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Lucía Morett, la estudiante mexicana sobreviviente al ataque al campamento de ‘Raúl Reyes’ logró respaldo en su país argumentando que simpatía no es militancia, pero el libro que comienza a circular esta semana muestra que hay más que eso

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Las fichas de las Farc en México

Los tentáculos de la guerrilla colombiana en el país azteca van desde grupos estudiantiles hasta políticos, según revela un libro que circulará esta semana.

25 de octubre de 2008

Con la muerte de cuatro estudiantes mexicanos en el ataque al campamento de 'Raúl Reyes' en Ecuador se develó una sorprendente estrategia de las Farc para lograr respaldo en el continente. En su momento, Lucia Morett, la única mexicana sobreviviente al ataque, dijo que ella y sus compañeros estaban en la selva haciendo el trabajo de campo para una investigación académica sobre la cultura de América Latina. En su país muchos la vieron como una joven revolucionaria y romántica, y la respaldaron argumentando que no se le podía acusar de ningún delito.

Sin embargo, esta semana comienza a circular un libro que trae varias revelaciones que pueden hacer que estas opiniones cambien. En la publicación se muestra cómo algunos de estos estudiantes recibían de tiempo atrás entrenamiento militar, que el grupo guerrillero mantiene vínculos con políticos en México y presenta cómo es su relación con los narcotraficantes que hoy tienen en jaque a ese país.

Con el título Las Farc en México, el reconocido periodista Jorge Fernández Menéndez, experto en temas de política, seguridad nacional y que se ha enfocado en el estudio del narcotráfico y el crimen organizado, sigue la pista de varios documentos reservados de organismos de inteligencia de Colombia, México y Ecuador.

De acuerdo con la publicación de la Editorial Aguilar, el grupo guerrillero tiene dos maneras de operar en México. Una relativamente pública, a través de varios círculos estudiantiles en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y con militantes mexicanos; y la otra clandestina, con su propia estructura operativa llamada Milicias Insurgentes Ricardo Flores Magón, en honor a un revolucionario local.

Con base en el cruce de documentos de inteligencia de los encontrados en el computador de 'Reyes' y de otras investigaciones periodísticas, el autor afirma que fueron siete los mexicanos que estuvieron en el campamento fronterizo de las Farc, y que habían planeado su viaje cuatro meses antes del ataque. Cinco de ellos militaban en la célula 'Flores Magón' desde años antes, y dos eran simpatizantes.

Las primeras evidencias de contactos datan de 2004. Se trata de bitácoras de actividades y rendición de cuentas de México a Colombia, así como tareas de difusión, planes de financiamiento, y préstamos a los integrantes del grupo. En estos ya se mencionaban algunos nombres de los estudiantes que murieron en Ecuador. Además asegura que en un video del Ejército ecuatoriano realizado entre septiembre y octubre de 2007, se ve a Lucía Morett en un campamento guerrillero "participando en la vida cotidiana".

El libro identifica a una senadora mexicana como la principal interlocutora del grupo y asegura que tendría "estrecha relación" con las Farc, al igual que otros políticos, que incluso habrían pasado por el gobierno. También habla de una guerrillera, conocida como 'Aleyda', que viajó a ese país en 2007 con la misión de entrevistarse con políticos y ONG para diseñar una campaña en contra del embajador de Colombia en México, Luis Camilo Osorio.

También cuenta cómo, desde 1997, cuando las Farc aún tenían representación legal en México, establecieron contactos con el peligroso cartel de las drogas de los hermanos Arellano, ubicado en la zona de Tijuana, y con el tiempo hicieron un acuerdo en el que la guerrilla pagaba con droga las armas que los mexicanos les enviaban. Según el autor, los narcotraficantes colombianos conocidos como 'los mellizos' Mejía Múnera habrían sido el enlace del negocio hasta que uno de ellos fue asesinado y el otro capturado.

Las nuevas evidencias que trae esta publicación sobre el alcance de las Farc en México, sus relaciones políticas y sus negocios ilegales, sin duda darán mucho de qué hablar en ambos países, y dejarán sin piso a los que hasta ahora defienden que es un asunto marginal de unos pocos estudiantes inquietos por las ideologías de izquierda.