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Wilmar Vera Zapara fue redactor de los diarios El Tiempo, El Colombiano y El Mundo. | Foto: Cortesía La Tarde

JUSTICIA

El docente que venció a la Fiscalía

Wílmar Vera, quien estuvo dos años tras las rejas, demostró no ser responsable del asesinato de un político.

1 de octubre de 2014

El caso que por dos años tuvo en vilo a la comunidad académica de Pereira y que copó las primeras páginas de los medios regionales parece resuelto.

El martes pasado, contra todo pronóstico, un juez le dio la libertad al reconocido docente Wílmar Vera Zapata, quien fue señalado de haber instigado el homicidio del político risaraldense Alexánder Morales. Se trata de un hecho que a lo largo de 27 meses mantuvo la atención de buena parte de la sociedad de esa región del país.

¿Cómo es la historia? El 8 de junio del 2012 miembros de la Sijín capturaron al docente de la Fundación Universitaria Lasallista en Caldas Wílmar Vera Zapata mientras impartía clase. Fue señalado de ser el autor intelectual del homicidio del excandidato al Concejo de Pereira Alexánder Morales. Su captura tenía un elemento al parecer sólido: el sicario que disparó contra la humanidad del político, identificado como Carlos Andrés Velásquez, fue quien señaló al docente.

Desde ese momento la vida del profesor se convirtió en un verdadero infierno. De Caldas fue trasladado a Pereira, donde un juez ordenó su detención en centro penitenciario por el delito de homicidio agravado. Desde el principio la defensa del docente, quien había sido director de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Católica de Pereira y gozaba del prestigio regional, denunció irregularidades en el proceso, que calificó como un "falso positivo judicial".

Luego ese proceso sufrió toda clase de traspiés. Los servidores judiciales encargados de desarrollarlo, sufrieron repentinas enfermedades prolongadas además del cambio sucesivo de fiscales. Todo esto llevó a que el juicio se extendiera en el tiempo.

Pero ¿cuál fue la razón para quevincularan al profesor a semejante delito? Según el expediente, el docente se asoció con el entonces candidato al Concejo municipal en un jugoso negocio: la explotación de una mina de carbón en Jagua de Ibirico en el departamento de Cesar.

Vera entregó 50 millones de pesos a su nuevo socio para que adelantara el proyecto. Pero pronto se dieron cuenta de que el negocio no pintaba bien. Aun así y sin haber invertido los recursos, el candidato no le reembolsó a su socio el aporte inicial. Ese hecho fue tomado por la Fiscalía como un indicio para responsabilizar al docente de ese posterior asesinato.

Entre las muchas pruebas que presentó la Fiscalía había una que indicaba que el docente se había reunido con el sicario el 18 de febrero del 2011 para orquestar el asesinato. Esa evidencia fue pronto desmentida por la defensa, que probó que para la época el docente no vivía en Pereira, sino en Medellín, y que a la hora de los hechos se encontraba dictando clases en una universidad.

A lo largo del proceso, que ya reposaba en el Juzgado Quinto Penal del Circuito, se fueron encontrando más contradicciones del principal testigo, lo que dio pie para que el funcionario judicial responsable de la causa declarara inocente a Vera. Pero ya habían pasado dos largos años de suplicio de un hombre que toda costa reclama la libertad por ser inocente.

“Alexánder nunca tuvo ningún miedo ni aversión frente a mí. Hasta el último día de su vida fuimos amigos”, le dijo a Semana.com el profesor minutos después de recuperar su libertad. El docente agregó que se arrepiente de haber emprendido un negocio con el político asesinado, pues esa decisión le cambió la vida. “Fue una experiencia muy dura la que viví, aun cuando me dejó muchas enseñanzas”, reflexionó el profesor.

Se trata de un caso de los tantos que suceden en Colombia donde la justicia, sin muchas pruebas, acusa a verdaderos inocentes.

¿Qué sigue?

Aunque la libertad de Vera se hizo efectiva y la comunidad estudiantil celebra la decisión de la justicia, el caso no ha muerto. La defensa del docente no descarta que la Fiscalía interponga un recurso de reposición ante la instancia superior que confirme o deniegue la decisión del juez. “Espero que la Fiscalía no vaya a apelar porque sería un desgaste adicional. Pero si eso ocurre, estaremos prestos a dar la pelea. Yo confío en que la sentencia del juez se va a respetar”, le dijo el profesor a Semana.com.