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LA 'VIUDA NEGRA' EN CAPILLA

Tras nueve años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico, una colombiana, acusada ahora por el asesinato de un niño, puede terminar en la silla eléctrica.

28 de noviembre de 1994

EL PASADO JUEVES 20 DE OCtubre no fue un buen día para Griselda Blanco. A las 8 de la mañana los guardias de la prisión federal de Womans Detencion Center, cerca de Miami, donde Blanco, más conocida como la 'Viuda Negra', purga una pena por narcotráfico de 25 años -nueve ya cumplidos-, le negaron una vez más una llamada a sus hijos residentes en Colombia. El desayuno le pareció apestoso, no habían llegado a limpiarle la habitación y la celda amaneció mucho más gélida.

Pero el cierre del día resultó peor: el jefe de la Policía de Miami, Donald Warshaw, la acusó de participar en los asesinatos del niño Johnny Castro y los narcotraficantes cubanos Alfredo y Grizel Lorenzo, ocurridos a mediados de 1982. Fue un baldado de agua fría. De acuerdo con las cuentas que había hecho hasta entonces, gracias a las rebajas por buen comportamiento, podía salir de prisión en dos o tres años. La nueva sindicación echó al traste estas proyecciones y colocó a la 'Viuda Negra' ante una perspectiva aterradora: en caso de ser encontrada culpable, la 'Madrina', otro de sus alias, sería condenada a la silla eléctrica, castigo que ningún colombiano ha recibido hasta el momento.

"La señora Blanco no estuvo presente cuando las víctimas fueron asesinadas, pero ella dio las órdenes y pagó los sicarios", dijo el jefe de la Policía de Miami a los periodistas que lo abordaron en su oficina. El sargento Al Singleton, investigador del caso, fue mucho más categórico: "Si ella no era una de las traficantes más prolíficas del área de Miami, era en todo caso una de las más violentas. La hemos vinculado, y esto es un cálculo moderado, por lo menos con 40 homicidios entre Miami y Queens". No obstante, el viernes, cuando compareció ante el juez en medio de una sólida custodia que incluía caravanas de vehículos blindados, la 'Madrina' se declaró inocente. El argumento central de su abogado es que ella no estaba en Estados Unidos el día de los hechos. "La señora Griselda se encontraba en Colombia cuando sucedieron esos asesinatos", dijo a SEMANA una persona vinculada a la defensa.


LA LEYENDA

La vida de Griselda Blanco tiene todos los elementos de un best seller. El confeso narcotraficante y hoy colaborador de la justicia estadounidense Max Mermelstein le dedicó un capítulo de su libro 'El hombre que hizo llover coca'. Y Richard Smitten, prestigioso reportero norteamericano, escribió una novela sobre las andanzas de esta mujer nacida en Santa Marta hace 51 años: 'La Viuda Negra. Una reina de la coca sedienta de sangre. Primero se apareaba... luego mataba', se llama la obra.

En ambos libros la 'Madrina' sale mal librada. Mermelstein, quien la conoció personalmente, dice de ella: "Si Griselda Blanco de Trujillo no hubiese existido, no habría habido guerras de cocaína. (...) Griselda estaba pasada de peso cuando la conocí. Sin embargo, había sido una muchacha hermosa, una reina de belleza en Colombia. Ese día en mi sala de estar vestía como una ama de casa común y corriente, con un pañuelo anudado sobre el cuello y unas gafas de sol echadas para atrás sobre la cabeza. Usaba ropa holgada para tratar de disimular su gordura. Eran sus ojos los que la traicionaban. Siempre se veían fríos, helados, más fríos que los de Rafa cuando se le antojaba matar. Pero podía ser tan encantadora como mortal; lo iba a comprobar en el curso del siguiente año".

Y Smitten, en uno de sus apartes de su libro, afirma: "En 1972, Griselda Blanco estuvo pensando constantemente en diversas formas de introducir cocaína de contrabando en Estados Unidos. Ella, Alberto Bravo y Pepe Cabrera habían decidido convertirse en mayoristas. (...) Griselda creía que las grandes ganancias estaban en transportar volúmenes. No sabía leer ni escribir muy bien en ese momento, pero su mente multiplicaba cifras con asombrosa agilidad. Sabía que 100 kilos a 10 dólares el kilo significaban una utilidad neta de un millón de dólares para su organización".

La leyenda de Griselda Blanco se ha ido tejiendo así, entre ex socios que buscan rebajas de penas y le endilgan numerosos delitos, y periodistas que, basados en ello, venden miles de libros. Las autoridades norteamericanas calculan su fortuna en 500 millones de dólares. En medio de todo esto, no es fácil saber dónde termina la realidad y comienza la ficción. Ella, una samaria de familia muy pobre, llegó a vivir a Medellín a los 12 años. Su vida cambió para siempre cuando conoció a José Darío Trujillo, su primer esposo, quien la introdujo al mundo gangsteril. Cuando este murió en Estados Unidos en 1970, a causa de una cirrosis hepática, ya Griselda Blanco -viuda y con tres hijos- podía caminar sola por el mundo del narcotráfico.


EL NUEVO JUICIO.

Al poco tiempo de fallecer José Darío Trujillo, Griselda Blanco conoció a Darío Sepulveda, quien se convertiría en su segundo esposo y padre de Michael, uno de sus cuatro hijos. La leyenda dice que ese nombre fue un homenaje que la 'Viuda Negra' le rindió al capo de la mafia italiana, Michael Corleone, inmortalizado por Al Pacino en la película El Padrino.

En 1975 el nombre de Griselda Blanco apareció por primera vez en los expedientes de las autoridades de Nueva York. Se trató de la llamada Operación Banshee, que fue el primer caso que involucró a colombianos con el tráfico de narcóticos en Estados Unidos. Ella fue condenada, como reo ausente, a 15 años de prisión. Diez años después, el 15 de febrero de 1985, fue capturada en Irvine, California, condado de Santa Ana y condenada en junio a pagar 10 años más, para un total de 25.

Todo esto se ha visto agravado por la nueva acusación, la de asociación para homicidios. El hecho de que una de las víctimas sea un menor de edad ha llevado a los diarios de la Florida a dedicarle ríos de tinta y a presentarla como una mujer desalmada y sanguinaria.

Para Wber Trujillo, segundo hijo de Griselda Blanco, todo se trata de un montaje de las autoridades estadounidenses: "Lo que pasa es que el FBI y la DEA quieren que mi mamá se convierta en informante. Cuando hubo el juicio federal en 1985 ellos quisieron involucrarla con esos asesinatos y no pudieron. Ahora pretenden hacerlo mediante un juicio estatal. Hay un señor caleño que se llama Jorge Ayala que ya fue condenado por esos homicidios, pero ahora, para salvarse, dice que Griselda fue la que lo envió. Entre ellos no había ninguna relación. Lo que estamos pidiendo es que el gobierno de Colombia ejerza un monitoreo sobre el caso y evite que se cometa una injusticia", dijo a SEMANA.

La idea de que se trata de presionarla a colaborar y denunciar a otros capos se sostiene, según su defensor, Nathan P. Diamond, en el hecho de que aparte de la amenaza del nuevo juicio, las autoridades de Estados Unidos la mantienen en pésimas condiciones de reclusión con el fin de debilitar su espíritu. "Las condiciones en que tienen a Griselda son horribles, horribles. Para poner su moral por el piso la han recluido en una celda al lado del pabellón de enfermos mentales". dijo a SEMANA. Pero sea cual sea la realidad, lo único claro es que el último capítulo de la novela de la 'Viuda Negra' no ha sucedido aun, y puede que termine siendo el más dramático.