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LA ESCOBITA DE REGINA

Mentalista acusa al Presidente y a ex presidentes de tener cuentas en dólares y a la Concesión Barco por multimillonaria demanda al país

9 de junio de 1986

Los que creían que Regina 11 iba a ser simplemente una nota folclórica en la campaña electoral y su acceso a la televisión un ejemplo de pluralismo democrático en materia de información, no pudieron menos que sorprenderse con su intervención en la pantalla chica el 8 de mayo. La candidata del Movimiento Metapolítico al comienzo le mostró a los televidentes una escobita que segun ella iba a barrer con la corrupción y podredumbre que existe en el país. Y su barrida comenzó por el propio Presidente de la República quien fue acusado de "encabezar una lista de 54 mil colombianos que tienen su dinero asegurado en el exterior en espera que algo suceda acá, para poder partir tranquilamente en el momento indicado". Para detalles sobre el particular le cedió la palabra al controvertido personaje barranquillero José de la Espriella, director de la revista Ocho Días, quien participó a su lado en la intervención y quien procedió a mostrar fotocopias de unos documentos con la firma del Presidente y su esposa Rosa Elena como evidencia de que estos tenían cuentas en un banco de los Estados Unidos.
Para la mentalista la prioridad nacional era que éstos y todos los recursos regresaran al país para crear trabajo, y para que esto fuera posible, estaba dispuesta a amnistiar a los ex presidentes y a los narcotraficantes que, según se desprendía de su interpretación, eran los dos grupos que podían salvar al país si traían sus dólares. Señaló que tenía ubicadas todas las cuentas de los ex presidentes en el extranjero y que estaban regadas en Suiza, Francia, Estados Unidos, México, Inglaterra, Panamá y España.
Concedidas estas amnistías procedió a afirmar que Barco debía considerarse inhabilitado para ejercer la Presidencia de la República por las demandas que la Concesión Barco le ha entablado a la nación, por valor de cerca de 16.6 millones de dólares.
Agregó que Barco había declinado el Ministerio de Hacienda en 1962 por su vinculación en la Concesión Barco, y que en consecuencia había que estudiar si no existía incompatibilidad entre su situación actual y su aspiración a la Presidencia de la República.
Indicó que una demanda en tal sentido había sido presentada ante el procurador General de la Nación, por el abogado Pedro María Cáceres Villamizar, para que el alto funcionario interviniera y se pronunciara sobre el asunto. Por esto según ella, "votar por Barco al igual que por Gómez, es votar por la destrucción del país".
Además de estos conceptos, la mentalista procedió a enumerar algunos puntos de su programa de gobierno que iban desde la eliminación del ICFES, hasta la implantación de la pena de muerte. Esta última no para los delincuentes ordinarios que son víctimas de las circunstancias, sino para "los candidatos o presidentes que se atreven a decirle tantas mentiras al pueblo". Obviamente todos estos males podrían ser evitados si los televidentes votaban por Regina 11, que según ella misma es "la mamá de Colombia aunque le pese a la cobarde envidia".

Más que pesarle a la cobarde envidia, la intervención de Regina creó una miniconmoción en la cual muchos le criticaron al gobierno haber permitido una presentación de esta naturaleza. En realidad Regina 11 y de la Espriella para evitar cualquier posibilidad de censura, habían decidido hacer su intervención en directo a diferencia de los otros candidatos que siempre la hacen pregrabada. Esto hizo que nadie ni en el gobierno ni en el país, tuviera idea de lo que se venía hasta que salió al aire. Regina quien en su primera aparición había estado por debajo de las expectativas, en esta segunda resultó enormemente impactante. Hablando el idioma del pueblo le dijo a éste lo que siempre ha creido y lo que le gusta oír. En realidad el contenido era una combinación de verdades, medias verdades y falsedades. Las cuentas en dólares del Presidente y su esposa, correspondían a una documentación que había sido enviada recientemente a los medios de comunicación mostrando fotocopias del movimiento de una cuenta a nombre de ellos en el Eagle Bank en Miami, por cerca de 284 mil dólares en los 6 primeros meses de 1982. El banco era del Grupo Grancolombiano y las transacciones denunciadas tienen lugar inmediatamente antes de que Betancur fuera Presidente.
En cuanto a Barco, Regina simplemente estaba revelando una demanda que existe desde hace varios años a la nación, por parte de la Concesión Barco y cuyo valor estimado según el abogado demandante Cáceres Villamizar es del orden de 3 mil 700 millones de pesos, que corresponden al valor actual de 86.091 barriles de petróleo, objeto del litigio, los intereses de mora en los 12 años transcurridos desde que comenzó la controversia, más la corrección monetaria y costos del juicio. A lo que no hizo alusión la mentalista fue a que Virgilio Barco había vendido su participación en la Concesión familiar desde 1968, aunque sus hermanos, primos e hijos aún forman parte de ésta. En realidad la demanda de la Concesión Barco, lejos de ser un hecho clandestino descubierto por la bola de cristal de Regina, era un hecho público conocido desde hace varios años. Sin embargo, aunque se trata de una acción jurídica totalmente legítima en la cual Virgilio Barco no está involucrado, el monto de la misma, más la presencia de la familia del posible futuro Presidente, aunque no establece incompatibilidad de ninguna clase, hacen del caso un hecho político que sin duda alguna irá más en detrimento que en favor de los demandantes. Un fallo en contra de la nación será muy dificil en los próximos cuatro años pues tendría al Presidente de la República como telón de fondo.
A pesar del remezón creado por Regina 11, y la incógnita sobre cualquier posible arrebato mentalista en directo durante su próxima intervención en televisión, ni el Presidente ni la ministra de Comunicaciones han contemplado la posibilidad de imponerle ninguna clase de restricción.
Aunque algunos sectores consideran que una cosa es libertad de expresión y otra falta de respeto y que el gobierno como dueño de la televisión tiene las facultades jurídicas para ponerle el tate quieto a una situación de estas, el Presidente piensa mantenerse fiel a su controvertido lema de hace algún tiempo: "Prefiero una prensa desbordada a una prensa censurada". --