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| Foto: Archivo SEMANA

INVESTIGACIÓN

Las dudas del caso de Sigifredo López, acusado ahora de secuestro

El estremecedor caso del exdiputado del Valle tiene unos nubarrones que no se han logrado disipar.

17 de mayo de 2012

Más que creer en la culpabilidad o la inocencia de Sigifredo López, el único de los 12 diputados del Valle secuestrados por las FARC en el 2002 que no fue asesinado y que fue detenido en la noche de este miércoles acusado de haber urdido el plagio colectivo, los colombianos están desconcertados por la noticia.
 
En un país donde cotidianamente se dan hechos muy dolorosos que llevan a la gente a creer que ya se tocó fondo, esta información ha causado una conmoción general. Es natural porque hay muchas dudas que no se han resuelto en semejante acusación. SEMANA las presenta.
 
El secuestro

El secuestro de los diputados fue realizado por un comando guerrillero de la FARC que, disfrazado con prendas del Ejército, irrumpió a sangre y fuego el 11 de abril del 2002 al edificio de la Asamblea Departamental del Valle, se llevó a los políticos, atravesó Cali hasta internarse en las montañas bajo la desesperada persecución de las autoridades que disparaban desde los helicópteros.
 
En caso de que él realmente hubiera urdido el secuestro, ¿qué necesidad había tenido de haber ido ese día a la corporación a exponer su vida en el cruce de disparos? ¿No habría podido faltar a la sesión como ese mismo día lo hizo el entonces también asambleísta Juan Carlos Abadía, quien se salvó del plagio?

La hora de la muerte de los 11 diputados

Entre el momento del secuestro y el asesinato a sangre fría de 11 diputados –18 de junio del 2007– Sigifredo López vivió un plagio, según las pocas pruebas de vida que las FARC entregaron a sus familiares, igual de inclemente y doloroso. Si él hubiera sido el autor, ¿no habría podido, por ejemplo, simular una fuga y no haber estado tanto tiempo?

Días de soledad

Desde el momento en que trascendió el asesinato de los diputados, 18 de junio del 2007, y la liberación de Sigifredo López –5 de febrero del 2009– pasaron casi dos años. ¿Había necesidad de 'autosecuestrarse' tanto tiempo? ¿No habría podido 'irse' antes y ahorrarles tan tremendo dolor a su familia y amigos?

Los objetivos

La pregunta natural de una persona que podría cometer un crimen de estos es qué beneficios obtendría. Esto es:

a. Dinero
b. Poder
c. Prestigio
d. Buena vida

Por lo visto, hasta ahora ninguna de las anteriores compensaciones las habría recibido el diputado del Valle Sigifredo López. El secuestro no le sirvió para tener más dinero, ni para alcanzar un cargo alto en la política. Tras su liberación Sigifredo perdió las elecciones al Senado en el 2010, a la Alcaldía de Cali en el 2011, y aunque sonaba como precandidato a la gobernación del Valle, que debe celebrar elecciones atípicas el primero de julio por la destitución de Héctor Fabio Useche, esa opción se esfumó con el anuncio de una candidatura única planteada por los partidos de la unidad nacional.

Beneficios como ser famoso o tener buena vida, tampoco le han llegado aún. En la selva no hay buena vida, aunque en el imaginario de mucha gente de la ciudad es que allí hay aire puro y naturaleza, las condiciones climáticas en donde estaban eran terribles: humedad, mosquitos, enfermedades tropicales, ausencia de un elemento indispensable en la vida moderna como una cama o una buena comida. La guerrilla, por ejemplo, usa mucho las bolsas de leche para guardar la comida. Cada vez que hay combate la meten en la tierra, pelean y luego vuelven y la sacan para comérsela. Nada más lejano a una buena dieta.
 
Varios de los exsecuestrados cuentan que ahora no pueden probar alimentos duros porque cuando estaban plagiados y les dolían las muelas o lo dientes, la única forma de sacar las piezas dentales era con alicates mientras otros guerrilleros los sujetaban. En la selva no hay anestesia y menos odontólogos.
 
El prestigio se pierde en el caso de un político. Son excepcionales, los casos de los dirigentes que han vuelto tras un plagio y pueden insertarse en la dinámica política. ¿Por qué? El intercambio de ideas, la influencia del poder, todo queda detenido en el tiempo. Existe la posibilidad, como lo hizo él, de escribir un libro. Eso no es una novedad porque cada secuestrado hace lo mismo y el número de ejemplares de libros vendidos ronda 3.000.

