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Las comunidades no confían en los tratamientos ni la atención que prestan las entidades estatales. | Foto: Daniel Reina

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La desnutrición sigue cobrando vidas en La Guajira

El nuevo director del ICBF en La Guajira envió una comisión a las comunidades para verificar los nuevos casos divulgados por varios medios de comunicación.

28 de marzo de 2016

Todo indica que la mortalidad infantil seguirá cabalgando en La Guajira de la mano del hambre, la desnutrición y la desatención en salud. En los tres últimos días se ha tenido conocimiento de la muerte de cinco niños más, cuatro en Manaure y una niña de dos meses en zona rural de Riohacha.

Hasta el momento se conocen los nombres de cuatro de los niños fallecidos. Se trata de Darwin Rafael Pushaina (6 meses) de la comunidad de Arroyo Limón, Lisli Aguilar de la comunidad de Potrerito, Carlos Arturo Epieyú (18 meses) de Oreña y Johana Andrea Pushaina de la comunidad de Couchakat.

Un quinto caso fue dado a conocer por el nuevo director del ICBF en La Guajira, Edwin López, quien informó en diálogo con Semana.com, que en Potrerito murió una niña de dos meses que había durado 15 días con diarrea, pero sus padres por temor a que el ICBF les quitara a la niña, no acudieron en busca de ayuda sino cuando ya estaba muerta.

Tres de los casos fueron dados a conocer por el líder indígena Javier Rojas, el caso de Carlos Arturo Epieyú por la también líder Tania Galván, quien ha venido denunciando la negativa del municipio de Manaure a certificar a aquellas comunidades que no apoyaron la elección del actual alcalde.

Edwin López, quien asumió el cargo hace dos semanas, dijo que no tienen una información oficial, que lo que se conoce sobre la muerte de los niños es extraoficial y con el fin de verificarla mandó un equipo de funcionarios de la entidad a que visitaran las comunidades donde habrían fallecido los niños.

Este martes estará en La Guajira nuevamente la directora del ICBF, Cristina Plazas, quien permaneció durante todo el mes de febrero en el departamento revisando los procedimientos y las contrataciones.

En los documentos contractuales, se incluyó una cláusula en la que se indica que los convenios serán firmados cada cuatro meses con los operadores. Si en ese tiempo no cumplen con lo estipulado, se liquidará.

Por su parte, el nuevo director regional del ICBF en La Guajira, insiste en que el tema cultural está afectando en gran medida el funcionamiento de las entidades que podrían ayudar a disminuir la desnutrición, las enfermedades asociadas y la muerte de tantos niños.

Las comunidades no confían en los tratamientos ni la atención que prestan las entidades estatales y, cuando reaccionan, ya es demasiado tarde en buena parte de ocasiones.

Otro tema crucial que sigue sin resolverse es la existencia de un censo real de comunidades, que en su momento dio lugar a una discrepancia entre la gobernadora Oneida Pinto y la directora del ICBF.

Mientras la mandataria local advirtió que habría que aumentar el número de niños a atender pues la asistencia no está llegando a la totalidad, la directora del ICBF respondió que esto debe hacerse por censo y no por una simple afirmación o especulación.

Mientras el director del ICBF dice que “si hay que ampliar cobertura, hay algo que no está bien”, lo cierto es que la crítica situación todavía dista de superarse y, si no se trabaja mancomunadamente para cerrar la brecha económica y cultural, seguirá peligrando el bienestar de los niños guajiros.