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La foto que demuestra que en Chocó sí se están muriendo los niños indígenas

El ministro de Defensa, Guillermo Botero, no ha confirmado las muertes de menores de edad en ese departamento. Sin embargo, una fuerte imagen tomada el jueves demostraría que sí hay una crisis por cuenta de el ELN y el Clan del golfo.

15 de marzo de 2019

Dilio Bailarín tuvo que caminar dos horas para que su celular tuviera señal. No le importó caminar a paso rápido, con el miedo de pisar una mina, con tal de que alguna barra apareciera en la pantalla. Se comunicó con Helfer Andrade y le mandó las imágenes que comprueban que las cosas no andan bien en la comunidad de Alto Guayabal del resguardo indígena Uraba Jiguamiandó, jurisdicción de Carmen del Darién.

La fotografía que abre este artículo deja sin aliento a cualquiera. Un niño, envuelto en un manto blanco, yace sobre una tabla que es sostenida por dos sillas verdes donde deberían estar sentados dos niños en una escuela. Pero no, está el cuerpo de un menor de un año, uno de los ocho que han muerto desde que el ELN y las AGC se disputan ese territorio en Chocó y por el cual han dejado a 5.000 familias confinadas, sin acceso a la alimentación y a cinco horas de un puesto de salud.

Dos velas acompañan el cuerpo. Una arriba de su cabeza y otra a sus pies. La escena completa es estremecedora. Las personas, dos monjas entre ellas, rodean el cuerpo en un velorio en una choza, lejos de cualquier casco urbano.

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El ministro de defensa, Guillermo Botero, no confirmó ninguna muerte de cuatro menores en el departamento. "Digamos que allí tiene presencia la Infantería de Marina, el sitio está controlado, cuando se refieren a unas muertes de unos niños, son muertes que han venido ocurriendo en un lapso bastante amplio y no se ha podido precisar verdaderamente que hayan fallecido cuatro niños", dijo Botero para RCN Radio.

La situación es crítica en el departamento. El defensor regional de Chocó, Luis Enrique Murillo, dijo que desde 2018 se venían presentando alertas tempranas de que esto podía ocurrir. Desde que las Farc abandonaron el bajo y medio Atrato, grupos como el ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia han avanzado.

El ministro Botero dijo que la situación está controlada. Sin embargo, en unos videos difundidos por la comunidad de Alto Guayabal se ve que no es así. El padre Luis Antonio Yepes, quién viajó hasta la zona para ver el estado de las personas que están confinadas, aparece en un video pidiendo auxilio: “comprobamos que hay situación de abandono por parte del gobierno, exigimos que el gobierno departamental y nacional ponga los ojos en estas comunidades, hay epidemia de paludismo y desnutrición. Exigimos que venga una comisión médica”, dijo el sacerdote de la diócesis de Apartadó, de la comisión de pastoral indígena.

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Los niños, en los videos, cargan letreros en los que exigen alimentación y salud.

Murillo dijo que “estas son enfermedades que son tratables, siempre las hemos atendido en las comunidades afro e indígenas. El paludismo e infecciones gastro-intestinales donde no hay agua potable son enfermedades frecuentes. Pero la guerra que se está viviendo impide que reciban atención”, dijo. También aseguró que la respuesta del gobernador Johany Carlos Palacios ha sido tibia.

El 21 de febrero la situación comenzó a ser crítica, alrededor, el territorio está minado y las personas temen salir a buscar comida.

La fotografía, según Helfer Andrade, se tomó el jueves. “A la fecha se registran ocho niños muertos. Las enfermedades aumentan cada día más”, dijo el líder indígena. “Las hermanas Lauras sí tienen presencia en el territorio (dos monjas que viajaron con el padre Yepes), y la semana pasada estuvo la Defensoría del Pueblo”.


El padre Yepes llegó hace varios días a Alto Guayabal con, es sacerdote de la diócesis de Apartadó, de la comisión de pastoral indígena.

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Aunque la situación de emergencia parece reciente, el año pasado una minga indígena viajó hasta Bogotá para exigir protección y atención oportuna porque los estaban matando. Pero los niños no solo se están muriendo, la Defensoría tiene un registro aproximado de 15 menores que han sido reclutados forzosamente este año.

Todavía quedan 29 niños enfermos, seis de ellos en un estado de gravedad. En esta parte del alto río Jiguamiandó, donde se registraron las imágenes, viven 55 familias indígenas.

“Aquí también somos Colombia”, le dijo el alcalde de Carmen del Darién a SEMANA. Esta zona de Chocó tiene ríos que comunican con Antioquia y es una región de tierra fértil que los grupos armados aprovechan para sembrar cultivos ilícitos.