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La marcha de Serpa

Gobierno y Farc se enredan en quién debe brindarle seguridad a Horacio Serpa en San Vicente del Caguán.

22 de octubre de 2001

La marcha hacia San Vicente del Caguán el próximo 29 de septiembre se ha convertido en una especie de florero de Llorente entre el candidato liberal Horacio Serpa y las Farc. La controversia terminó involucrando al propio gobierno por cuenta de unas desatinadas declaraciones del ministro del Interior, Armando Estrada Villa, quien afirmó que el gobierno “tampoco puede garantizar la seguridad de Horacio Serpa y sus acompañantes”.

La guerra verbal entre Serpa y las Farc comenzó el pasado 7 de agosto cuando el candidato liberal anunció, desde el Puente de Boyacá, que encabezaría una marcha pacífica hacia San Vicente del Caguán con el fin de denunciar todos los desaciertos y abusos que se venían cometiendo en la zona de distensión por parte de las Farc.

El anuncio de Serpa el día del lanzamiento de su campaña presidencial generó todo tipo de reacciones. Un buen número de personas, entre quienes se encuentran todos sus seguidores, respaldó la iniciativa, pero otro sector de la opinión pública consideró que el ex ministro liberal estaba aprovechándose políticamente de una iniciativa que había surgido de las víctimas de las Farc, como las familias de Neiva, cuyos parientes siguen secuestrados.

El Bloque Sur de las Farc respondió a la iniciativa de Serpa mediante un comunicado leído en la zona de distensión. “Las Farc no se responsabilizarán por la seguridad del señor Serpa ni por la de sus acompañantes, máxime que para ellos, SanVicente del Caguán es una tierra de bandidos.”, afirman las Farc en uno de los apartes del comunicado. Sostienen, además, que el acto de Serpa tiene fines “estrictamente demagógicos y electoreros”.

Directivos de la campaña de Serpa dijeron a SEMANA que la marcha hacia San Vicente del Caguán no pretende torpedear el proceso de negociación entre el gobierno y las Farc, “pero sí es bueno cantarles la tabla a ambas partes y decirles en qué se han equivocado”.

Pero más que la cínica respuesta de las Farc lo que realmente sorprendió fue la salida del Ministro del Interior.

Porque si bien es cierto que el país aceptó que la guerrilla ejerciera el control de esa zona, no se puede desconocer es que ésta fue creada exclusivamente para que los diversos sectores de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional plantearan sus posiciones frente al proceso de paz. Por eso no se entiende que frente al comunicado de las Farc el gobierno se hubiera limitado a renunciar a su deber de protección y no se hubiera comprometido con una posición más enérgica de exigencia a las Farc a que expliquen su irónico comunicado y hacerlas públicamente responsables de lo que le suceda al candidato; y más en un país que ha visto morir a tres candidatos presidenciales. Además, aunque no haya fuerza pública, en la zona existen autoridades estatales que deberían servir por lo menos como testigo de que allí aún no gobiernan las Farc.



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La guerra verbal entre Serpa y las Farc comenzó el pasado 7 de agosto cuando el candidato liberal anunció, desde el Puente de Boyacá, que encabezaría una marcha pacífica hacia San Vicente del Caguán con el fin de denunciar todos los desaciertos y abusos que se venían cometiendo en la zona de distensión por parte de las Farc.

El anuncio de Serpa el día del lanzamiento de su campaña presidencial generó todo tipo de reacciones. Un buen número de personas, entre quienes se encuentran todos sus seguidores, respaldó la iniciativa, pero otro sector de la opinión pública consideró que el ex ministro liberal estaba aprovechándose políticamente de una iniciativa que había surgido de las víctimas de las Farc, como las familias de Neiva, cuyos parientes siguen secuestrados.

El Bloque Sur de las Farc respondió a la iniciativa de Serpa mediante un comunicado leído en la zona de distensión. “Las Farc no se responsabilizarán por la seguridad del señor Serpa ni por la de sus acompañantes, máxime que para ellos, SanVicente del Caguán es una tierra de bandidos.”, afirman las Farc en uno de los apartes del comunicado. Sostienen, además, que el acto de Serpa tiene fines “estrictamente demagógicos y electoreros”.

Directivos de la campaña de Serpa dijeron a SEMANA que la marcha hacia San Vicente del Caguán no pretende torpedear el proceso de negociación entre el gobierno y las Farc, “pero sí es bueno cantarles la tabla a ambas partes y decirles en qué se han equivocado”.

Pero más que la cínica respuesta de las Farc lo que realmente sorprendió fue la salida del Ministro del Interior.

Porque si bien es cierto que el país aceptó que la guerrilla ejerciera el control de esa zona, no se puede desconocer es que ésta fue creada exclusivamente para que los diversos sectores de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional plantearan sus posiciones frente al proceso de paz. Por eso no se entiende que frente al comunicado de las Farc el gobierno se hubiera limitado a renunciar a su deber de protección y no se hubiera comprometido con una posición más enérgica de exigencia a las Farc a que expliquen su irónico comunicado y hacerlas públicamente responsables de lo que le suceda al candidato; y más en un país que ha visto morir a tres candidatos presidenciales. Además, aunque no haya fuerza pública, en la zona existen autoridades estatales que deberían servir por lo menos como testigo de que allí aún no gobiernan las Farc.



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