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LAS NUEVAS FOTOS

SEMANA revela en exclusiva fotografías inéditas y recientes de Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, que serán la base de su persecución de ahora en adelante.

3 de julio de 1995

EL PARTIDO DE FUTBOL MAS IMPORTANTE en 1994 se jugó el domingo 18 de diciembre en el estadio El Campín de Bogotá. Ese día se enfrentaron Millonarios y América de Cali. Cerca de 60.000 personas se dieron cita para presenciar 90 minutos de fútbol, al cabo de los cuales se definiría cuál sería el campeón de esa temporada.
Mientras los hinchas azules y rojos disfrutaban de las jugadas, los goles y el ambiente festivo, 150 hombres del Bloque de Búsqueda ocuparon silenciosamente la gradería de occidental numerada del coliseo capitalino. El operativo, dirigido personalmente por los altos mandos de la Policía, el Ejército y el DAS, tenía como objetivo la captura de Miguel Rodríguez Orejuela quien, según había revelado un informante tres días atrás, sería un espectador más de la gran final del fútbol colombiano.
Los agentes encubiertos se tomaron la tribuna desde las 12 del día. A cada uno de ellos se les había entregado copia de una fotografía de Miguel Rodríguez. Además, los miembros del Comando Especial Conjunto -CEC- emplearon cámaras de fotografía y de video para dejar registro de toda la operación. Las comunicaciones fueron coordinadas a través de teléfonos celulares con el fin de evitar fugas en la información. Así, los agentes vigilaron cada una de las entradas a la gradería y se apostaron en lugares estratégicos del sector occidental de El Campín a la espera de Rodríguez. Nada se dejó al azar.
Al finalizar el primer tiempo del partido, uno de los agentes creyó haber localizado el objetivo y dio la voz de alarma. En tono claro señaló que en la silla 132 de la fila G estaba sentado un hombre, con vestido de paño azul oscuro, corbata roja y quien, según la fotografía que le habían entregado, se parecía mucho a Miguel Rodríguez. Según reportó el agente del CEC, al sospechoso lo acompañaba un niño. De manera muy cautelosa, y camuflados perfectamente entre los hinchas de Millonarios y América, unos 20 hombres que se encontraban cerca del lugar observaron en detalle al sujeto que se encontraba en la gradería y confirmaron que en efecto podría tratarse del mismo hombre de la foto.
Los agentes del Bloque procedieron a detener al desconocido y en un impresionante cordón de seguridad lo sacaron del estadio. Pero la dicha les duró poco porque unos minutos después comprobaron que si bien en el físico el hombre retenido era muy parecido a Miguel Rodríguez, no se trataba del mismo. Era un profesor de arqueología de la Universidad Nacional que había ido al estadio con su hijo a presenciar la emocionante final.
Tres semanas después la historia se repitió, esta vez en un allanamiento realizado en una de las más grandes discotecas de Juanchito, el más popular rumbeadero de salsa de Cali. Allí los agentes capturaron a un hombre cuya descripción coincidía con la fotografía que los agentes tenían de Gilberto Rodríguez. Solo unas horas después comprobaron que infortunadamente se habían equivocado de nuevo.
Han sido muchas más las veces en que las autoridades han detenido a personas que tienen un asombroso parecido con los Rodríguez. Y esto ha ocurrido por una sencilla razón: desde cuando se inició hace un año la persecución de los Rodríguez y sus socios del cartel de Cali, los miembros del Bloque de Búsqueda han trabajado con base en fotografías y videos que tienen cerca de 15 años de antiguedad.
Y en ese lapso es mucho lo que cambia de fisonomía una persona, más aún cuando la gente se acerca a los 40 años. En algunos casos las transformaciones son tan grandes que muchas personas se tornan irreconocibles. Las canas, la obesidad y las arrugas son los ingredientes claves de este maquillaje natural. Y cuando se trata de delincuentes estos elementos se convierten en aliados incondicionales para ocultar su verdadera identidad.

