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Las apuestas por la Alcaldía de Bogotá

Estas son las estrategias de campaña de los cuatro candidatos que, por ahora, puntean en la competencia para la Alcaldía de la capital.

4 de julio de 2015

Las elecciones para la Alcaldía de Bogotá, en número de votos, son las segundas en tamaño, después de las de presidente de la República. Por eso es un objetivo tan apetecido, y competido. Ganar en la capital es una meta de primer orden para todos los partidos. Con el arranque oficial de las inscripciones de candidatos el pasado 25 de junio, comenzó en forma la competencia. Los estrategas de los cuatro candidatos, por ahora favoritos en las encuestas, hablaron con SEMANA sobre cuál será su plan para conquistar el Palacio de Liévano. Estas son sus cartas.

Rafael Pardo: concilia y reinarás

El plan del candidato de La U y del Partido Liberal de aquí a octubre es plantear una campaña de cero confrontación. Para Rafael Pardo, el principal problema de Bogotá aparte de lo obvio –seguridad y movilidad– es el ambiente de polarización política y social. “Queremos que la gente asocie a Pardo con el consenso. Con ser el candidato que le baja el volumen a la confrontación para pensar con serenidad en las soluciones que Bogotá necesita”, señala Héctor Riveros, su director de campaña. “Los demás candidatos tienen a Petro como el dios sol. Giran alrededor de criticarlo. Nosotros vamos un paso más adelante”, agregó.

Para llegar a la Alcaldía, su equipo tiene un solo mensaje: el problema no es la ciudad sino la sociedad. Pardo sabe que su fuerte no es despertar emociones. Por eso quiere que la gente piense en su campaña como un ejercicio racional y pausado que le apunta a tres ejes. Una sociedad más igualitaria, que no se mida en promedios sino en realidades de inclusión y de oportunidades; una ciudad más organizada a partir de una cultura ciudadana con autoridad y un gobierno que se ponga del lado de la gente.

La estrategia del ‘concilia y reinarás’ tiene dos caras. Lo aleja del discurso de la polarización en el que están sumidos otros candidatos, pero también genera la imagen de ser condescendiente con una administración tan criticada como la de Gustavo Petro. Eso puede ser peligroso, dados los bajos índices de aprobación que tiene el actual mandatario. Por su escasa experiencia en la ciudad –a diferencia, por ejemplo, de Enrique Peñalosa–, y un menor nivel de reconocimiento, Pardo les madrugó a todos los demás y empezó su trabajo proselitista más temprano. Las encuestas demuestran que ya es un candidato viable.

Con un discurso más centrado en lo social y en grandes cambios urbanos, Pardo quiere conquistar al electorado, especialmente al 35 por ciento de indecisos que no están en ninguna esquina. Al no tener una base sólida de votantes propios, la apuesta del candidato es convencer con soluciones concretas. Para conseguir ese voto de opinión en un momento crítico de la ciudad y con competidores que son pesos pesados diseñó una campaña sin mayores riesgos y que en el fondo es la copia de él: tranquilo y práctico.

Clara López: la voz del pueblo


La carta que se va jugar la candidata del Polo para llegar a la Alcaldía es demostrarles a los bogotanos que la mayor prioridad es la política social y que ella es quien puede sacarla adelante. Al contrario de lo que muchos creen, para el equipo de Clara su ventaja es que llega a la campaña sobre un escenario consolidado de 12 años de gobiernos de izquierda en la capital. Alberto Cienfuegos, su director estratégico, considera que esa es su mayor ventaja. “Nosotros estamos pisando sobre tierra firme. Los otros candidatos están sobre arena movediza y llegan a la campaña en un escenario emergente”, aseguró.

Clara López obtuvo 500.000 votos en Bogotá en la primera vuelta presidencial, acaba de lograr las mayorías en el congreso de su partido y es la candidata favorita de los estratos populares. Su equipo quiere aprovechar esa base consolidada de votos propios y orientar su campaña en alejarse de la ‘guerra sucia’, rescatar lo positivo de los gobiernos de izquierda y mostrarse ante los ciudadanos como la continuidad de lo bueno y la ruptura de lo malo. “La orientación de los últimos 12 años invirtió la ecuación en Bogotá: la inversión en política social ha sido del 70 por ciento cuando antes era del 30. Queremos concentrar nuestros esfuerzos en que el electorado vea a Clara López como la única capaz de mantener esa ecuación”, agrega Cienfuegos.

