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E N T R E V I S T A

“La única vía es la negociación”

Jan Egeland, asesor especial del Secretario de la ONU para Colombia, en diálogo con SEMANA advierte sobre los riesgos que corre el país si va a una guerra total.

1 de octubre de 2001

SEMANA: ¿Siendo usted el representante del secretario de la ONU, Kofi Anann, por qué no le ha propuesto que venga a Colombia?

JAN EGELAND: En varios ocasiones los dos hemos conversado sobre su posible visita a Colombia porque Kofi Anann está muy preocupado por lo que aquí está ocurriendo. Incluso a principios de este año, exactamente en la semana de Pascua en el mes de marzo, estaba prevista una visita a Colombia y a otros países andinos pero por problemas de agenda se canceló a última hora.

SEMANA: Pero, ¿por qué hasta ahora no ha venido? ¿La situación del país no es lo suficientemente grave como para que se americe su presencia?

J.E.: Al contrario: la situación es muy grave. Por eso él quiere hacerlo y ahora en lo que estamos es precisando la fecha. Koffi Anann sigue muy de cerca lo que ocurre en Colombia no sólo por las muchas conversaciones que sostiene conmigo sobre el tema sino porque él habla con frecuencia con el presidente Andrés Pastrana.

SEMANA: ¿Qué han conversado el Presidente y el Secretario General de la ONU?

J.E.: Hablan mucho sobre el estado actual del proceso de paz, qué se puede hacer para impulsarlo, que se puede hacer para fortalecerlo.

SEMANA: Usted dice que la situación de Colombia es muy grave. Si esto es así, ¿por qué la ayuda internacional es tan poca como por ejemplo una verificación más amplia de Naciones Unidas sobre el proceso de paz?

J.E.: En el proceso de paz estamos haciendo exactamente lo que quieren las partes. Lo que las partes nos piden nosotros lo hacemos. En la medida que nos pidan más nosotros podemos poner a disposición nuestros expertos para lo que quieran las partes para seguir hablando. Pero le doy la razón a usted en su pregunta porque la asistencia internacional a Colombia en general debería ser más grande, especialmente en el campo de la asistencia humanitaria. Los desplazados, por ejemplo, no están recibiendo la asistencia que merecen.

SEMANA: ¿Y por qué esto no ocurre?

J.E.: Hay varias explicaciones. Una es el PIB de Colombia que a pesar de la crisis económica muestra que no es uno de los países más pobres del mundo. Es un país mediano. Sólo en comparación con Africa hay 40 países más pobres por lo que muchos esfuerzos se concentran allá. Para citar un caso, es difícil convencer a los europeos de ayudar más a Colombia porque dicen: "claro que tiene problemas pero miren a Sierra Leona, miren a Sudán". Otra es que los países ricos dan mucho menos de lo que deberían dar en asistencia internacional. Es una vergüenza que algunos países no dan más que el 0,2 del PIB en asistencial internacional.

SEMANA: Usted dice que la ONU hace lo que las partes le piden. ¿por qué cree que el gobierno colombiano no le ha solicitado más presencia en el país como una verificación del proceso?

J.E.: No es necesariamente el gobierno. Las partes deben hacerlo como partes. Nosotros estamos aquí sin mandato formal de la ONU, estamos aquí por los buenos oficios del Secretario General. Para la verificación de cualquier cosa debe ser un pedido conjunto y no existe ese pedido.

SEMANA: Pero, ¿por qué la ONU no participa con mayor fuerza con una misión humanitaria como el caso de Guatemala y El Salvador?

J.E.:: La participación en los casos que usted menciona fue por un resultado de las partes y de acuerdos humanitarios que aquí no se han dado y en Colombia infortunadamente el proceso no ha avanzado hasta este punto. Sin embargo, hay que anotar que la presencia de la ONU en Colombia es sustancial pues tenemos 14 programas con nuestras agencias.

SEMANA: ¿Por qué la comunidad internacional no tiene los ojos puestos en el conflicto colombiano? ¿Se necesita que la situación sea más grave, qué haya más muertos?

J.E.: Eso ha cambiado. Ahora hay un creciente interés en Colombia. La Unión Europea, por ejemplo, ha mostrado más interés en Colombia en los dos últimos años que en los 20 que le precedieron. Yo conozco este país desde hace más de 20 años y siempre lo he visto en dificultades aunque esta es la primera vez que los ojos del mundo están sobre Colombia. Esto se le debe en gran parte al presidente Pastrana, quien ha hecho un admirable trabajo para mostrar los inmensos problemas y desafíos que tiene el país. Lo que ocurre es que los paquetes de ayuda tardan en llegar.

