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La mansión de la discordia

La demolición de la mansión donde vivió el industrial Mario Santo Domingo, para construir unhipermercado Carrefour, levantó una polvareda en Barranquilla.

30 de mayo de 2004

No hay nada tan tradicional en Barranquilla como el barrio El Prado. Y uno de los símbolos reconocidos de los viejos tiempos es la mansión de estilo californiano que construyó el empresario Mario Santo Domingo en 1927. Una residencia solariega, destinada a convertirse en un refugio lejos del bullicio de la ciudad, que terminó por ser el imán que atrajo hacia la zona a otras personas con las mismas intenciones. En menos de cinco años la casa finca se rodeó de residencias elegantes y con el tiempo El Prado se convirtió en uno de los íconos de la capital del Atlántico, ostenta el título de haber sido declarada la primera urbanización planificada de Latinoamérica y es un monumento nacional. En consideración a estos hechos el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad declaró la mansión como un inmueble de conservación especial.

El año pasado la firma Inversiones Rurales y Urbanas, propietaria del predio y la residencia, le solicitó a la Filial de Monumentos que le quitara este estatus. La oficina emitió un concepto que decía que sí "es viable desafectar el inmueble, en tanto reconoce no presenta valor arquitectónico ni histórico que amerite tal clasificación". Para la Filial el ruinoso estado en que se encontraba la casa, un cascarón vetusto que está cayéndose a pedazos, representaba un peligro y evidenciaba el poco interés que tenían sus propietarios en recuperarla, quienes dicho sea de paso nunca fueron notificados del valor histórico y conservacional que se le había otorgado al inmueble en el POT.

Pablo Gabriel Obregón, presidente de la Fundación Mario Santo Domingo, confirma en efecto que "ni esa casa ni ninguna donde vivió don Mario tienen valor especial. Es en las fábricas y en las empresas que construyó donde está su legado". Como el lote y la casa no estaban siendo usados la Fundación decidió venderlos para obtener recursos que financiaran sus obras sociales. Por eso le pidieron a la Filial de Monumentos que desafectara el inmueble. Ya está en trámite la licencia para demoler la mansión, en cuyo reemplazo se construirá un hipermercado de Carrefour. Esta noticia ha causado conmoción en algunos sectores de la sociedad barranquillera y entre los vecinos de El Viejo Prado. "No nos oponemos a que llegue una empresa como Carrefour a Barranquilla, lo que queremos es que se respete el POT y se preserve El Prado como una zona de patrimonio histórico", dice el empresario Antonio Celia Cozzarelli.

El arquitecto Porfirio Ospino, ex miembro de la Filial de Monumentos y de Planeación Distrital que participó en la elaboración del inventario de bienes protegidos, cree que "sería ilegal o violatorio de toda normativa urbana la construcción de un Carrefour en este sector, declarado monumento". Obregón es enfático en aclarar que en el predio no se hará nada que viole las normas y cree que quienes atacan el proyecto no lo conocen bien. Nicolás Umaña, gerente de comunicaciones de Carrefour, reiteró que el compromiso de la empresa francesa con la ciudad y con la familia Santo Domingo es hacer un sitio especial que honre el legado del industrial. Más que un problema el holding francés tiene entre manos un reto monumental: construir un edificio que logre armonizar el pasado con el presente y respetar la parte urbanística de uno de los barrios emblemáticos del país.