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Sucre, orilla de la carretera entre Tolú y Sincelejo

Sucre

La esperanza acorralada

Durante años, Sucre fue invisible para el resto del país. Ahora sale a la luz por el escándalo de la narcopolítica. Pero nada garantiza que el atraso creado por la corrupción salga del olvido.

25 de noviembre de 2006

Las estrechas calles de Sincelejo, la capital de Sucre, están monopolizadas por mototaxistas que enloquecen con su tránsito frenético y desordenado. También por la ansiedad colectiva. Los periódicos de los últimos días se ven por ahí gastados, leídos y releídos. El asombro no termina ante las historias de desfalcos y represión que sus habitantes saben de memoria, pero que nunca pensaron que las conocería un país que ya los había olvidado.

"Éramos un paso estratégico para todos los turistas y comerciantes del interior que iban a la costa. Pero llegaron las pescas milagrosas y fue como un gran apagón. La gente no volvió y se pararon el comercio y el empleo. Se fueron los almacenes nacionales y los bancos", dice un líder gremial de la región.

Durante este período lo único que progresó en este territorio, y creció como hierba mala, fue la alianza de sus políticos con los grupos paramilitares. Así piensa Domingo, que vive en la comuna 9, en uno de los barrios más pobres de Sincelejo y donde por el fenómeno del desplazamiento en cada casa viven en promedio siete personas. Este líder comunitario de 55 años, alto, moreno y con un gran sombrero de paja deshilachado, desde que nació ha visto cómo los políticos le han robado a su pueblo. "Ellos sólo bajan en elecciones, nos regalan mercado y nos traen agua a través de delgadas tuberías de caucho que a los seis meses ya están destruidas", afirma.

En la pasada contienda nadie bajó, sólo les mandaron los buses y el almuerzo para que votaran por Álvaro García. "Él ha sido el padrino de esta comunidad desde 1989. También hemos votado por los Guerra", añade mientras los niños del barrio lo rodean jugando descalzos en una calle estrecha, de polvo y barro. Allí los niños de multiplican porque el machismo no deja que las mujeres tomen anticonceptivos o se operen para planificar. No hay luz, ni agua, ni teléfono. Por fortuna la llegada de una empresa de acueducto privada pronto les asegurará este servicio.

Así vive el 64 por ciento de la población del departamento, según el índice de necesidades insatisfechas. El ingreso per cápita es menor a 835 pesos diarios, la cobertura de alcantarillado sólo llega al 30 por ciento y una tercera parte de la población no tiene agua potable. El 16 por ciento de sus habitantes está en el analfabetismo, a pesar de que el índice nacional de este indicador es del 7 por ciento. El mayor empleador de Sucre es la burocracia. Todos han dependido por subsidios, contratos o mercados, de una de las tres familias políticas que dominan el poder en Sucre: los García, los Merlano o los Guerra. Y aunque les han dado su voto con lealtad, sus condiciones de vida nunca han mejorado y todo empeoró con la llegada de los paramilitares.

La familia Guerra está presente en la política desde la misma fundación del departamento. Durante muchos años monopolizaron la política. Pero a partir de los años 90, con la entrada de nuevos partidos a la escena, los caciques de siempre perdieron poder y en 1998 dos de sus miembros perdieron las elecciones al Senado.

Álvaro García Romero aprovechó este momento para independizarse y montar la Nueva Fuerza Liberal. Conquistó el electorado de los pequeños pueblos. Desde hace 16 años, García se quedó con la gobernación. Actualmente tiene las alcaldías de 16 municipios y la mayoría en la asamblea departamental.

A García, sin embargo, le salió competencia: Jairo Merlano y su Movimiento Independiente Liberal. Aunque lucharon codo a codo, nunca ha podido ir mucho más allá de Sincelejo. Su familia tiene la alcaldía de esta capital desde hace 16 años, la mayoría del Concejo y toda la torta burocrática municipal. Además, tiene los dos más grandes almacenes de ropa (el Euro, donde se encuentran pantalones de buenas marcas a 12.000 pesos), bares y grandes haciendas.

Estos dos caciques siempre fueron enemigos y sólo se unieron para unas elecciones las locales de 2003. Sin embargo terminaron juntos en la alianza con la fuerza paramilitar de Rodrigo Cadena. A partir de las elecciones locales de 2000, García siempre sacó arrolladoras votaciones en zonas paramilitares.

Por su parte, Merlano se metió en el juego en la elección de 2002, cuando se lanzó a la Cámara con el apoyo de la ex representante Muriel Benito Revollo, la política más cercana a Cadena. En el gabinete del actual alcalde de Sincelejo, su hermano, varias personas afirman que el secretario de agricultura, Carlos Quinto Madrid, ha entregado subsidios y comisiones en los corregimientos a los paramilitares, a través del programa Reza y Comida por trabajo.

En el campo ya no se ven parcelas de pequeños campesinos, sino inmensas haciendas. Veredas enteras perdieron sus tierras a sangre y fuego y después las encontraron escrituradas a manos de testaferros de los paramilitares. Esa es la historia de Sincelejo y del corregimiento Rincón del Mar, ambos al norte del departamento.

Muchos no sólo perdieron sus tierras, sino fueron intimidados para actuar en política en determinado sentido. A doña Magaly, conocida por todos en el Rincón del Mar por su alegría y buen bailar, la hicieron salir una madrugada de su casa corriendo y abandonar a sus cuatro hijos con una hermana. La explicación: se negó a pegar un afiche de la primera campaña de Álvaro Uribe Vélez al frente de su casa, que da sobre la calle principal que terminaba en la playa.

Los de este pueblo sufrían de noche, pues si no pagaban el agua y la luz cumplidos, los hombres del  paramilitar Rodrigo Cadena llegaban a media noche y les tumbaban la puerta para que a primera hora saldaran sus deudas. Pensar estaba prohibido, leer la Constitución era un acto revolucionario y no votar por la ex representante Muriel Benito Revollo, un pecado. Cadena se las tomó las tres casas más bonitas del pueblo.

Contratos, subsidios y comisiones para los paras también había en Coveñas y Tolú, municipios a los que les llegan las únicas regalías que le corresponden a este departamento. Robert Chávez, asesor del alcalde de Coveñas y ficha de Cadena, manejaba todos los contratos de este y otros cinco municipios a través de la cooperativa Coopsabanas. "Tenía control hasta del tinto que deban en la cafetería de la alcaldía", dice un líder comunitario de la zona.

"Se robó más de 1.000 millones de pesos y hoy lo están persiguiendo los hombres de 'Jorge 40', nuevos paramilitares presentes en la región, para quitárselos", afirma un trasportador de Corozal, donde Chávez nació, tiene su familia, una gran bodega y varias camionetas 'burbuja'. Esta zona es una de las más afectadas en el departamento por falta de agua y alcantarillado, lo que produce continuas epidemias de dengue e enfermedades gástricas a los niños, pues el agua por carro tanque es demasiado costosa. Deben acudir a aguas no tratadas. Y mientras todo esto pasó, la alianza parapolítica se tragó los sueños de los sucreños. Muchos siguen incrédulos, ante la posibilidad de que la poderosa clase política sea castigada. Otros le apuestan a que en las próximas elecciones locales salga un candidato independiente de la clase política. Pero la gente con hambre rara vez vota a conciencia. ¿Cómo romper la cadena?.