SEMANA: Según sus últimas declaraciones, se deduce que Colombia está a las puertas de una guerra total. ¿Es esto lo que lo lleva a aparecer ante los medios de comunicación porque hasta ahora había mantenido un perfil bajo?

J.E.: Si. Yo he visto durante los últimos meses muchos hechos que hablan, cada vez con mayor frecuencia, sobre la posibilidad de una solución militar. Enfáticamente lo digo: yo no creo que haya solución militar para resolver los problemas que tienen raíces sociales. Estoy muy preocupado porque hay suspensión del proceso con el ELN, hay problemas graves en el proceso con las Farc, estamos en tiempos de una campaña presidencial en la que se escuchan muchas propuestas pero es mi deber decir que la única vía para solucionar el conflicto de Colombia es la negociación. Lo triste de todo esto es que hay una negociación en medio de la guerra, por eso el Estado tiene derecho a defenderse. Pero mi obligación, repito, ante la comunidad nacional e internacional, es la de pedir un esfuerzo para salvar el proceso.

SEMANA: Los generales le dijeron en una entrevista a SEMANA que ellos van ganando la guerra. ¿Usted contradice esa opinión al expresar que la única salida es la negociación?

J.E.: Yo tengo muy buen diálogo con los militares de Colombia. Tengo una muy buena relación con el general Tapias y todo el alto mando. Por eso, yo les he dicho lo mismo a ellos como lo he dicho en los seminarios que hemos organizado para los militares sobre derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario: no hay solución puramente militar. Además, el alto mando está de acuerdo con este planteamiento. El general Tapias dice lo mismo.

SEMANA: ¿Entonces?

J.E.: Hay que ver las diferencias. Es lógico que ellos digan que están ganando batallas, todas las partes dicen lo mismo pero esto es diferente a pensar que así se está haciendo paz. Vencer a alguien militarmente no es necesariamente hacer la paz.

SEMANA: ¿Qué le dice a usted el general Tapias cuando usted le dice que la guerra no se puede ganar?

J.E.: El está de acuerdo conmigo en que es necesaria la negociación. Es más: es necesario que participen en un momento determinado las Fuerzas Armadas en la negociación. ¿Cuándo? Cuando el presidente Pastrana crea que es conveniente. Yo, por mi parte, le digo que hay que hacer más para proteger los derechos humanos, que es necesario que tengan más intercambios internacionales y también que hay que hacer más para frenar el paramilitarismo.

SEMANA: Eso usted se lo dice al general Tapias y al Presidente, ¿qué le dice? Porque usted es una de las personas que tiene el privilegio de hablarle al oído al Presidente.

J.E.: Quiero decir que para mí ha sido muy grato, y eso ha sido desde el primer día, el de poder tener acceso al presidente Pastrana, siempre me ha escuchado, incluso cuando tengo mensajes duros. Y en estos casos he sido muy franco en mostrarle los casos concretos de violación de derechos humanos. No se puede permitir en un país del siglo XXI que ocurran crueldades como en los años medievales.

SEMANA: Usted dice casos concretos. ¿Usted le ha mencionado la relación de paramilitares con militares? ¿La existencia de bases de paras plenamente identificadas?

J.E.: El dice que está totalmente comprometido en una lucha contra todos aquellos que estén y actúen al margen de la ley. Entonces me muestra siempre que hay avances en esta lucha tal como yo le muestro que es necesario avanzar más. Pero no le puedo revelar más detalles porque es confidencial aunque sé que el Presidente trabaja arduamente en el tema del combate al paramilitarismo.

SEMANA: Sin embargo, las cifras sobre violación de derechos humanos han seguido en aumento. ¿El qué dice al respecto?

J.E.: El como Presidente dice que es inaceptable los niveles de violencia en el país por eso es que él ha impulsado con mucho coraje el proceso de paz. Yo le dije al The New York Times que en mi experiencia he visto pocos lideres políticos que han invertido tanto de su capital político en la búsqueda de la paz como lo ha hecho Andrés Pastrana. Eso no significa que los pasos hayan sido suficientes o correctos pero no se puede cuestionar el valor político del Presidente en este propósito. Es admirable cómo ha seguido adelante. Por eso, él cree que para bajar la violencia debe hacerse la paz. Es la única manera de salir de este circulo vicioso. Hay que frenar la violencia.

SEMANA: ¿Lo que ocurre es que hay un odio cultivado?