EL HALLAZGO
Hasta hace una semana el inexorable paso de los años había sido la mejor arma de los jefes del cartel de Cali para mantenerse lejos del alcance de las autoridades. Los rostros de los Rodríguez Orejuela se habían convertido, como en la novela de Dorian Gray, en imágenes a las que no les pasaban los años.
Pero ese mito se rompió la semana pasada tras el hallazgo que hizo el Bloque de Búsqueda en un allanamiento realizado el 29 de mayo en la calle 14A número 55-175, en el condominio Bella Suiza, en la ciudad de Cali. Allí, los oficiales del CEC descubrieron un verdadero tesoro. En una de las habitaciones de la mansión hallaron una caja de cartón que se encontraba escondida en un armario, en la que había un poco de todo, como documentos, escrituras, cartas y revistas. Pero lo que más llamó la atención de los agentes fue un álbum con fotografías de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y algunos de sus familiares, tomadas no hace más de tres meses. La sorpresa fue mayúscula cuando los agentes del bloque observaron las fotos y quedaron más que sorprendidos por el cambio físico que habían sufrido los hombres más buscados hoy en Colombia.
El tesoro encontrado lo conforman nueve fotografías. En tres de ellas aparece Gilberto Rodríguez. Su aspecto es el de un hombre maduro, que ha ganado varios kilos de peso y, parcialmente canoso. Su fisonomía es muy diferente a la que los colombianos conocieron en los últimos 15 años. Gilberto Rodríguez diferente al de 1986 cuando las agencias internacionales de noticias lo mostraron detenido en Madrid (España). Muy distinto a los videos de los noticieros de televisión que lo captaron en Cali cuando era sometido a un juicio público en 1987. Y el contraste es mucho mayor con el Gilberto Rodríguez que aparece en los volantes que el gobierno divulgó hace escasas tres semanas en los que se ofrece recompensa por su captura. Allí aparece con un poblado bigote, que lo hace lucir muy diferente a las fotografías halladas la semana pasada por el Bloque de Búsqueda.
En el mismo álbum había otras tres fotografías de Miguel Rodríguez. A los especialistas del Bloque de Búsqueda lo que más les llamó la atención fue su aspecto demacrado, lo que les confirmó a los investigadores algunas informaciones obtenidas meses atrás en el sentido de que Miguel Rodríguez estaba enfermo y había sido tratado por especialistas.
Las otras dos fotografías corresponden a familiares. En una aparece Amparo, hermana de Miguel y Gilberto Rodríguez. Y la última es el registro gráfico de una reunión familiar en la que están los dos hermanos Rodríguez con una de sus sobrinas en una fiesta de cumpleaños. Con este tesoro el Bloque de Búsqueda reorientó sus operativos y dio nuevas instrucciones a sus oficiales y a sus informantes. El material hallado será utilizado para la impresión de volantes con los nuevos rostros de los cabecillas del cartel de Cali.

CUESTION DE SUERTE
Si bien el hallazgo de las fotografías es uno de los golpes más duros que se les ha dado a los jefes de la organización del Valle del Cauca, no deja de ser sorprendente la manera como el Bloque las encontró. La casa que fúe allanada en el exclusivo sector de Bella Suiza se encuentra localizada a escasos 50 metros de la entrada principal del centro de operaciones del Bloque de Búsqueda, en un sector conocido popularmente como Carabineros. Cientos de veces los encargados de la persecución pasaron por frente a la mansión o la sobrevolaron. Uno de los oficiales del CEC recordó que en más de una ocasión pensó que había que allanar esa residencia, pero nunca lo habían hecho porque consideraban que era imposible que en las narices del Bloque se refugiaran los Rodríguez o se guardaran documentos de la organización. "Pero fue tanta la curiosidad que por fin decidimos montar un operativo en el que no se esperaba encontrar mayor cosa. A veces la suerte juega un papel protagónico en la lucha contra el narcotráfico... ¡Oh sorpresa!... ", relató el oficial.
Tras el hallazgo de las fotografías, fuentes del CEC consideraron que se ha acortado sustancialmente la ventaja que representaba para los Rodríguez y sus socios el ser perseguidos por personas que no tenían certeza sobre su real apariencia física.
Algo parecido ocurrió cuando el Bloque de Búsqueda perseguía implacablemente a Pablo Escobar. Fueron muchas las historias que se tejieron alrededor de sus supuestos cambios de fisonomía (la barba o las cirugías plásticas). Pero las autoridades tuvieron una certeza definitiva sobre el rostro y el físico del jefe del cartel de Medellín cuando salieron a la luz pública algunas fotografías que el capo se tomó con su familia en el interior de la cárcel de máxima seguridad de Envigado. De esta manera se pasó rápidamente del Escobar que aparecía en el Congreso de la República o en el autódromo, al Escobar con canas y pasado de kilos.
Una vez conocidas las nuevas caras de los jefes del cartel de Cali, las autoridades esperan que se multipliquen las llamadas telefónicas de las personas que quieren ganarse una jugosa recompensa por delatarlos. Semanalmente, según registros oficiales, se producen cerca de 400 llamadas a la central telefónica del CEC en Cali. Si bien las informaciones no han conducido a la captura de algún peso pesado del narcotráfico del Valle, muchas de estas sí le han permitido al Bloque obtener datos más precisos de algunos de los miembros del cartel que durante muchos años fueron personajes anónimos. Hoy ya las autoridades tienen plena identificación de Víctor Patiño Fómeque, Henry Loaiza y Juan Carlos Ramírez Abadía, señalados por las autoridades como importantes hombres en el engranaje de la organización. Renovado el archivo fotográfico de los Rodríguez Orejuela, los oficiales del Bloque solo esperan que cualquiera de ellos asome la cabeza para dar el golpe definitivo.