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LOS GARCIA MARQUEZ

CIRCULA EN COLOMBIA EL LIBRO DE SILVIA GALVIS SOBRE LA FAMILIA DEL PREMIO NOBEL COLOMBIANO. SEMANA PRESENTA A SUS LECTORES LOS PRINCIPALES APARTES DE SU PROLOGO.

6 de enero de 1997

Un año, por lo menos, pasó desdeque me vino la idea de hacer este libro, hasta lograr la primera entrevista; y el primer García Márquez _en realidad el único que yo conocía_ que supo del proyecto, fue Eligio, el periodista, y no le sonó. "A nosotros no nos gusta el público, le tenemos pánico a las cámaras, a losmicrófonos y a las grabadoras", me dijo; y, todavía no sé si para acabar de desanimarme o porque me vio el desánimo pintado en la cara, añadió: "Sin embargo, esta navidad nos vamos a reunir en Cartagena. Hace mucho no coincidimos todos, pero esta vez sí, esta vez, vamos a estar todos, con hijos y nietos, mejor dicho, tres generaciones de García Márquez. Por qué no te pasas por allá, para que los conozcas, a ver cómo te va...". No me atreví, claro. Me pareció una hazaña desmedida para un alma tímida, como la mía. Tímida y testaruda, tanto que, por fin, Eligio dijo: "Está bien, llama a Jaime a Santa Marta, si él te dice que sí, yo te digo que sí"._ "Pero, si yo no lo conozco". _'Ajá, a ver cómo haces..."(Después, entrada ya en las historias de la familia, entendería por qué Eligio puso, como condición, la aprobación de Jaime. Es que "como mi papá nunca hizo de papá, mi papá terminó siendo Jaime", me diría tiempo más tarde.(...)
Cuando lo llamé, la cordialidad y la desprevención de Jaime García Márquez obraron el milagro de volver hilachas mi timidez. Conversamos largo; le expliqué que la idea no era recoger vivencias del colombiano más famoso de este siglo, del muy leído Nobel, del universalmente famoso García Márquez, sino rescatar episodios de la vida de los García Márquez, los inéditos, los no conocidos, los no famosos. Jaime _recuerdo_ me dijo que le parecía bien, pero que no se me olvidara que si existía interés por conocerlos a ellos era, precisamente, por ese hermano Nobel, escritor universal, el colombiano más célebre de este siglo. (...)
Aunque parezca un encuentro irreconciliable, en Jaime, el octavo García Márquez, se dan cita la inteligencia y la racionalidad del ingeniero con el corazón alocado de José Arcadio Segundo: el espíritu zumbón del costeño desprejuiciado con un sentido grave del deber familiar que va, a veces, más allá de sí mismo. Como dice su hermana Aida: "A Jaime no le para un centavo en el bolsillo. Vive ganándose la lotería en la cabeza y la reparte antes de comprar el billete, debe ser por eso que jamás se la ha ganado".
Por eso, nadie que lea estas conversaciones _donde nueve hermanos hablan de sí mismos y de los demás_ deberá sorprenderse cuando llegue a la conclusión de que si Jaime García Márquez no se ha convertido en hombre rico es porque, por el camino y a cada rato, se le atraviesa la mano rota de la generosidad. Así, generoso y confiado fue conmigo desde el primer momento, tanto que si este libro pudo hacerse, fue gracias a que Jaime me abrió las puertas de su casa y me ayudó también a golpear a las de la familia. Eligio tenía más que razón: si Jaime decía que sí, todos iban a decir que sí porque, además con la excepción de Margot en la familia opera la teoría política del dominó. (...).Hay un consenso serio en que Luis Enrique es, en estricto orden de aparición, el segundo hijo de Luisa Santiaga Márquez y Gabriel Eligio García, el telegrafista más famoso del mundo. En cambio, sobre la fecha de nacimiento lo que hay es risa. "Hasta 1955 yo creía que había llegado a este mundo el 8 de septiembre de 1928, después de nueve meses de embarazo de mi mamá. Pero ocurrió que ese año de 1955, Gabito escribió el Relato de un náufrago en El Espectador, tuvo complicaciones con el gobierno de Rojas Pinilla y le tocó irse del país, para lo cual necesitó cierto documento; pues en ese documento, yo no sé por qué, Gabito quedó como nacido el 6 de marzo de 1928, o sea, el mismo año en que yo nací, cosa que me dejó a mí en una situación difícil, porque o soy seismesino, o soy casi mellizo suyo. El nunca rectificó esa fecha, pero el que