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Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

Las ‘elecciones’ de Uribe, Santos y Vargas Lleras

Tres antiguos aliados serán rivales en las urnas. ¿Qué hay detrás de los tres grandes protagonistas de la política nacional?

24 de octubre de 2015

Son muchos los intereses que se esconden detrás de las elecciones de este domingo, donde se escogerán a los nuevos alcaldes, gobernadores y a los integrantes de concejos y asambleas. Si los actuales candidatos y los  partidos políticos se juegan su poderío en los 32 departamentos, más de un protagonista estelar de la política nacional estará, al término de la jornada, inquieto y muy expectante frente a los resultados que arrojen las urnas.

Puede que el expresidente Álvaro Uribe, el presidente Juan Manuel Santos, y el vicepresidente Germán Vargas Lleras sean los grandes jefes políticos que más se jueguen en estas votaciones, a pesar de que ninguno aparece, directamente, en los tarjetones.  

Todo porque las elecciones del 2015 tendrán, por un lado, repercusiones alrededor del proceso de paz que lidera el presidente Santos; y por otro, podrán tener efectos de cara a las elecciones presidenciales del 2018, así será el escenario que se advierte bastante prematuro.

Santos, Uribe y Vargas Lleras han sido aliados políticos en elecciones. En el 2002, Santos y Vargas Lleras fueron los primeros en salirse del oficialismo liberal para apoyar el ascenso de Uribe a la Presidencia. Repitieron alianza en el 2006. El primero en romper con Uribe fue Vargas Lleras, luego Santos hizo lo propio tras llegar a la presidencia. Y aunque Santos y Vargas llevan casi seis años jurándose lealtad, en estas elecciones cada uno tiene intereses particulares.

Si las elecciones se ven desde los zapatos del presidente, este 25 de octubre, se juega mucho en su apuesta por la paz. El viernes, 48 horas antes de las elecciones, en su alocución presidencial, dijo que las autoridades locales y regionales que serán elegidas tendrán la responsabilidad –si se logra terminar el conflicto armado en los próximos meses– “de implementar las medidas que nos permitan una transición exitosa a la paz, con programas productivos, de seguridad, de reconciliación”. Santos necesita tener como aliados a los mandatarios regionales, con quienes coincidirá durante dos años y medio.

Además, el presidente es jefe natural de un partido político, La U, el cual fundó en el 2006, alrededor de la figura de Uribe. Estas serán las terceras elecciones regionales de su historia, la primera sin el expresidente. La U, actualmente, es el partido mayoritario en el país, y fue de los que más presentó candidatos, tanto en solitario como en coalición. Su objetivo es mantenerse como la primera fuerza, entre otras para tener la pole position, o el primer lugar de la largada en las elecciones del 2018, donde La U tendrá que garantizar la continuidad del legado y la obra de gobierno de Santos.

El presidente lleva cinco años liderando la coalición de la Unidad Nacional. Sus principales socios han sido el Partido Liberal y Cambio Radical. Y aunque en noviembre del año pasado, estos partidos se comprometieron a llegar unidos, hoy son los principales rivales. Quienes pensaban que la disputa sería entre uribismo y santismo, se equivocaron. Para La U, el partido de Santos, su principal adversario será el del vicepresidente Vargas Lleras.

Precisamente a Cambio Radical es al que se le acusa de traicionar a la coalición. La decisión que más mortificó fue el apoyo a Enrique Peñalosa en Bogotá, cuando parecía tácito un acuerdo de respaldo a Rafael Pardo.

Y como nunca antes, el partido del vicepresidente desplegó candidatos por todo el país. Aunque su principal bastión será la costa Caribe, donde además de la alcaldía de Barranquilla, con Álex Char, tiene amplias posibilidades de llevarse las gobernaciones de tres de los ocho departamentos de la costa.

Los pronósticos previos apuntan a que este partido será la gran sorpresa, o por lo menos que resurgirá tras varias elecciones aciagas para sus intereses. Tan importantes son las elecciones para este partido porque ellos sí tienen la mirada puesta en el 2018.

Un resultado favorable puede ser una catapulta a las aspiraciones políticas de Vargas Lleras a quien le quedan dos años liderando la política de infraestructura, carreteras y vivienda. Si alguien necesita de los nuevos alcaldes y gobernadores es Vargas Lleras, como estos necesitan del vicepresidente.   

Si hace un año el uribismo fue el segundo partido político más votado en elecciones de Congreso, ganó la primera vuelta presidencial, y estuvo a punto de dañarle la reelección de Santos, esta vez no es una amenaza. El Centro Democrático se estrenará en elecciones regionales, donde Álvaro Uribe es consciente que su capacidad para endosar votos no es efectiva.

Hace cuatro años repartió guiños a candidatos en todo el país, y perdió con la mayoría. Ahora, tiene aspirantes en Cartagena, Pasto, Valledupar, Leticia, Yopal y Montería, así como en varios departamentos. Pero solo uno con posibilidades, Juan Carlos Vélez Uribe a la alcaldía de Medellín.

Sería un premio de oro para el uribismo, pero ocultaría un posible fracaso que muchos de sus opositores le advierten. Roy Barreras, el presidente de La U, se atrevió a decir que el Centro Democrático quedará en el último lugar de las elecciones. Sin embargo, es la primera vez que Uribe y su nuevo partido disputarán el poder regional, y como hoy no tienen ni un concejal, ni un diputado, lo que consigan será ganancia.

Uribe, Santos y Vargas Lleras, tres antiguos aliados que hoy tendrán intereses distintos en las urnas.