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El panel 'Los medios, el poder el abuso del poder' fue abierto por el director editorial de la revista brasilera Veja, Carlos Maranhão (der.), moderado por María Teresa Ronderos, de SEMANA (centro), y contó con la participación del director de Noticias RCN, Rodrigo Pardo (izq.). | Foto: León Darío Peláez

PRIMER PANEL

"Le dicen control social, pero es censura": Carlos Maranhao sobre críticas de gobiernos a medios

El panel 'Los medios, el poder el abuso del poder' fue abierto por el director de la revista 'Veja' y contó con la moderación de María Teresa Ronderos, de SEMANA, y la participación del director de Noticias RCN, Rodrigo Pardo.

13 de septiembre de 2012

En el marco del 'Foro internacional: Los medios, su futuro y su relación con el poder', se realizó el panel 'Los medios, el poder el abuso del poder'. La charla inicial estuvo a cargo de Carlos Maranhão, director editorial de la revista brasilera Veja, la tercera de más circulación a escala mundial.
 
Maranhão comenzó su exposición con un video en blanco y negro de algunos segundos, filmado con una cámara escondida en mayo del 2005. En el documento se puede ver a Mauricio Marinho, un jefe local del Departamento de Correos, adscrito además al Partido de los Trabajadores de Lula, recibiendo un gran fajo de billetes en una situación de corrupción oficial.
 
Las imágenes trascendieron y fueron, entre otras, reproducidas en la portada de Veja. Estas provocaron sorpresa e indignación, pues "pocas veces la delincuencia se comprobó de modo tan claro y contundente". La edición de esa semana se tituló 'El manual de los ladrones'.
 
Brasil, agregó Maranhão, vivió desde 1964 una dictadura militar en la cual muchísimas personas fueron perseguidas, encarceladas y asesinadas. Durante los momentos de mayor represión, recordó este editor, se llegaba al extremo de censurar una epidemia de meningitis. En su lugar, los diarios y revistas se limitaban a publicar fotos de demonios medievales, o bien largos fragmentos de Los lusiadas en los lugares consagrados a las investigaciones censuradas.
 
En 1989 llegó el voto directo y con este la democracia al gigante latinoamericano. El elegido fue Fernando Collor de Mello, quien prometió combatir la inflación y la corrupción. Sin embargo, señala Maranhão, su único mérito fue abrir la economía de Brasil. De hecho, durante este período la prensa tuvo una oportunidad única de ejercer su función de fiscalizadora del poder establecido y de ente encargado de denunciar sus abusos.
 
En una serie de denuncias en las que también participó Esto É, la revista Veja desarrolló las denuncias por corrupción formuladas por Pedro Collor, el hermano del presidente, que condujeron a la caída del mandatario y a su eventual abandono del poder.
 
Por último, Maranhão explicó el escándalo de Mensalão, en el cual se repartieron dineros públicos a través de préstamos bancarios forjados. Aunque en ese caso la operación fue dirigida por el segundo hombre en del gobierno de Lula, la prensa también actuó como 'los ojos de la nación', siguiendo de cerca el proceso, que condujo a lo que se conoce como el juicio del siglo en Brasil.

El conversatorio
 
A propósito del último comentario de Maranhão, el panelista Rodrigo Pardo señaló que en las dictaduras se puede apreciar con gran claridad el conflicto entre el poder y los medios. Sin embargo, advirtió, en condiciones normales la relación también es conflictiva, o por lo menos compleja.
 
En ese sentido, recordó, si bien los presidentes gobiernan para los medios, los periodistas también necesitan a los gobernantes, que claramente constituyen fuentes noticiosas. El conflicto se encuentra en puntos como la reiteración -que los políticos pueden privilegiar para consolidar su mensaje y la novedad -que es la esencia del periodismo-.
 
A su vez, advirtió Pardo, cada una de esas instancias cuenta con intereses y agendas divergentes. La simplificación a la que pueden tender los asesores de prensa y la complejidad que se busca encontrar en una investigación o un análisis, constituye un caso de intereses opuestos. Desde el Gobierno, dijo, siempre se tendrá la impresión de que no se da fe de lo hecho.
 
Otro ejemplo de esta divergencia lo constituyen las 'chivas', que son éxitos periodísticos para los medios, pero simples fugas de información para las instancias gubernamentales. A propósito, aunque en los regímenes democráticos la intervención estatal tiende a ser menor, no hay que olvidar casos como el de Abu Gharib, cuyas fotos de degradaciones infligidas a los prisioneros tuvieron que superar múltiples presiones por parte del gobierno de Estados Unidos antes de poderse publicar.
 
Con respecto al tema de de la paz, María Teresa Ronderos preguntó, haciendo las veces del 'abogado del diablo', si en los diálogos no sería mejor dar prioridad a la prudencia, no publicar lo que los pueda entorpecer, y no dar publicidad a "actos de terroristas".
 
Al respecto, Pardo respondió negativamente, recordando que en casos como el del Cagúan sólo se supo la magnitud de los actos de secuestro y de narcotráfico que se estaban cometiendo gracias a la intervención de la prensa.
 
Del mismo modo, los ponentes reaccionaron a la cuestión sobre las dificultades a la hora de gobernar países como los latinoamericanos, con poderosas fuerzas mafiosas, potencias extranjeras al acecho y grandes niveles de corrupción. Según Pardo, "el periodismo no se hace para agradar ni al Gobierno, ni a la oposición ni a los anunciantes, sino para informar a la opinión pública".
 
En ese sentido, dijo Pardo, el poder legítimo y los medios están en un proceso de mutua construcción, en el que el buen desempeño de uno se refleja en la mejora del otro.
 
María Teresa Ronderos, evocó a su vez la cuestión de los gobiernos de izquierda que han cambiado las normas para "meter a periodismo en cintura", con el argumento de que se trata de instancias populares que atacan medios sin sintonía con las necesidades de la gente.
 
A esta cuestión Maranhão explicó que a la prensa crítica se le han atribuido diferentes motes, algunos contradictorios. Ante una revelación, un gobierno puede responder acusando a los medios de ser contrarrevolucionarios, reaccionarios, discriminadores, etc.
 
"Dicen control social, pero es censura", concluyó el director de Veja. Al respecto, Pardo García-Peña señaló que esos argumentos pierden a su vez todo peso cuando se emiten desde democracias que no son plenas, como Venezuela y Ecuador. Agregó que con una prensa libre e independiente, es más difícil reelegirse indefinidamente.