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Cuando Yidis Medina salió de la cárcel, la acompañó el exdiputado Sigifredo López, quien desde su fundación contra los falsos testigos le dio apoyo clave en el caso. Arriba, el investigador de la parapolítica, Iván Velásquez, también víctima de un montaje en 2007. | Foto: Daniel Reina

JUSTICIA

La Yidis-víctima

Con el fallo de un tribunal que dejó libre a Yidis Medina y tumbó una condena de 32 años en su contra quedó al descubierto uno más de los montajes nacidos en 2007.

3 de agosto de 2013

El Tribunal Superior de Bu-caramanga tumbó la condena de 32 años por secuestro extorsivo que un juez le había impuesto a Yidis Medina, la exrepresentante a la Cámara recordada en el país por el escándalo conocido como la Yidispolítica, que en 2008 tuvo en vilo al gobierno de Álvaro Uribe. 

Al revisar el contexto de su caso es difícil no encontrar semejanzas con una serie de montajes que un año antes, en 2007, se dieron contra opositores al gobierno orquestados desde el hoy desaparecido DAS.

¿En qué consiste el caso? El 21 de diciembre de 2000 Yidis Medina, quien para entonces era líder cívica de barrio, iba en un carro con el tesorero de la Alcaldía de Barrancabermeja. Dos hombres, que se identificaron como guerrilleros, los detuvieron, los llevaron a una casa del sector nororiental de esa ciudad y le exigieron al tesorero pagar los tres meses de salario que les debían a ‘las escobitas’.

Con ese nombre se conocía a un programa de empleo para madres cabeza de familia, que era pagado por la Alcaldía, y según el tribunal, era dirigido por Yidis. A esa misma vivienda llegaron más tarde Ricardo Sequea, para ese entonces secretario de Hacienda y alcalde encargado de Barranca, y un diputado. 

Cuando Sequea llegó dejaron ir a los otros tres (Yidis, el tesorero y el diputado) y a él lo mantuvieron retenido hasta el amanecer del día siguiente cuando se garantizó el pago de los mencionados salarios. El tesorero puso la denuncia ese mismo 21 de diciembre, la Fiscalía abrió investigación y, sin mayores resultados, suspendió el proceso en 2003. El caso parecía estar cerrado.

Sin embargo, en septiembre de 2007 el proceso dio un giro significativo. El otrora alcalde  Sequea consideró, ¡siete años después!, que la Fiscalía debía reanudar las pesquisas. Y cambió todo el proceso: Sequea dio un testimonio hasta ese momento inédito, según el cual, Yidis Medina era la autora intelectual de la retención y además era un “secuestro extorsivo” porque habían tenido que pagar varios millones de pesos para que lo dejaran libre. El caso rodó por varios juzgados, y finalmente, un juez especializado de Bucaramanga condenó a Yidis en octubre de 2012 a 32 años de cárcel por secuestro.

Cuando parecía que iba a envejecer en la cárcel, por fortuna para Yidis el Tribunal Superior estudió su apelación y tumbó la condena. No porque estuviera convencido de su inocencia, sino porque la prueba recogida, según los magistrados, deja “abismales dudas” sobre su supuesta culpabilidad.

En el fallo queda en evidencia cómo testimonios que se recogieron en la primera etapa de la investigación, antes de 2003, cambiaron radicalmente en la segunda fase, a partir de 2007. E incluso, indica que es increíble que el juez le diera credibilidad a un testigo, Sequea, que siete años después recordó con precisión detalles que otros testigos contaron en sentido contrario apenas unos meses después de ocurridos los hechos. Para el Tribunal ese tardío testimonio de Sequea obedece a “un motivo no muy claro”.

¿Cuál es ese motivo? Sequea pidió reanudar el caso el 4 de septiembre de 2007, es decir, siete años después de haber ocurrido los hechos y cuatro años después de ser suspendida la investigación. Vale la pena recordar que en ese año el aparato de espionaje del DAS contra los opositores del presidente Álvaro Uribe estaba en su máximo rendimiento. 

Fue en 2007 cuando se hizo el montaje de Tasmania contra el investigador estrella de la parapolítica, Iván Velásquez, que ya la Fiscalía esclareció. Y también, en ese año, el DAS hizo seguimientos ilegales a los magistrados de la Corte Suprema y filtró información a los medios para enlodarlos.

En el caso de Yidis, para el momento en que se reanudó la investigación (septiembre de 2007), ella estaba en una guerra silenciosa con el gobierno Uribe: ellos le quitaron las cuotas burocráticas que tenía y ella, en una suerte de chantaje, los amenazó con contar que le habían  comprado el voto para aprobar la reelección. Como en efecto lo hizo unos meses después a través de El Espectador y Noticias Uno.

En ese contexto no es aventurado pensar que la petición de Sequea de reanudar la investigación, su nueva versión de los hechos, y el “giro copernicano”, según dice el fallo, que le dieron algunos de los testigos, no fue fruto del azar sino de alguien que quiso mover las cuerdas de la Justicia en contra de Yidis.