El sufrimiento de la familia

Sigifredo López está casado con Silvia Patricia Nieto, de cuya unión hay dos hijos, Lucas Guillermo y Sergio Alejandro. Los colombianos fueron testigos en vivo y en directo de la expresión en el rostro de él cuando volvió a ver a sus hijos ¿Entre todas las liberaciones que se han dado en Colombia ha habido una más emocionante, más conmovedora? ¿Alguien que sea padre puede planear una estrategia tan malévola que implique el alejamiento de los hijos? ¿Dejarlos cuando son casi niños para volver a verlos casi adultos?
 
Son muchos los testimonios del sufrimiento diario tanto emocional como económico de la familia. La esposa debió emplearse en cuanto trabajo le salió para ayudar en el sustento de los suyos que según otros familiares de los diputados, "siempre fue muy doloroso".

¿Para quién trabajaba?

En caso de aceptar que Sigifredo López "trabajara" para las FARC, ¿cómo se explica que después de su liberación empezara una campaña política en la que "llovía el billete", según varios testimonios, que se investigó vendría de bandas criminales de extrema derecha es decir los paramilitares, los enemigos a muerte de las FARC?
 
Antonio Navarro Wolff lo declaró: "Yo reconfirmé la información con tres fuentes diferentes y luego hice una declaración pública (refiriéndose a la campaña para Congreso en el 2010 y él era el gobernador de Nariño). Los resultados comprobaron que el doctor López tuvo una votación atípica alta, pero eran Rastrojos, no FARC".

El testimonio que lo involucra

Reynaldo Valencia, alias el 'Cabezón', exjefe del bloque móvil de las FARC 'Arturo Ruiz', podría tratarse del principal testigo que tiene la Fiscalía en el caso contra Sigifredo. Sin embargo, la versión del 'Cabezón' ha sufrió modificaciones. En el año 2007, Valencia dijo por primera vez que Sigifredo, quien por ese entonces estaba secuestrado, se encontraba vivo y que la guerrilla no lo había matado porque él había sido parte del grupo de colaboradores del secuestro a los diputados de la Asamblea del Valle del Cauca.
 
Pero en octubre del 2011, cuatro años después, el 'Cabezón' dio una nueva versión ante Justicia y Paz, tras acogerse a los beneficios de pena alternativa. En esa ocasión dijo que fueron el expresidente Álvaro Uribe y Gustavo Adolfo Muñoz, director de la fundación Nueva Esperanza, quienes lo habían obligado a incriminar a Sigifredo López en el secuestro a cambio de un asilo político en Suiza. Y dijo que él no conocía a López.
 
Meses después, Valencia cambia nuevamente su versión y vuelve a inculpar a Sigifredo. De él dice que el exsecuestrado había ayudado al comandante Franco Benavides con todos los datos para poder efectuar el secuestro de los diputados. ¿Es este testimonio lo suficientemente sólido para condenar a Sigifredo López?

El entorno

Un hecho que no ayuda a Sigifredo López es el imaginario colectivo de los colombianos. Es una paradoja que un país que ha sufrido tan profundamente el problema del secuestro, después le dé la espalda a la mayoría de las víctimas.
 
Todos los sondeos ponen, por ejemplo, a Íngrid Betancourt, con una imagen negativa altísima, sólo comparable a organizaciones criminales como paras o guerrilleros; algunos de los soldados y policías liberados tienen graves problemas en sus instituciones -unos han muerto y otros se han vuelto adictos-, y a los civiles les cuesta recuperar la normalidad porque la ruptura que sufren es completa.
 
Los foros en las redes sociales están llenos de comentarios que hablan de que por qué Sigifredo López volvió tan gordo, que había sido visto en Pradera (Valle), e incluso algunos le reprochan porqué sobrevivió. Además, hay muchos sectores de opinión que les molesta profundamente que él y los demás secuestrados hayan demandado por millonarias sumas al Estado. Sin embargo, más allá de esas valoraciones, para condenar a una persona se necesitan pruebas jurídicas y no emocionales. En definitiva, los expertos consideran que tardaran muchos años en que la sociedad sane totalmente sus heridas por las secuelas que ha dejado el delito del secuestro. 

Conclusiones

Ahora bien, si a pesar de estos puntos la Fiscalía demuestra con pruebas contundentes y serias que Sigifredo López "urdió" el secuestro de sus compañeros y que también se autosecuestró para tender una cortina de humo sobre su responsabilidad, los colombianos podremos decir que aún no hemos tocado fondo.