nación

Artículo

La dificultad radica en que el precandidato sí quiere la maquinaria de votos del Partido Liberal en las regiones, pero que no se note ante la opinión pública, lo cual le está trayendo más de un problema.
La dificultad radica en que el precandidato sí quiere la maquinaria de votos del Partido Liberal en las regiones, pero que no se note ante la opinión pública, lo cual le está trayendo más de un problema. | Foto: alexandra ruiz poveda-semana

POLÍTICA

La encrucijada de Alejandro Gaviria: ¿Qué hacer con el Partido Liberal?

El apoyo del Partido Liberal y de César Gaviria se le convirtió en un problema al exrector de la Universidad de los Andes.

9 de octubre de 2021

El precandidato presidencial Alejandro Gaviria afronta una encrucijada que puede marcar el rumbo de su campaña a la presidencia en 2022: el respaldo del Partido Liberal y de su jefe natural, el expresidente César Gaviria. El exrector de la Universidad de los Andes y algunos integrantes de su equipo han sido tan displicentes con ese movimiento que, en ocasiones, da la impresión de que ese apoyo les causa vergüenza. La dificultad radica en que el precandidato sí quiere esa maquinaria de votos en las regiones, pero que no se note ante la opinión pública, lo cual le está trayendo más de un problema.

En primer lugar, lo acusan de ser incoherente, pues decidió lanzarse al ruedo bajo la promesa de ser un candidato independiente y con ganas de cambiar la forma en que se ejerce la política en el país. Sin embargo, su promesa se estrella al contar con el apoyo de un partido tradicional como el Liberal, que en el pasado ha estado envuelto en debates por clientelismo. Ese respaldo le molesta a Juanita Goebertus, representante a la Cámara de la Alianza Verde, y una de las asesoras más cercanas de Alejandro Gaviria; considera que recibir a los liberales va en contravía de lo que le quieren ofrecer a los electores. Internamente ha habido más de un debate.

Pese a eso, el exministro de Salud de Juan Manuel Santos no adopta ninguna decisión. Ni se toma fotos con los congresistas del Partido Liberal que están en campaña, pero tampoco rechaza su apoyo y menos el del expresidente Gaviria, quien fue decisivo para que él dejara la rectoría de Los Andes e incursionará en la carrera por la Casa de Nariño. Ahora, en medio de las críticas por la falta de independencia, está poniendo en duda el apoyo de los liberales. “César Gaviria ha manifestado una simpatía, incluso más a manera personal que partidista sobre esta candidatura, pero él no conoce la sede de campaña”, dijo el exrector durante una visita en Manizales.

A Alejandro Gaviria ya se le empiezan a cerrar algunas puertas. La Coalición de la Esperanza, en la que confluyen líderes de la centroizquierda, le hizo una advertencia: solo lo recibirán si rechaza de frente el apoyo de César Gaviria. Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo y Jorge Enrique Robledo han sido tajantes: no quieren nada con el expresidente y su estructura partidista.

En medio de la controversia, Alejandro Gaviria ha sostenido reuniones con algunos congresistas liberales y les ha expresado que sí quiere recibir su aval, pero no tomarse fotografías con todos. Para algunos, se trata de un filtro inaceptable y una actitud excluyente e inviable en política, pues en una campaña los aspirantes al Senado y a la Cámara diseñan sus afiches y el material publicitario acompañados de su candidato a la Casa de Nariño.

Por eso, esta jugada a varias bandas no está saliendo bien. Por un lado, Alejandro Gaviria no tiene entusiasmados a los liberales por su actitud y, por otro lado, su candidatura se desinfla al no despegar en las encuestas y no ser recibido por Fajardo, Galán, Cristo y Robledo, que buscan la unión de la centroizquierda.

