Home

Nación

Artículo

Una de las promesas de campaña del alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, fue hacer el metro. Y como ello reducirá la demanda, decidió hacer un TransMilenio más ligero por la carrera séptima. Esa decisión generó polémica.

URBANISMO

La hora de la séptima

La Alcaldía de Bogotá busca esta semana adjudicar un contrato para construir una controvertida versión de TransMilenio por la vía más emblemática de la ciudad.

21 de agosto de 2010

Cuando terminaba su mandato, el ex alcalde Luis Eduardo Garzón pudo poner en marcha la construcción de una línea de TransMilenio por la carrera séptima que llegaba hasta la calle 170 y que, por la forma como se había diseñado, habría significado un importante aporte urbanístico a esta vía considerada por muchos patrimonio histórico de la ciudad. Se habían invertido 9.000 millones de pesos en estudios y diseños y varios años de concertación con una comunidad organizada y muy activa del norte de la capital, lo que le daba legitimidad al proceso y tranquilidad del paso a seguir. Pero el entonces alcalde electo, Samuel Moreno, le pidió al saliente, Garzón, que no firmara ningún contrato, pues con su propuesta del metro seguro encontraría una mejor solución para esta vía.

Ahora, tres años después, su administración se prepara para contratar una "versión ligera" de la que había dejado diseñada su predecesor. El TransMilenio de Samuel no incluye los característicos carriles exclusivos a todo lo largo del proyecto, ni tiene prevista la forma como pueden pasar uno a otro los buses articulados y ni siquiera se conoce la solución de cruces claves como el de la calle 72, por donde bajarán los buses rojos a conectar con la troncal de la Caracas. La razón de la Alcaldía es que esta versión es suficiente teniendo en cuenta que con la construcción del metro se reducirá considerablemente la demanda de pasajeros que tiene esta vía. Algo que en sus pronósticos sucederá entre los años 2015 a 2018. La garantía, según las proyecciones del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), es que el TransMilenio ligero estará terminado antes de que Samuel termine su mandato el próximo año.

Desde varios sectores, la controversia no se ha hecho esperar. En lo jurídico, ya prosperó en primera instancia una acción judicial que ordena a la administración respetar los diseños originalmente contratados. El fallo fue apelado y aún no se conoce la decisión en segunda instancia. En lo político, el ex parlamentario David Luna pidió la intervención del Procurador General de la Nación, y el representante Alfonso Prada citó al Alcalde al Congreso, pero esto fue percibido por el equipo del Alcalde como una retaliación de quienes tienen una visión diferente del desarrollo de la ciudad.

En el Concejo, voces como las de Antonio Sanguino, del Partido Verde, y Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical, también se han opuesto a esa versión de TransMilenio sin encontrar mayor eco. Y mucho menos han calado las objeciones hechas desde la comunidad a través de organizaciones como la Sociedad de Mejoras y Ornato y Corposéptima. Ellos no han encontrado respuesta a inquietudes sobre cómo será la solución de cruces claves como el ascenso a La Calera o el cruce en la calle 94, tampoco saben cómo se sustituirá el contraflujo, que hoy es clave para la movilidad a ciertas horas, y cosas elementales como el ingreso a los predios, pues los buses irán por el carril derecho y no por el centro de la vía como en el resto de las troncales.

Aun así, nada ha cambiado el impulso que ya tiene el proyecto, y esta semana el IDU buscará adjudicar la licitación de 96.000 millones de pesos.

En sus intervenciones, el director del IDU, Néstor Eugenio Ramírez, asegura que tienen estudios que soportan las decisiones que se están tomando y que no hay improvisación. Sin embargo, esto no satisface a los encargados del control político de la ciudad.

Quienes han acompañado este proceso de intervención en la séptima insisten en que su posición no es la de ser palos en la rueda, sino que lo que buscan es que haya claridad por parte de la administración respecto a preguntas técnicas y consideraciones que en muchos casos son de sentido común y de conveniencia para el futuro de la ciudad.