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Mockus considera que otro Partido Verde igual no habrá, pues Peñalosa escogió el uribismo.

POLÍTICA

Los efectos de la salida de Mockus del Partido Verde

La campaña de Peñalosa se afecta pero, así como resta, también suma votos. Se agita la campaña en Bogotá, aunque las propuestas no ocupan aún primer plano. Y los independientes ganan con la crisis verde. ¿Por qué?

César Paredes, periodista de Semana.com
10 de junio de 2011

La salida de Antanas Mockus del Partido Verde estaba cantada. Él lo sintetizó cuando dijo: “Me tragué un sapo, pero cuando estaba en la garganta se creció y no aguanté más”. Se refería al detonante de su separación de los “tenores” (como se conoció la alianza con los exalcaldes Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón): el apoyo del expresidente Álvaro Uribe a la campaña de Enrique Peñalosa.

Aunque la alianza con La U fue un acuerdo al que llegaron las directivas del Partido Verde, para él era una traición a lo que considera sus principios. La decisión es interpretada de un lado como un gesto de “soberbia”, y de otro, como “autosacrificio”.

Con esta decisión, la campaña por la Alcaldía de Bogotá se agitó, unos ganan y otros pierden.

La campaña de Peñalosa

La campaña del candidato del Partido Verde es uno de los damnificados. Sin duda, la salida de Mockus le afecta, pues con él se van algunos de los votantes que se expresaron en la “Ola verde”. Sin embargo, el apoyo de Uribe continúa. Al final hay una suma y una resta de votos por Peñalosa y las opiniones se dividen.

“No hay que olvidar que el símbolo más representativo del Partido Verde era Mockus. Es atrevido pensar que se le podía tratar como a un mueble vejo”, dijo Fabián Sanabria, sociólogo de la Universidad de los Andes y analista de Razónpublica.com.

Como él, varios analistas consideran que la “ola verde” surgió alrededor de un símbolo y que este se disuelve con la partida de Mockus. “Lo que era la ‘ola verde’ no va a votar por Peñalosa. La ola verde se configuró alrededor de la figura de Mockus”, dijo el politólogo Alejo Vargas.

No obstante, hay quienes consideran que si bien la salida de Mockus impacta negativamente la candidatura de Peñalosa, el apoyo de Álvaro Uribe le suma más votos de lo que le resta. “Peñalosa pierde un sector mokcusiano, pero gana el uribismo de Bogotá y al final sale más beneficiado”, dijo el profesor constitucionalista Juan Manuel Charry. En el mismo sentido, el abogado y analista político Rafael Nieto considera que “lo ideal habría sido que Peñalosa sumara los apoyos de Mockus y de Uribe. Que haya tenido que escoger es costoso. Pero gana más de lo que pierde”, agregó.

El Partido Verde

La conquista de una elección es la suma de muchos factores, como en un juego de ajedrez. Por esta razón, el análisis de los ganadores y los perdedores no se puede hacer solo en una dirección. La jugada de Mockus altera todo el tablero.

En general, los analistas consideran que el Partido Verde es el principal damnificado. “Queda totalmente descuadernado y dividido”, dijo Jorge Gaitán Villegas, experto en pensamiento estratégico y analista de Razonpublica.com.

Para Gaitán, los partidos políticos deben tener dos condiciones sine qua non: voluntad de poder y opción de poder. La primera se demuestra en su capacidad de organizarse y la segunda en las condiciones en las que compite en comparación con otras organizaciones. En su criterio, el partido en este momento no tiene ni lo uno ni lo otro.

Para el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Norte Carlos Guzmán, “quien pierde significativamente es el Partido Verde”. En su criterio, pierde, por lo que dejó de ganar. Guzmán considera que la gente lo percibió en la campaña por la Presidencia como una alternativa de poder distinta a los partidos tradicionales, en la que jugó un papel importante el factor simbólico. “Al unirse con el Partido de La U, que también es responsable del desastre de la administración en Bogotá, se desdibuja”, dijo.

Para Nieto, el Partido Verde perdió porque tuvo la oportunidad de construir sobre la base de las reglas internas, y sin embargo, “Mockus no las respetó”.

