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LAS PRUEBAS CONTRA PERAFAN

Diez horas de grabación y 31 testigos,entre ellos dos ex militares colombianos, sellarán la suerte de Pastor Perafán en Estados Unidos.

15 de diciembre de 1997

A mediados de septiembre de 1986 Pastor Perafán Homen recibió una llamada telefónica en su residencia situada en alguna ciudad del centro de Colombia. Al otro lado de la línea estaba un hombre de unos 30 años de edad. La comunicación tenía como origen uno de los barrios más exclusivos de San José de Costa Rica. Por más de 15 minutos Perafán y su interlocutor dialogaron en clave sobre diversos temas. En desarrollo de la charla Perafán dijo: "Esos hijueputas arquitectos están construyendo mal las casas porque están saliendo húmedas". Pocos minutos después los dos hombres acordaron una nueva cita telefónica y colgaron. Lo que no sabían Perafán y su interlocutor era que esa conversación estaba siendo escuchada por agentes antinarcóticos que desde hacía varios meses les estaban siguiendo la pista. El diálogo de los dos hombres fue interpretado por los expertos como el arreglo para el montaje en algún lugar del país centroamericano de un laboratorio de procesamiento de cocaína. Durante ese año y parte de 1987 las autoridades lograron grabar 10 horas de conversaciones telefónicas entre Perafán y otras 15 personas radicadas en San José de Costa Rica. Al igual que en la primera, los diálogos transcurrían en medio de juegos de palabras que indicaban que se estaba ocultando algo. "Que recojan las casas", que "lleven las casas" eran frases pronunciadas por Perafán, a las cuales se acostumbraron quienes tenían a su cargo las investigaciones. Aun así, siempre intuyeron que detrás de todo estaba el manejo de negocios relacionados con el tráfico de drogas. Esos casetes de hace una década constituyen hoy el primer escalón del enorme proceso judicial armado pacientemente por las autoridades antinarcóticos de Estados Unidos contra Pastor Perafán, considerado uno de los barones de la droga en Colombia. SEMANA confirmó en fuentes de Costa Rica y la corte de Uniondale, en Nueva York, que estas grabaciones serán presentadas como prueba contra Perafán en el juicio que se inicia en enero próximo. La voz de Perafán fue sometida a rigurosos exámenes técnicos y para los investigadores no existe duda de que se trata de él. "Las conversaciones son muy comprometedoras para Perafán y le va a quedar muy difícil alegar que no es él o que no estaba hablando de narcotráfico porque las personas con las que él hablaba fueron detenidas poco después en Costa Rica y condenadas posteriormente por narcotráfico. Otra cosa es que la justicia de ese país haya conceptuado que las grabaciones no tienen validez porque fueron obtenidas ilegalmente", explicó a SEMANA una fuente estadounidense que conoce de cerca el proceso.
Otras pruebas
El proceso contra Perafán no está compuesto solamente de grabaciones telefónicas. En el voluminoso expediente aparecen las declaraciones de 31 testigos que aseguran haber conocido sus conexiones con el narcotráfico. La mayoría de estas personas están detenidas en cárceles estadounidenses y paulatinamente se han acogido al programa de protección de testigos para buscar rebajas en sus penas. Sin embargo las fuentes judiciales consultadas por SEMANA explicaron que la situación de Perafán se complica especialmente por la aparición de dos testigos, los hermanos William y Jairo Quintero, ex suboficiales del Ejército de Colombia, que aseguran haber formado parte de la organización de Perafán. "Los dos militares pertenecieron al Ejército y son oriundos de Caldas. Los dos están detenidos por narcotráfico en Estados Unidos hace cinco años y uno de ellos, William, ya fue condenado a 30 años de cárcel", explicó la fuente. Los restantes 29 testigos de la Fiscalía de Nueva York son de Costa Rica y también están procesados por narcotráfico.
La defensa
Pastor Perafán enfrentará una verdadera batalla jurídica en la primera semana de enero del próximo año cuando, en compañía de sus abogados, Ivan Stephan Fischer, Gustavo Salazar y Richard Kanton, enfrente al implacable juez Thomas Platt, de la corte de Uniondale, en Long Island, Nueva York. Al fin y al cabo la justicia estadounidense acusa a Perafán _quien primero fue panadero y luego suboficial del Ejército Nacional_ de ser organizador, supervisor y gerente de una actividad criminal por medio de la cual fueron introducidas 30 toneladas de cocaína a Estados Unidos. No obstante la existencia de este caudal de evidencias, tanto Perafán como su equipo de abogados siguen sosteniendo que las pruebas son muy débiles. De un lado, la defensa argumentará que las versiones de los 31 testigos carecen de validez porque se trata de personas ya condenadas que lo que buscan es disminuir su condena. De otro lado, los juristas que defienden a Perafán tratarán de lograr que la Fiscalía deje sin valor las 10 horas de grabación por haber sido obtenidas de manera ilegal. De qué tanto logre la Fiscalía consolidar estas evidencias por el presunto delito de narcotráfico, dependerá en buena medida la suerte de Perafán quien, si se le prueban los cargos, podría ser condenado a pasar lo que le queda de vida en una prisión de Estados Unidos.