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| Foto: Juan Carlos Sierra

POLÉMICA

A León Riaño se le chispotió

Una frase del director de la Policía lo puso en aprietos frente al presidente Santos.

29 de junio de 2013

El general José Roberto León Riaño, director de la Policía, en más 35 años de carrera ha enfrentado los peligrosos desafíos que entraña ese cargo. Ha tenido que combatir capos del narcotráfico, jefes guerrilleros, comandantes paramilitares, bandas de secuestradores, y en esa tarea ha tenido un buen desempeño como director. 

Sin embargo, es probable que nunca hubiera estado tan asustado como  el miércoles de la semana pasada cuando el presidente Juan Manuel Santos le dijo que quería hablar con él. 

El asunto estaba relacionado con unas declaraciones del general que había revelado Vicky Dávila en La FM. En una charla semanal que tiene con todos los comandantes del país, León soltó la siguiente frase: “Pónganle cuidado a la inteligencia y eviten los paros porque los paros van escalando. No se pueden dejar bloqueos por favor, con razón la gente extraña mucho al expresidente Uribe”.

Y la frase es aún más larga: “El presidente Uribe, sucedía un secuestro, y el comandante a la hora estaba en el sitio donde fue el secuestro y dirigiendo operaciones para rescatarlo. Había un bloqueo y a la hora estaba desbloqueado. No se admitían bloqueos de vías. Hoy no. Hoy hay bloqueos en todo lado y el bloqueo va escalonando y después nos queda grande”.

Las frases las dijo en medio de un extenso análisis sobre la situación de seguridad en el país. El 99 por ciento de esa intervención era muy constructiva y contenía un duro jalón de orejas a sus oficiales para que fueran más eficientes. Sin embargo, esa parte nadie la registró y el chisme sobre la falta que hacía Uribe se convirtió en una locura en las redes sociales. En medio de la escalada de especulaciones se llegó a hablar hasta de la renuncia del director de la Policía. 

La verdad es que la frase pronunciada por León es una de las más comunes en la actualidad en el país y no encierra mayor misterio. Lo que sucede es que una cosa es que lo digan las señoras de sociedad en los cocteles o los hacendados en la costa y otra que lo haga el número uno de la institución encargada de la seguridad. 

El comentario podría haber sido inofensivo de no ser por la polarización que existe en el país hoy entre santistas y uribistas. Con la incertidumbre que se percibe alrededor del proceso de paz hay hipersensibilidad en el gobierno y cada palabra puede tener un alto costo político.

Santos minimizó el episodio y lo trató con altura. Se limitó a decir que el alto oficial fue citado “fuera de contexto”. Eso puede ser discutido pero el presidente no podía haber hecho nada diferente. Si se mostraba indignado no hacía más que confirmar una obsesión antiuribista que algunos le atribuyen. El único camino sensato era respaldarlo pues al fin y al cabo León no solo había sido escogido por él sino que le ha resultado muy efectivo en términos de seguridad. 

Al final de la semana la metida de pata se había desvanecido prácticamente del todo frente al éxito de la captura de los asesinos del agente de la DEA. Al fin y al cabo no había sucedido nada grave. Como diría el Chavo del Ocho: una chispoteada. 

El único malestar que quedó de todo el episodio fue que el único que pudo haber filtrado esa información era uno de los oficiales que estaba presente durante la intervención. Semejante acto de deslealtad no hace sino confirmar que hay ruedas sueltas entre las fuerzas armadas que pueden hacer mucho daño.