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LA VISION EXTRANJERA

El libro 'Cómo nos ven los corresponsales extranjeros', lanzado la semana pasada, pone a los colombianos ante realidades que se han acostumbrado a ignorar.

25 de diciembre de 1995

LA SEMANA PASADA EDITORIAL PLANETA lanzó el libro 'Cómo nos ven los corresponsales extranjeros', escrito por 10 periodistas foráneos residentes en el pais. Como los libros de viajes en el siglo pasado, estas miradas costumbristas resultan fundamentales para entender las realidades nacionales desprovistas de la visión complaciente que suele imperar en el país. SEMANA reproduce en forma exclusiva apartes de uno de sus capítulos, en el cual el periodista norteamericano David Benson narra sus experiencias en las rutas de Colombia.

Aunque evito en lo posible manejar fuera de Bogotá (o incluso en Bogotá, por las mismas razones), no siempre puedo llegar a mi destino utilizando otros medios de transporte. Comienzo a perder la esperanza, por ejemplo, de que algún día cercano un aviador joven y emprendedor ponga un servicio de transporte aéreo entre Unicentro y Melgar. Entre otras cosas, creo que ya he acumulado el suficiente tiempo manejando fuera de la ciudad como para considerarme un veterano endurecido en la batalla. De hecho, en cualquier viaje que dure más de una hora -sin contar, claro está, el tiempo necesario para salir de la ciudad-, para armarme de valor y respetabilidad, hago que mi esposa y mis dos hijas me llamen 'Rambo' o, si estoy especialmente contento, que me digan como al as de la aviación alemana: 'Barón Rojo'.
No me entiendan mal, no quiero aparecer como un gruñón ponequejas. Más bien deseo que el propósito de este artículo sea el de ofrecer unos consejos prácticos para manejar por las carreteras colombianas. No estoy promoviendo, ni mucho menos, esa riesgosa acción. Claro está que podemos hacer una excepción con aquellos que específicamente desean ir en busca de lo que se llama aventura
Pero mejor seamos prácticos. Veamos entonces unas reglas de oro que pueden ayudar, sobre todo a los extranjeros, a sortear algunos de los riesgos de conducir automóviles en Colombia.

PRIMERA REGLA: NO CONDUCIR NUNCA DE NOCHE POR CARRRETERA
El hecho de que usted admita que está de acuerdo con esta recomendación no disminuye en modo alguno su hombría (Y que me excusen las feministas, pues en lugar de hombría he debido escribir su cualidad hormonal, la más agresiva de los dos tipos biológicos de seres humanos). Es absolutamente suicida conducir de noche por cualquier carretera. Incluso aunque la región por donde usted se movilice esté libre de guerrilleros, secuestradores o asaltantes comunes y corrientes, usted corre el serio peligro de tomar una curva y terminar estrellado contra algún animal doméstico, una vaca o una bestia de carga. Un perro no muy grande -y aunque con toda seguridad el pobre salga perdiendo en el estrellón- puede causarle el suficiente daño a su auto como para arruinar del todo su paseo familiar. Al manejar de noche corre usted también el riesgo de convertirse en un potencial homicida: no es raro encontrar las carreteras tomadas por grupos de campesinos que, además de vestir 'invisibles' ropas oscuras, regresan a sus casas alegremente achispádos después de haber participado en la celebración del Día del Campesino en la plaza del pueblo.

SEGUNDA REGLA: NO ALEJAR LA MANO DE LA PALANCA O BOTON DE
CAMBIO DE LUCES
Quizás algún día se encuentre usted manejando por una carretera en donde hay un obstáculo o señales claras de no utilizar un carril en determinada dirección. ¡no se deje confundir! En caso de que otro vehículo venga en dirección contraria, y directamente hacia usted por su carril, lo único importante es ver cuál de los dos conductores hace primero el cambio de luces Si el otro conductor (sería mejor llamarlo 'competidor') cambia de luces antes, él gana y usted debe, bajo su propia responsabilidad, hacerse rápidamente a un lado y evitar que usted y su familia queden aplastados y convertidos en pesadísimas obleas (galletas redondas y delgadas con un relleno dulce y pegajoso, que se consiguen en todas las esquinas del país).