J.E.: Exactamente. Todos tienen mucho odio. Cuando uno habla con cualquier comandante de las Farc es impresionante lo que les pasó en la juventud, en lo que sufrió. Por eso, hay que negociar porque de lo contrario se sigue alimentando la violencia.

SEMANA: ¿O sea que usted sí ve un combate del gobierno a los paras?

J.E.: Creo que hay todavía bases paramilitares que siguen asesinando con aparente impunidad. Al mismo tiempo, me parece que ha habido más acciones contra los paras en los últimos años que en épocas anteriores. Lo que ocurre es que se varía demasiado. Algunas brigadas hacen mucho, otras no. Pero yo no pongo en duda la voluntad del Presidente, el problema es trasladar este mandato a todas las escalas.

SEMANA: ¿Qué opina sobre esto la cúpula militar?

J.E.: La cúpula está convencida de que el paramilitarismo es una amenaza para el orden público, para el país, para el Estado. Ellos me dicen que han hecho más que nunca y yo les digo que hay que hacer más.

SEMANA: ¿Usted le habla con igual franqueza a la guerrilla?

J.E.: Siempre. El martes, por ejemplo, yo tuve una larga conversación con la comandancia de las Farc y los temas fueron el ex gobernador Alan Jara, los alemanes secuestrados y los demás secuestrados.

SEMANA: ¿Y ellos que dicen?

J.E.: Desde que yo trabajo en este campo de la defensa de derechos humanos siempre hay una mezcla de reconocimiento de los problemas, de cosas para rectificar pero igual que obedece a la situación en general aunque siempre aseguran que hay otros que hacen cosas peores.

SEMANA: En el caso concreto del señor Jara cómo explican que lo bajan de un carro de la ONU.

J.E.: Su respuesta es similar a los comunicados públicos que hasta ahora han emitido. Aunque hay otras cosas que no puedo mencionar porque debo manifestárselas primero a su esposa.

SEMANA: ¿Pero para dónde van las Farc con este deterioro de su activismo político?

J.E.: Por eso yo hago este llamamiento. Porque estoy muy preocupado por el deterioro mostrado en los últimos hechos en el país aunque no es solo de las Farc sino también de parte de los otros actores armados, todos se han equivocado.

SEMANA: Entonces, ¿no hay salida?

J.E.: Sí la hay. Todavía está la confianza existente entre el presidente Pastrana y ‘Marulanda’ que como lo demostraron en el Acuerdo de Los Pozos ambos tienen la capacidad de hablar directa y concretamente de los problemas más difíciles. Lo que ocurre es que falta llevar esa confianza a la práctica. Pero si algo debe saber la gente es que lo que es peor que un proceso de paz imperfecto es una guerra imperfecta. Si no hay proceso, no hay esperanza. Sólo guerra y con balas no se puede hacer la paz.

SEMANA: Los colombianos tienen muchas dudas acerca de las reales intenciones de paz de las Farc. ¿Usted sí cree en ellas?

J.E.: Lo que he visto de ellos, del ELN y de los demás actores es que estamos en un círculo vicioso debido a tanta desconfianza, ellos desconfían mucho. Además el haber negociado en medio de la guerra provoca más dificultades para hablar. Pero debería ser más fácil hacer reformas sociales y políticas en Colombia que en el Medio Oriente, allá toca negociar casa por casa, en cambio aquí el territorio es inmenso. Sin embargo, ahí hay un problema porque por lo grande siempre habrá un comandante, un grupo que haga algo y que dañe lo acordado.

SEMANA: ¿Cuál cree usted que es el escenario del país si se acaba la zona de distensión?

J.E.: Si se acaba la zona de distensión, se acaba el proceso y vendrá solo la guerra. Esto es muy grave. Cuando el país piensa en los problemas de la zona, de las dificultades que ha dado tiene que pensar también en la alternativa, en la guerra, y esta posibilidad es mucho peor.

SEMANA: ¿Por qué estas declaraciones suyas justo cuando está una delegación de Estados Unidos en el país?

J.E.: Ha sido una simple coincidencia. Yo tenía planeada esta visita y la conferencia de prensa desde hace un tiempo. Fue una cosa fortuita, nada más.

SEMANA: Finalmente, hasta que punto lo ha afectado a usted la versión de que su trabajo en pro de la paz iba tras el propósito de un premio Nobel para el presidente Pastrana?

J.E.: Mi error cuando vi la información fue el de haber pensado que era un chiste. Pensé que era una información de humor pero cuando me di cuenta que este se estaba prestando para malentendidos salí a aclarar, creo que un poco tarde, que nada de eso era serio porque sencillamente no es verdad.