Charry, por su parte, sentenció: “el Partido Verde es de muy corta existencia porque está montado sobre las aspiraciones electorales de sus dirigentes, y su organización es muy pobre en su estructura ideológica”.

Los dos consideran que el excandidato presidencial no solo ha tomado decisiones poco estratégicas en la política, sino que a la hora de fortalecer la institucionalidad de un movimiento político ha “traicionado ese propósito”.

La carrera por la Alcaldía

La justa política tomó un camino que hasta hace unos meses parecía inesperado. Peñalosa era el candidato favorito, pues según las encuestas no tenía un competidor fuerte, a menos de que Uribe lanzara su candidatura.

No obstante, la salida de Mockus del Partido Verde, sumada al anuncio de la candidatura de Gustavo Petro por el movimiento Progresistas, avivó la campaña. La posibilidad de que Mockus se sume a otra campaña seguramente sacudirá aún más la marea.

La carrera por llegar al Palacio de Liévano además cobró un nuevo significado. Ya no solo se trata de definir quién puede gobernar mejor una ciudad, sino lo que significa llegar al segundo cargo más importante del Estado, en la entidad territorial con más presupuesto. Además, debido al desprestigio de la administración saliente, se ha convertido en la oportunidad de que otros partidos y liderazgos demuestren que pueden gobernar bien, y aprovechar el trampolín político para llegar a la Presidencia.

El debate, sin embargo, se agota en “caudillismos”, afirman algunos. Nieto considera que el país necesita partidos fuertes de oposición, capaces de construir discursos alternativos. “Y en la medida en que proyectos como los del Partido Verde y el Polo han fracasado por los personalismos, pierde la democracia”, dijo el exviceministro.

Para otros, por el contrario, el retiro de Mockus de los verdes es esperanzador y enriquece el debate. El sociólogo Sanabria considera que de esta manera envía el mensaje a quienes han descreído de la política, que hay otras formas de hacerla. “Muestra que la política al menudeo de los tiempos de Turbay no puede seguir”. Para él, el gesto “consecuente” es una prueba de fuego para los bogotanos.

“En un país donde buena parte de la gente cree que Uribe ha sido el mejor presidente, pero no sabe más de dos nombres de presidentes de la historia del país; Mockus intenta decir que lo que ocurrió en ocho años de gobierno en el que se vio corrupción, yidispolítica, chuzadas y otras, eso no puede pasar de agache”, dijo.

Otras campañas

Aún Mockus no ha decidido cuál será su futuro político. Por ahora, ha dicho, está pasando la pena. Pero no descarta continuar en la arena política. Aun si no participa de la campaña, candidatos independientes como Gina Parody y Gustavo Petro “habrán ganado”, afirman analistas como Nieto. ¿La razón? Muchos de los seguidores de Mockus pertenecen al sector de opinión “formada, cualificada e independiente (que es afín a esos candidatos)”, agrega Guzmán.

No así lo cree Gaitán, para quien el único que se beneficia con lo que está pasando es el propio Uribe. Gaitán pertenece al grupo de personas que consideran que el exmandatario debilitó la campaña de Peñalosa buscando la suya. “Lo que quiere Uribe es el botín político de la ciudad”, dijo.

Todavía es muy temprano para predecir los resultados de la salida de Mockus en la campaña electoral. Tampoco se sabe si los escándalos de corrupción de la administración nacional anterior terminarán afectando la candidatura de Peñalosa, en la medida en que obtiene el respaldo de un sector (la U) que participó de la actual administración; y menos, si la popularidad de Uribe le será transferida.

En la campaña por la Presidencia, en Bogotá, ganó el uribismo. Ahora ese uribismo parece estar con Peñalosa. No obstante, las condiciones son otras y quien ostenta el poder en el Gobierno es Juan Manuel Santos, pero con un programa del que algunos uribistas dicen que si hubieran sabido que su administración sería así, no habrían votado por él, y tal vez algunos verdes sí lo habrían hecho.

Los analistas consideran que los resultados dependen de todos esos factores que se cruzan, y en la medida que pase el tiempo se decantarán las preferencias. Lo que está claro es que la campaña, ahora sí, comenzó.