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Luego de aparearse, las hembras de cangrejo necesitan llegar a zonas de agua salada para liberar los huevos. Para ello deben atravesar la carretera con el riesgo de ser aplastadas por los vehículos. | Foto: foto: cortesía el heraldo

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La ruta mortal del cangrejo azul

La vía circunvalar de la Prosperidad, entre Las Flores y La Playa, en el norte de Barranquilla, se ha convertido en un obstáculo para varias especies de la ciénaga de Mallorquín, que tienen que cruzarla para permanecer en su hábitat natural.

23 de noviembre de 2019

En un viaje sin retorno se ha convertido para muchos cangrejos azules el intento de atravesar la vía circunvalar de la Prosperidad. El trayecto, entre el barrio Las Flores y el corregimiento La Playa, a la altura de la ciénaga de Mallorquín, los separa de uno de los ecosistemas estratégicos de Barranquilla y el hábitat natural de centenares de especies, muchas de estas endémicas.

Su camino natural entre el bosque y las zonas húmedas es ahora un paso casi imposible. Los más de 3,4 kilómetros de la vía son una trampa para esta y otras especies. Estos animales han muerto en grandes cantidades en las últimas temporadas de lluvia, tiempo de los periodos migratorios.

La ciénaga de Mallorquín queda en el norte de la capital del Atlántico, al lado izquierdo de la desembocadura del río Magdalena en el mar Caribe. Tiene 657 hectáreas con una profundidad promedio de entre 1,2 y 1,5 metros. Sus condiciones naturales se han visto afectadas durante varias décadas, pero, desde la construcción de los tajamares del canal navegable del río, expertos ambientales han advertido sobre la peligrosa crisis ecológica que presenta la zona. A la ya reconocida contaminación por aguas residuales, rellenos de terrenos y la caza indiscriminada, ahora se suman los posibles problemas ecológicos causados por la ampliación de la carretera.

Entre las principales afectadas están las hembras de la especie Cardisoma guanhumi, nombre científico del cangrejo azul, ya que después del apareamiento necesitan llegar a zonas de agua salada para liberar los huevos y garantizar la supervivencia de las larvas. Luego de esto, vuelven a sus cuevas. Por eso, se ha vuelto muy común entre quienes transitan la vía encontrar sobre el concreto los cuerpos aplastados de estos animales. O, en el mejor de los casos, detener sus vehículos para evitar matarlos.

No es un problema del todo nuevo porque la carretera ya existía. Pero la rediseñaron y ampliaron para integrarla al corredor Cartagena-Barranquilla y circunvalar de la Prosperidad, una de las primeras denominadas concesiones de cuarta generación del Gobierno nacional. Las obras removieron terrenos y reforzaron la vía, lo que significó levantar el separador un metro sobre el suelo. Eso creó una barrera infranqueable para los cangrejos y otras especies.

La Concesión Costera Cartagena Barranquilla S. A. S., empresa encargada de la construcción, ha dicho que aplicó los parámetros ambientales requeridos y obtuvo los permisos de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). Sin embargo, la comunidad ha alertado sobre el impacto causado en varias de las especies de crustáceos, reptiles, aves y pequeños mamíferos que habitan la zona.

Álvaro Raad, exdirector ambiental de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), asegura que a estas especies se les dificulta encontrar los pasos ecológicos construidos porque quedaron en pocos puntos de la vía. Luis Carlos Gutiérrez, líder del grupo Biodiversidad del Caribe, cree que construyeron sobre una zona de humedales y no bordearon el sistema de mangles, sino que lo fragmentaron. Para los expertos, tendrían que haber edificado algo igual al viaducto El Gran Manglar, que atraviesa la ciénaga de la Virgen en la entrada a Cartagena y que construyó la misma Concesión Costera.

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Las corrientes de agua en Mallorquín fueron modificadas para compactar el terreno y así darle altura a la carretera. Esto bloqueó las conexiones naturales. Ahora, el gran temor es que, a mediano plazo, se presenten consecuencias graves como las registradas en la década de 1980 en la zona de la isla de Salamanca y la Ciénaga Grande Santa Marta, por la construcción de la carretera Barranquilla-Ciénaga, en donde murieron más de 285 kilómetros cuadrados de manglares.

La Concesión señaló que, por el contrario, en la circunvalar de la Prosperidad ampliaron los pasos ecológicos y disminuyeron la afectación de los mangles. Además, anunció que ya contrató un estudio que definirá la necesidad de construir nuevos pasos de fauna y dice que la caza indiscriminada de estos animales en la zona genera el mayor impacto. El estudio, recomendado por la Anla, tomará seis meses.

Jaime Pumarejo, alcalde electo de Barranquilla, ha señalado que su plan de recuperación de la zona costera de la capital del Atlántico contempla construir un ecoparque y un sendero ecológico en Mallorquín, con una inversión cercana a los 80.000 millones de pesos.

Para muchos, esa podría ser la llave que abra la puerta a la conservación del ecosistema, siempre y cuando no incluya también proyectos de urbanización en las zonas cercanas, como algunos biólogos ya han advertido que podría pasar.