La senadora Angélica Lozano ha pedido que no se vete el nombre de Alejandro Gaviria en dicha coalición, pero nada hará cambiar de parecer a Fajardo, Galán, Cristo y Robledo, que en el pasado se han caracterizado por enfrentarse al Partido Liberal como estructura y al propio César Gaviria. En 2018, el rompimiento fue definitivo cuando el expresidente decidió respaldar la candidatura de Iván Duque, del Centro Democrático. Por esto, los llamados de la senadora Lozano pueden ser en vano, pues del otro lado hay convicciones sólidas que vienen de tiempo atrás y no cambiarán de la noche a la mañana.

“Cuantas veces sea necesario, repetiré que Alejandro Gaviria no está ni estará vetado de la Coalición de la Esperanza. Tampoco la gente valiosa del Partido Liberal. Al contrario. No es una cuestión de egos, es una lucha contra el clientelismo. El obstáculo ha sido y es uno: César Gaviria”, dijo Fajardo esta semana.

“La postura de la Coalición de la Esperanza ha sido clara y contundente. El Nuevo Liberalismo como integrante de esa coalición acoge la posición de abrir canales de diálogo con Alejandro Gaviria, pero hacerle ver de manera clara que no vamos a permitir que maquinarias clientelistas participen por debajo de la mesa”, agregó el precandidato Juan Manuel Galán.

La división de la centroizquierda es evidente. Esta semana, por ejemplo, el exgobernador de Boyacá Carlos Amaya, precandidato de la Alianza Verde e integrante de la Coalición de la Esperanza, no llegó a la cita en la plazoleta del Rosario en Bogotá. Allí fueron convocados los precandidatos de dicha alianza con sus bases.

Al final, la plaza se vio vacía y muchos compararon lo ocurrido con la multitud que congregó Gustavo Petro en el parque de Lourdes, en Chapinero, hace unas semanas. La negativa de Amaya de participar en el primer encuentro en Bogotá de la Coalición de la Esperanza fue interpretada como un desplante y una molestia por el veto a Alejandro Gaviria. “Invito a mis amigos de la Coalición de Esperanza y a Alejandro Gaviria a encontrar un camino”, dijo Amaya. Alejandro Gaviria respondió que está de acuerdo con Amaya y que no se puede repetir el “error” de las pasadas elecciones.

El académico no la tiene fácil y a medida que pasa el tiempo da la sensación de que cada vez está más solo. El respaldo del expresidente Gaviria empieza a ser su principal debilidad y, a la vez, su única fortaleza. En medio del debate que tuvieron la semana pasada en Cartagena, organizado por Fenalco, fue el mismo Fajardo quien le cuestionó ese apoyo del liberalismo. Lo que sorprendió a varios es que esta vez el académico empezó a reconocerlo.

“Cuando empiezo mi campaña, se inscriben aproximadamente 20.000 voluntarios; de ellos, 5.000 aproximadamente son jóvenes liberales que representan una fuerza (...) Sergio, yo no puedo rechazar esa fuerza”, dijo Gaviria. A renglón seguido, y para evitar los cuestionamientos, afirmó que él tiene más credenciales “anticlientelistas” que cualquier otro.

Gaviria sabe que no puede hacer a un lado la fuerza electoral que le da el apoyo del Partido Liberal, uno de los que más maquinaria tiene en el país; pero también comprende que necesita estar en una coalición y hacer alianzas, pues solo no llega.

Quienes están con el expresidente Gaviria y quieren que el exrector de Los Andes sea su candidato ya están de frente con esa candidatura. Uno de ellos es el senador Iván Agudelo, quien viene acompañando esa aspiración desde hace tiempo. El congresista está tan metido en la campaña que participa en el proceso de recolección de firmas. Lo mismo sucede con Juan Fernando Reyes Kuri, quien no está de acuerdo con que a Gaviria lo veten en la centroizquierda.

Alejandro Carlos Chacón, por ejemplo, ha defendido a los dos Gaviria diciendo que las decisiones en la colectividad se toman en democracia y que apoyar esa candidatura es la voluntad de la mayoría. Alejandro Gaviria debe salir del laberinto y resolver sus encrucijadas cuanto antes.