Home

Nación

Artículo

La delegación de las FARC en La Habana, conformada por Mauricio Jaramillo, Ricardo Téllez, Andrés París, Hermes Aguilar, Sandra Ramírez y Marcos León Calarcá.

ANÁLISIS

La importancia de los símbolos y los silencios en el nuevo intento por paz

Más allá de las palabras de Santos y 'Timochenko', tanto en la presentación oficial de los acercamientos como en el curso de las conversaciones secretas, hubo varios hechos que llaman la atención.

4 de septiembre de 2012

Hace medio siglo empezó el brutal ruido de los fusiles entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno Nacional. En este larguísimo tiempo han quedado en el camino miles de muertos y heridos, cuatro millones de desplazados y unas heridas tan profundas que pocos creen que van a cicatrizar. Sin embargo, con el inicio oficial de conversaciones de paz, hay algunos hechos que invitan al optimismo.
 
En primer lugar, en la apertura de la presentación del discurso grabado de 'Timochenko' en La Habana, los voceros de las FARC no tenían puesto uniforme alguno, todos vestían de civil, contrario a aquellos días del Caguán, en los que los miembros del Secretariado llegaban ufanándose de sus nuevos camuflados y poniendo sus armas encima de la mesa o con ellas al cinto.
 
Por supuesto, en esta oportunidad no llevaban armas, como es de suponer al encontrarse en otro país.
 
En el video de las FARC (que por problemas técnicos su reproducción se retrasó un breve momento), antes de que apareciera el jefe máximo de la organización, salieron imágenes de Simón Bolívar, Jorge Eliécer Gaitán, Manuel Marulanda y Jaime Pardo Leal. Más ideas que fuerza. Como se recordará, en el Caguán aparecieron una y otra vez imágenes frescas de las tomas a Miraflores, El Billar y Mitú.
 
Horas antes, las FARC utilizaron un video de rap para revelar que se iban para La Habana. Música urbana más cercana a los tiempos que corren, y al final los cantantes se quitan el camuflado y se visten de civil.
 
En su discurso, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, estuvo flanqueado por la cúpula militar y su gabinete, durante su sobria intervención. El presidente, quien sabe de la importancia del respaldo de las Fuerzas Armadas, ordenó poner a las comandantes de las diferentes fuerzas junto a él. Además, dedicó una parte importante de su discurso al heroísmo con el que han ofrendado sus vidas para defender la democracia.
 
Pero detrás de las palabras hay un hecho más trascendental. El silencio. Ha trascendido que entre febrero y agosto de este año los representantes del gobierno colombiano y las FARC celebraron cerca de diez rondas preparatorias. Cada una con duraciones de entre cuatro y ocho días seguidos. Se dieron aproximadamente 65 encuentros entre ambos equipos en la mesa de negociación. Y en esta dinámica participaron cinco miembros del Gobierno, cinco de la guerrilla, el presidente Santos, los lideres de la Revolución Cubana Fidel Castro y Raúl Castro, el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el Gobierno de Noruega, y nadie filtró nada. Ni una palabra.
 
Las FARC, por ejemplo, cuando fue abatido 'Alfonso Cano' habían podido ventilar lo que se estaba conversando para hacer quedar mal a Santos, pero no lo hicieron; Castro había podido hacer lo mismo cuando Santos no lo invitó a la Cumbre de las Américas en Cartagena. Las partes se la jugaron a fondo por la confidencialidad y lo lograron. Eso se llama tender puentes, recobrar la confianza, creer en el otro. Una tarea monumental tras 50 años de disparos. Símbolos que invitan al optimismo. Parece que, al menos, el proceso tuvo un comienzo distinto a los anteriores.