La tortura

Más allá de las frías cifras, de los textos que documentan la situación de las cárceles en Colombia y de quienes se hacinan en ellas están las imágenes. Imágenes que hablan demasiado, que le gritan al mundo las decenas, las miles de injusticias que se viven en las cárceles de Colombia. Las fotografías de Jesús Abad Colorado que se reúnen en el libro Desde la prisión Realidades de las cárceles en Colombia dejan una terrible desazón. Como lo explica Sergio García Ramírez, presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el texto que introduce el libro, "una inventiva de doble alcance -como la cabeza de Jano- ha poblado nuestra historia: imaginación creadora de los delitos y los castigos. La frontera entre ellos suele ser imprecisa, movediza: en ambos casos hay extrema violencia".

Violencia que se palpa en los rostros, en las miradas que llenan estas páginas, en los cuerpos que se amontonan de manera infrahumana en una estrecha celda, detrás de una reja, en el piso. Pero también en los testimonios de los presos que se recogen en el libro. Frases sueltas, poesías, desesperanza, impotencia, dolor.

Ni las pocas sonrisas que les ofrecen algunos presos al fotógrafo, ni los tableros de parqués, ni un par de mesas de billar, ni alguna pared pintada con los colores de la esperanza alcanzan para consolar a quien recorre estas páginas.

Los breves textos que acompañan las fotos sólo corroboran con cifras, datos exactos y los nombres precisos de enfermedades físicas y mentales lo que las imágenes ya han mostrado de sobra. Es el testimonio de una vergüenza, de 10 vergüenzas que se viven a diario en las cárceles de Anayansi (Quibdó), San Isidro (Popayán), Villahermosa (Cali), Buen Pastor (Cali), EPC (Valledupar), Buen Pastor (Bogotá), La Modelo (Bogotá), Mocoa y Bellavista (Medellín).