Jugársela por la continuidad en un clima tan poco favorable para el saliente alcalde Gustavo Petro puede salirle caro a su campaña. La sensación que hay en algunos sectores de que la ciudad está en un callejón sin salida y necesita alguien que la salve será difícil de contrarrestar si el mensaje que propone López es más de lo mismo. El clima de la opinión pública en Bogotá es más propicio para un mensaje de cambio que para uno de continuidad. Sin embargo, la fortaleza de su estrategia es apuntarles a los votos de los estratos bajos a partir de un discurso que cala con sus necesidades.

Enrique Peñalosa: recuperar la ciudad

En el ‘Equipo por Bogotá’ las fichas están jugadas en mostrar a Enrique Peñalosa como la oferta de un futuro viable para la ciudad. “Bogotá fue víctima de su propio éxito. Desde hace 12 años perdimos el rumbo. Para recuperarlo, necesitamos a la persona que protagonizó su transformación y esa persona es Enrique”, asegura Andrés Villamizar, director de la campaña.

El mensaje central de la estrategia es la Bogotá del futuro, más que sobre el balance de la alcaldía de Peñalosa. Y todos los esfuerzos están concentrados en consolidarse como la verdadera opción de los que quieren un cambio de fondo y no de forma. En su equipo planean retomar el rumbo de las administraciones de Peñalosa (1998-2001) y Antanas Mockus (2001-2003) para reinventarlas a las necesidades de hoy. “Queremos que la gente vea en Peñalosa a un candidato cercano, comprometido con salvar la ciudad y no tanto al experto urbanista”, señala Villamizar.

Aunque en su equipo tienen claro que el fuerte de Peñalosa siempre ha sido su conocimiento en temas urbanos, la clave de su campaña estará en conectarlo también con las necesidades sociales mediante un discurso que, además de cemento y grandes obras, rescate lo social. El primer paso empieza con una fuerte estrategia en redes sociales y comunicación digital, además de una red ciudadana conformada por bogotanos de todo tipo que irán puerta a puerta a explicar sus propuestas. Algo parecido a la estrategia de ‘grassroots’ utilizada por Barack Obama durante su campaña a la Presidencia de Estados Unidos en 2008, enfocada en las bases populares y en explicarles a los votantes, casi que uno por uno, su programa de gobierno.

Francisco Santos: un giro de 180 grados


En el equipo del exvicepresidente están convencidos de que la gente se aburrió de la izquierda. La carta en la que confían para llegar al Palacio de Liévano es convencer a los votantes de que si quieren cambio solo lo encontrarán en Pacho. Camilo Rojas, estratega de la campaña, espera que los bogotanos asocien a su candidato con la idea de un giro de 180 grados. “Queremos contarle a la gente quién es el cambio real. Quién tiene la legitimidad para proponerlo”.

Su equipo de campaña planea ganarse a los votantes con el argumento de que el uribismo ha sido la única fuerza con legitimidad para hablar de seguridad en el país. Para ellos, desde la segunda vuelta presidencial quedó claro que ni el Polo con Clara, ni La U y el Partido Liberal con Pardo pueden hablar de transformación y viraje cuando se sumaron a la campaña reeleccionista del presidente Juan Manuel Santos.

La estrategia de Pacho, de aquí a octubre, es construir un mensaje sintonizado con lo que más le duele a la Bogotá: seguridad y movilidad. “Francisco tiene una personalidad que se conecta con los estratos bajos y queremos que la gente se dé cuenta de que la verdadera antiizquierda somos nosotros. Las otras campañas tienen el desafío de convencer a la gente que son otra cosa. Nosotros no”, dijo Rojas. Pacho también orientará su campaña a que la gente deje de vincularlo con su apellido. “A Francisco le hace mucho daño el Santos”, agregó su estratega.

El candidato de Centro Democrático tiene asegurados los votos de la derecha uribista, ubicada a un extremo del espectro ideológico, pero también tiene claro que eso no le alcanza para ganar la Alcaldía. Óscar Iván Zuluaga sacó 1.075.638 de votos en Bogotá durante la segunda vuelta, una cifra nada despreciable, pero tampoco suficiente, ahora que también están sobre la mesa las propuestas de cambio de los otros candidatos.