TERCERA REGLA: NO SUBESTIMAR NI SOBREESTIMAR LA VELOCIDAD DE
LOS CAMIONES
En un país tan montañoso como Colombia es muy posible que usted se encuentre de pronto bloqueado detrás de un camión gigante o un bus enorme que sube pesadamente por una carretera llena de curvas, a una velocidad de apenas ocho kilómetros por hora. Finalmente el camión llega a la cima y usted, feliz, lo adelanta. Pero resulta que ese mismo camión, que momentos antes estaba casi quieto, ahora se precipita sobre usted a 80 o 100 kilómetros por hora y, hombre, ¡quiere pasarlo a toda costa! A menos que usted vaya en un Porsche o en un BMW, cédale el paso. De todas maneras, en la siguiente subida usted volverá a alcanzarlo. Además, el que un camión dé la impresión de no poder andar rápido no significa que no pueda 'parar' rápido. Los frenos hidráulicos de estas monstruos rivalizan con el poder de frenada de un Fórmula 1, y si usted no deja espacio suficiente entre su carro y el camión, puede correr la triste suerte de la actriz Jayne Mansfield, símbolo sexual de los años 50, quien literalmente perdió la cabeza cuando su auto se estrelló bajo la parte trasera de un remolque.

CUARTA REGLA: NO EXISTE UNA FORMA SEGURA DE VIAJAR
Después de unas cuantas horas al timón esquivando obstáculos, usted puede llegar a pensar que es mejor viajar en los buses de transporte intermunicipal. ¡No lo haga! A estos buses los colombianos los llaman 'borradores' porque se llevan por delante todo lo que encuentran a su paso. También 'borran' a sus pasajeros con una frecuencia alarmante. Estoy convencido de que El Tiempo, El Espectador y otros diarios tienen un formulario estándar para redactar las noticias sobre los accidentes que provocan estos buses, y que les ahorra tiempo a los periodistas. Pienso que el formato debe decir más o menos algo así como:
"Ayer, un bus de la empresa ________ que viajaba entre ______ y __________ perdió el control y cayó en un abismo de ______ metros. En el accidente murieron _____ personas. Testigos afirman que el bus llevaba exceso de pasajeros, pero un vocero de la compañía dijo que el accidente se debió a una impredecible falla mecánica de los frenos".

QUINTA REGLA: NO DEJARSE DISTRAER POR COSAS EXTRAÑAS
Como ya habrá concluido usted seguramente, conducir en Colombia es un poco arriesgado y no se puede perder la cabeza si se pretende llegar sano y salvo al destino fijado. Por lo tanto, de ninguna manera lance una mirada, así sea de décimas de segundo, a las felices familias que con hijos traviesos almuerzan bajo la lluvia a tan sólo 15 centímetros de la carretera. Ignore a los jóvenes que, al borde mismo del pavimento, y como si fueran arriesgados maletillas, agitan trapos rojos en señal de invitación para que los viajeros se desvíen de la calzada y se detengan a comer algo en un restaurante. Ni se le ocurra preguntarse cómo diablos puede alguien hacer caso de esas señales y detenerse a saborear en uno de esos sitios un plato de fritanga. Subestime el camión sobrecargado que lleva a un campesino de pie en el parachoques, con una mano en el techo y en la otra una botella de cerveza, y dando patadas alegremente con el pie libre. Cuando se detenga para almorzar, no haga caso de la risita del dueño del restaurante cuando usted le pregunte ingenuamente dónde queda el baño, ya que no hay una fuente de agua limpia en varios kilómetros a la redonda.

OTRAS 10 REGLAS DE ORO

REGLA NO. 1: LA NATURALEZA ABORRECE LOS VACIOS
¿Disciplina de hacer fila en el respectivo carril? Uno de mis amigos colombianos, al ver una fotografía de cuatro carriles de tráfico en una autopista de Los Angeles, comentó: "Si esto fuera Colombia, aquí (dijo señalando los espacios vacíos) podrían caber seis filas de carros, más otras dos en estas partes pedregosas a los lados. Y esta colina, ¿cree usted que es muy empinada? Porque si no es muy empinada...".

REGLA NO. 2: LA FUERZA DEL PODER
En muy pocas intersecciones hay señales de tránsito. Se utiliza en cambio un sistema de puntos para determinar quién tiene la vía en un cruce. Los puntos se asignan en función del peso neto del vehículo. Así, un bus tiene 500 puntos; un Ford 56, 400 puntos; un Mazda 323, 200 puntos, etc. Las 4x4 son a veces una excepción a esta regla: tienen 700 puntos cuando van conducidas por adolescentes, nuevos ricos o mafiosos que cargan armas automáticas. El puntaje más alto es el que gana.

REGLA NO. 3: LAS COLAS
Nosotros hablamos de 'hacer fila'. En español se dice 'hacer cola'. Pero como nadie quiere ser cola de nada, nadie hace cola. Ni siquiera en los semáforos. En realidad, sí hacen cola (más o menos), pero solamente hasta que el semáforo cambia a verde. En ese momento, la última mitad de la cola se pasa al carril opuesto, todo el mundo hunde el acelerador y los carros se precipitan hacia el cruce. Naturalmente, lo mismo sucede en las filas de carros que vienen en dirección opuesta. Las cuatro filas se encuentran en el cruce, faro contra faro, forman una especie de nudo ciego y todos comienzan a pitar.

