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En esta vivienda en Soacha Luis César Plata fue víctima de un atentado.

JUDICIAL

La niña que mandó matar a su padre en Bogotá

Después de ser violada, la joven buscó sicarios para atentar contra el hombre que era líder de la UP.

24 de septiembre de 2018

Hasta hace pocos días era un hombre completamente desconocido para la opinión pública. Sin embargo, en la noche del 31 de agosto varios sicarios entraron en la vivienda de Luis César Plata, en el municipio de Soacha, y le dispararon. Sobrevivió y sus familiares lo trasladaron a un hospital, mientras el escándalo crecía en el país. La causa: se trata del vicepresidente de la UP en esa localidad vecina de Bogotá.

Pocos minutos después dirigentes políticos como Aída Avella, Gustavo Bolívar y Alirio Uribe alertaron del hecho en diferentes redes sociales, y algunos recalcaron que el ataque formaba parte de un nuevo exterminio de dirigentes de la UP.

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En tono enfático reclamaron a la fuerza pública y al propio presidente Iván Duque por lo ocurrido, y mencionaron a los grupos paramilitares como responsables. No sabían que las pesquisas de la Policía indicaban que el atentado contra Plata nada tenía que ver con su militancia política. De hecho, habría sido la consecuencia de una historia aterradora: en realidad, la hija menor de edad de Plata contrató a los sicarios para vengarse porque el dirigente de la UP la violó y cometió contra ella todo tipo de vejámenes.

Todo esto empezó a quedar al descubierto la misma noche del atentado, gracias a la prioridad que recibió el caso por tratarse de un líder social. Las autoridades destinaron al mismo a un nutrido grupo compuesto por varios investigadores de la Dijín, la Dipol, la Policía de Cundinamarca, la Regional 1 y la Fiscalía General.

Todos ellos quedaron desconcertados al advertir que cuando la menor de edad llegó al hospital, quedó desconcertada y visiblemente molesta cuando le informaron que su padre estaba vivo y fuera de peligro.

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Al día siguiente, varios miembros de la comunidad les contaron a los investigadores que Sneider Caicedo, alias Niño, había participado en el atentado por motivos personales. Los uniformados lo ubicaron y, 48 horas después, lo arrestaron. El hombre confesó que él había participado en el atentado junto a un secuaz llamado Alexánder Parra, alias Pepo, jefe de sicarios. Pocas horas más tarde capturaron a este último.

Los dos reconocieron ante la Fiscalía haber entrado en la vivienda y haber disparado contra Plata. Contaron que una semana antes del atentado la hija del dirigente de la UP los había buscado por intermedio de una amiga de ellos y les contó que su padre la había violado. Sin pensarlo se ofrecieron a asesinarlo.

Con estos datos los investigadores buscaron a la menor y la llevaron ante un juez del Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual, Caivas. Allí contó que una semana antes del atentado, el sábado 24 de agosto, llegó a la casa en donde vivía con su padre. Esa tarde, durante cinco horas, abusó sexualmente de ella y la sometió a todo tipo de vejámenes. Al final, dijo la niña, el hombre la obligó a lavar las sábanas y toda la ropa para tratar de borrar cualquier tipo de evidencia. Después salió a beber. Dijo que entre lágrimas y rabia buscó a una amiga para que la llevara donde los sicarios. Con ellos acordó que la noche del atentado ella saldría de la casa y dejaría la puerta abierta para facilitar la labor de los asesinos, como en efecto ocurrió.

Con estas tres contundentes confesiones, menos de cuatro días después del atentado la Fiscalía emitió una orden de captura contra Plata por el delito de acceso carnal violento agravado. Para ese momento Plata tenía un robusto esquema de seguridad con dos camionetas y seis escoltas. Estaba en un hotel y preparaba su viaje a España para buscar un asilo. Gracias a la rápida investigación, hoy está en la cárcel La Modelo. Quienes rabiosamente lo apoyaron guardan silencio en este aberrante caso de una supuesta víctima que terminó siendo realmente un victimario.