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LOPEZ: BANDERAS ROJAS Y PALOMAS BLANCAS

En sus giras por Quindío, Tolima, Boyacá y Santander, López ha encontrado el tono de sus viejos tiempos: caústico, directo, sea para hablar de la paz, de su adversario conservador o del partido Copei.

7 de junio de 1982

Algo curioso ocurre con el candidato Alfonso López Michelsen. En los últimos días, sus mejores intervenciones tienen como escenario pequeñas poblaciones del norte del Tolima, Quindió y más recientemente Boyacá. Allí donde podría esperarse una arenga fácil, ante sudorosos "calentanos" que agitan banderas rojas o friolentos boyacenses, López Michelsen, con un verbo fluído y a veces caústico, se ha referido a los temas de la política económica o internacional del país, sin considerar que están por encima del nivel medio de su oyente.
Han sido, pues, los mejores momentos de su campaña. Sus amigos hasta cierto punto lo lamentan, porque hubiese preferido que dichas intervenciones tuviesen un escenario con mayor acústica nacional que las reverberante plaza de una población cafetera.
En Supía, punto clave de los predios electorales del senador Renán Barco López fue recibido con banderas rojas y blancas y el súbito vuelo de 200 palomas. López no se anduvo con rodeos para indicar el alcance de su propuesta de paz. La paz era ofrecida a las guerrillas. "Las del Caquetá, las del Magdalena Medio, las de la Sierra de la Macarena, las de Urabá".
Fue allí mismo donde se refirió al lema acuñado por su adversario conservador, a propósito de las casas sin cuota incial. "Qué voy yo a decir que no se pueden hacer casas sin cuota inicial, si durante mi gobierno se hicieron. "Lo que no era posible era ofrecer un millón de casas en estas condiciones en un lapso de cuatro años, dijo.
Al día siguiente, en Quimbaya, (Quindío) López apareció con un sombrero de paja color blanco y una camiseta de rayas rojas, acompañado por su esposa Cecilia y por Alberto Santofimio. Su discurso tuvo como aperitivo duras alusiones al partido conservador (que había "perdido el bus" en darle su puesto a la mujer, en establecer la igualdad entre los hijos legítimos y los naturales, y en la política petrolera), y como plato principal una explicación de fondo sobre la filiación de liberalismo a la social democracia.
Fue una declaración rotunda, una definición de principios. El partido liberal debía ir hacia el socialismo porque el crecimiento económico ha "producido una concentración de la riqueza y la constitución de monopolios, que un gobierno de izquierda tiene que combatir".
Aquel mismo día, en Chinchiná, el candidato liberal lanzó un duro ataque contra el partido social-cristiano COPEI, de Venezuela, como respuesta a las declaraciones de su secretrio internacional, que se permitió pronosticar la derrota liberal en las elecciones del 30 de mayo.
López Michelsen tenía razones para reaccionar. Para nadie en un secreto que las simpatías de Acción Demócratica son para el candidato liberal, así como las del partido de gobierno venezolano van para Betancur. Recíentemente los servicios de prensa de la candidatura liberal habían divulgado fotografías que mostraban al cónsul venezolano y amigos suyos con los altos mandos de la campaña belisarista, en un acto público, según afirman.
Aquel día, en Chinchiná, López decidió litoralmente "mandar al diablo" al partido Copei:
"Al diablo el partido de gobierno venezolano si cree que se puede meter a intervenir en la política colombiana", dijo.
López afirmó que el de Copei era el gobierno que más abusivamente había tratado a los colombianos residentes en Venezuela. ¿"Con qué aquellos que golpearon al músico (vallenato) Alfredo Gutiérrez... pretenden darle consejos al electorado colombiano para que vote contra los liberales y favorezca a los ronservadores?"
En Armero y Líbano, poblaciones que le fueron adictas desde los lejanos tiempos del MRL, la tónica fue la misma: combativa y centrada sobre los mismos temas (la paz, la filiación de izquierda del liberalismo). Unica sombra: la incómoda agresividad verbal de los amigos de Guillermo Alfonso Jaramillo contra Santofimio su rival político.
El tono cambia, desde luego, en los foros que López cultiva tanto como los discursos de balcón y plaza. Pocos días antes de su gira por el Quindío y el Tolima, el candidato liberal habló de la paz en un foro de Concejales, en el Teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín, con una inusitada franqueza.
"Yo pongo como árbitros de si somos la paz o no, a aquellos que están en estado de beligerancia contra las instituciones. Que les pregunten a los de las FARC, al ELN, al M-19, al ELP, si ellos creen que la paz la van a tener con un gobierno conservador, o con un gobierno liberal".
La paz, tema crucial de su campaña traza un categórico punto de deslinde con su adversario conservador.
En las zonas maltratadas por las luchas guerrilleras, se le presta atención a López. Es también la explicación de que gentes de izquierda, como García Márquez, lo apoyen. En el contexto del Caribe, amenazado por la guerra caliente y fría, dos fuerzas se afrontan: una que se identifica con la democracia cristiana y otra con la social-democracia. Dos lenguajes, dos sensibilidades distintas. López representa la segunda alternativa. Y le gusta recordar que la primera no hizo callar en otros países el ruido de las bombas y las armas.

COMO LA VE UN HOMBRE DE LOPEZ
JAIME CASTRO, liberal lopista: "El partido liberal repetirá, una vez más, las amplias mayorías que lo han acompañado durante los últimos cincuenta años y que mostró en el reciente debate electoral. La disidencia, a la larga, prestará un servicio a la colectividad: evitara que los tibios de corazón, aquellos cuya filiación partidista es frágil, sufraguen por el adversario. El liberalismo presenta como candidato al mejor de sus estadistas, al más experimentado de sus gobernantes, al más imaginativo de sus hombres públicos y al de mayor prestigio internacional, y ofrece el programa que requiere la Colombia de los años 80: paz pública, federalización, nuevas relaciones Estado-Iglesia, rescate de la vocación agrícola y preservación del Estado democrático".

COMO LA VE UN HOMBRE DE BELISARIO
IVAN PUYO. belisarista. "El 30 de mayo habrá un sustancial aumento de la votación por el candidato nacional, lo cual es natural porque ya no existen las interferencias de una campaña en la cual están en juego una serie de intereses claramente partidistas, como en la del pasado 14 de marzo. El movimiento nacional ha superado esos esquemas partidistas, lo que le permitirá recoger, una muy amplia votación de grupos diferentes al partido conservador. Nosotros somos pragmáticos, y más que en las manifestaciones, que a diferencia de otras personas creemos que son indicativos en la medida en que son espontáneas como las nuestras, nos basamos en las encuestas, que tienen una preparación científica y que muestran últimamente una evolución positiva de la candidatura nacional. No me sorprendería que sacáramos más de tres millones de votos".