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El Congreso que arranca este 20 de julio no cuenta con 23 parlamentarios porque fueron sancionados. | Foto: Daniel Reina

POLÍTICA

La recta final del Congreso

La última legislatura del gobierno Santos augura más control político, menos proyectos de ley del Ejecutivo y un desgaste de la Unidad Nacional.

20 de julio de 2013

Tras un receso de un mes, los congresistas vuelven este 20 de julio para concluir su periodo legislativo. La mayoría regresa con la intención de reelegirse en el cargo en las elecciones de marzo próximo, otros para saltar a un puesto distinto y algunos simplemente para concluir su periodo. Aunque será menos productiva en términos de leyes, la nueva legislatura es trascendental porque definirá en buena parte el reacomodo de las fuerzas políticas. 

Tradicionalmente, las legislaturas del último año del cuatrienio tienen tres características que las hacen distintas a las anteriores. En primer lugar, hay más debates de control político mientras que disminuye el protagonismo del Ejecutivo. Al mismo tiempo, el desgaste natural de un año electoral debilita la coalición mayoritaria, más preocupada por su reelección que por empujar la agenda del gobierno.

Esta no será la excepción. Las señales del incremento en el control político ya están a la vista. Según un informe hecho por el observatorio Congreso Visible, a medida que ha avanzado el gobierno del presidente Juan Manuel Santos han aumentado los debates en los que se ha llamado a su gabinete a rendir cuentas. 

En la próxima legislatura seguramente se ratificará esa tendencia. De hecho, el partido Mira ya anunció que pedirá a la canciller, María Ángela Holguín, y al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, que vayan al Congreso para que expliquen cuáles son los convenios de Colombia que le permiten a Estados Unidos hacer espionaje en el país a raíz de las revelaciones del diario brasileño O Globo.

Es probable que los congresistas llamen a varios de los ministros a rendir cuentas de su gestión. Eso se explica porque estos buscan protagonismo para poder marcar la agenda política. Y en la actual coyuntura otra razón podría motivar esta actividad: las protestas sociales. Dado que los parlamentarios saldrán a buscar votos en las regiones con malestares, llamar al tablero al gabinete les ayuda a la campaña. 

Un fenómeno natural del comportamiento del Congreso en una cuarta legislatura es que hay menos leyes de iniciativa gubernamental. Mientras que en la primera el gobierno presentó 50 proyectos de ley, en la anterior solo fueron 31, pues ya se había jugado una buena parte de sus cartas al comienzo del periodo. 

La iniciativa legislativa más importante que hay en el tintero es la reforma a la salud. Al final de la legislatura pasada, el Congreso marcó el alcance de este derecho. Ahora los congresistas deberán definir las reglas de juego del nuevo sistema. Por tratarse de una ley prioritaria es probable que el Legislativo se concentre en discutirla. 

Otro proyecto que sigue su curso es el del Código Penitenciario, que ya cumplió dos debates en la Cámara. La iniciativa busca vincular al sector privado en el mantenimiento y la construcción de los centros carcelarios, así como descongestionar el sistema. Y el gobierno impulsará una reforma pensional, que quedó radicada pero no fue discutida, cuyo objetivo es nivelar las pensiones.

Esta legislatura definirá la supervivencia de la Unidad Nacional. Con un desgaste exiguo, la coalición de partidos Liberal, Conservador, La U, Verde y Cambio Radical ha funcionado para aprobar la agenda del gobierno. 

Aunque es incierto que estos apoyen una segunda elección del presidente Santos –los verdes y los azules han dicho que quieren tener candidato propio–, la posibilidad de que el presidente aspire los mantendría bajo su égida. No obstante, una buena parte del futuro político dependerá de lo que pase con los diálogos de paz, antes de diciembre, en La Habana. De lograrse un acuerdo con alto impacto en la opinión, este serviría de cemento a la Unidad Nacional más allá de las elecciones de marzo.