REGLA NO. 4: LA MANO SINIESTRA DE DIOS
Imagínese que usted está manejando en... Ohio, por ejemplo. Se acerca a una esquina en la que desembocan cuatro calles y en la que no hay semáforos. Por la calle que está a su izquierda llega al mismo tiempo un Ford. Usted tiene la vía y como quiere doblar por esa calle de la izquierda, avanza hacia la mitad del cruce, gira rápidamente y entra en su carril, pasando por la izquierda del Ford que, de acuerdo con las normas del tránsito, se ha detenido, ya que no tiene la vía.
En Colombia, en cambio, los dos carros muchas veces giran a la izquierda 'al mismo tiempo'. Esto es posible porque ambos, en la medida en que se acercan a la esquina, van invadiendo el carril contrario (el de la izquierda) y prácticamente llevan la mitad del carro en contravía. De tal manera, usted no pasa por la izquierda del Ford sino por su derecha y haciendo un esfuerzo supremo porque el Ford no lo estrelle a usted. De este modo, cuatro carros pueden girar a la izquierda al mismo tiempo en una intersección.

REGLA NO. 5: SIRVASE POR LA IZQUIERDA
Bogotá tiene muchas avenidas de seis carriles, muy hermosas y divididas por separadores cubiertos de hierba. También tiene muchos, muchos buses, que no recogen o dejan a los pasajeros en los paraderos señalados. Algunos prefieren detenerse donde les da la gana, muchas veces en el carril de la izquierda, el más alejado de los andenes, para que la gente se vea obligada a atravesar corriendo por lo menos dos carriles de tráfico pesado. Sobre todo en la noche, en medio de la oscuridad, cuando no hay ya policías de tránsito en las calles.

REGLA NO. 6: BREAK-DANCE
Colombia es un país de extraños contrastes. Lujosos automóviles con potentes equipos de comunicaciones coexisten al lado de carros de desechos tirados por caballos. Sin embargo, creo firmemente que todos los vehículos, sin excepción, va sea un Mercedes 190 o un camión de la basura modelo 1955, están dotados con un poderosísimo dispositivo de alta tecnología. No conozco el nombre de ese aparato, no lo he visto en mi vida y nadie habla de él. Pero su función es obvia y diabólicamente útil: simplemente permite qué cualquier falla mecánica ocurra precisa y exactamente cuando el vehículo se halla justo en medio de un cruce o en la mitad de un puente estrecho. Esto, por supuesto, llama muchísimo la atención y permite que quien conduce indique que necesita ayuda sin la molestia de tener que hacer una llamada telefónica.

REGLA NO. 7: EL DINERO DE LOS IMPUESTOS EN ACCION
A pesar de la Regla No. 6, es un hecho que Colombia es un país pobre del Tercer Mundo y que sus habitantes deben hacer ciertos sacrificios. Por ejemplo, la reparación de las vías es tan costosa que generalmente no queda dinero para las elegantes señales a las que estamos acostumbrados nosotros los gringos, y que advierten del peligro de una zona en la que se adelantan obras y hay operarios. Por consiguiente, no es raro que los obreros que trabajan en la reparación de de una red de acueducto, dejen escombros y un profundo hueco o una larga zanja que atraviesa la vía y que acaba con cualquier suspensión. Y la única señal con la que se indica este obstáculo es la rama de un árbol. Si es que hay uno cerca.

REGLA NO. 8: ILUMINA MI VIDA
Esta advertencia es fácil de aprender. Parece que los buses y otros vehículos pesados no están obligados a prender las luces sino cuatro horas después de anochecer. Las luces de freno son opcionales las 24 horas del día. Así que abra muy bien los ojos después del atardecer, si no quiere estamparse contra la sombra de un camión o un bus sin luces.

REGLA NO. 9: REPUESTOS SON REPUESTOS
Los repuestos no siempre se compran en los almacenes del ramo o en los concesionarios de automóvles. Incluso, muchas veces ni siquiera se 'compran'. Algunas veces se los quitan a su automóvil estando usted adentro. Con mayor rapidez que la de los mecánicos en los pits de los Formula 1 en las 500 millas de Indianápolis.

REGLA NO. 10: LEA MIS MUÑECAS
En Colombia las luces direccionales o las señales con los brazos y manos no indican la intención de realizar un giro o efectuar alguna maniobra con el carro, sino la inmediata ejecución de esa acción. Si el conductor de un carro que está a su derecha 'aletea' con su mano, significa: "Ya me estoy metiendo a su carril; deténgase o pasará a la historia". Por el solo hecho de haber efectuado o insinuado esta señal el conductor queda absuelto de toda responsabilidad por lo que pueda suceder. Si usted no frena, tiene que aceptar las consecuencias. Especialmente si choca con un campero.