nació en 1928 fui yo. Gabito nació el 6 de marzo del 27". Se dividen en dosTambién hay consenso en que los once hermanos García Márquez se dividen en dos: los conversadores y los callados. Los primeros, según reconocen los propios incriminados, son: Jaime, Ligia, Aida, Gustavo y Hernando. Los silenciosos, son: Margot, Luis Enrique, Rita y Eligio. García Márquez, Gabo, Gabito (con los tres apelativos aparece en estas páginas) pertenece a ambos bandos, es decir habla y escucha por igual, y sobre eso, ninguno expresó reservas. (Menos aún cuando se refieren al rincón guapo un invento garciamarquiano cuyo propósito feliz es hacer que la familia ejercite la memoria y la risa. "Una vez Jaime y Gabito se quedaron conversando hasta muy tarde. Yo me desperté y cuando los oí converse que converse, fui y les pregunté 'Bueno, y ustedes, ¿de qué tanto hablan?' y Gabito me contestó: 'De lo mismo'. Porque para eso es el rincón guapo". El recuerdo es de Aida).
Bueno, pues, Luis Enrique es, sin duda ni discusión, el capitán del equipo de los García Márquez que, sinceramente y sin pretensiones, detesta el micrófono, aborrece las grabadoras y trata de convencerlo a uno de que tiene prohibidas las entrevistas por prescripción médica. Por eso, ni él ni yo sabemos bien cómo hicimos para que ésta resultara. Ahora, que si me lo exigieran en un juicio, tendría que confesar que, si finalmente se pudo, fue gracias a que se juntaron dos virtudes excelsas: su inagotable paciencia y mi sólido sentido de la terquedad. De esa manera, la memoria, la propia y la de la familia, fue abriéndose camino sin que faltara ni sobrara el golpe filoso del mamagallismo. Yo sé que no es frecuente tropezarse con un contador mamagallista pero, precisamente, esa circunstancia rara convierte a Luis Enrique en especie única y no propiamente en vía de extinción. Al contrario: la constitución de este García Márquez de 68 años es maciza, resistente, como uno se figura que debió ser la de Melquíades el gitano, o la del coronel Gerineldo Márquez, antes de que cayera en estado de postración, se entiende.
Fue durante el primer tramo de la entrevista con Luis Enrique que conocí a Aida, que también vive en Barranquilla y que, todos los días, antes de que se haga noche, pasa por la casa de su hermano, a ver la telenovela, a comer alguna cosa, a charlar un rato. Aida es la segunda de las mujeres, y la cuarta en orden de nacimiento. La precedieron Gabriel, Luis Enrique y Margot. Durante 23 años Aida fue la monja de la familia y desde hace 16 es la ex monja de la familia. Entró al convento con la reticencia de algunos y se salió con la complacencia de casi todos. Hoy, Aida Rosa que el nombre es compuesto_ terminó un posgrado en catequesis y enseña religión en dos colegios de Barranquilla. "Entonces, ¿me vas a poner en confesión?" me preguntó, cuando terminé de explicarle que lo que este libro perseguía era recoger la historia de la familia y de sus miembros, uno por uno, con todo y sus alias familiar: 'Nené Ique' como llaman a Luis Enrique y, 'Añía', que es Margot; y 'mama Yiya', Ligia; y 'Gustaperro', naturalmente, Gustavo; y 'Pava Núñez', Rita; y 'Poa', reservado a Jaime; y 'Nanchi', que es ya más nombre que Hernando, y 'Cuqui' que en la vida real es Alfredo, y 'Yiyo', o sea, Eligio, o mejor dicho, Eligio Gabriel, que aunque fue el último en llegar, lleva el nombre del primero, pero en orden invertido. (...)

El preferido Uno de los asuntos familiares en que los once hermanos sí están de acuerdo es en que hay desacuerdo sobre quién es el favorito del corazón de Luisa Márquez. Gustavo, por ejemplo, dice que tiene prueba de que es él: "Indudablemente, nos quiere a todos pero, a mí más, y con mucha picardía, ella me lo ha hecho saber. Cuando yo le pregunto: 'Ajá, mami, ¿cuál es el hijo que tú más quieres? Ella se ríe y dice que a todos por igual, pero me guiña el ojo y esa es la señal". Y, sí, existe por lo menos un onceavo de probabilidades de que Gustavo sea el primero en los afectos de la niña Luisa, pero lo que sí no admite discusión es que es el sexto en orden de llegada, el tercero si solo contamos los hombres, el cuarto entrevistado y el primero y único cónsul de la familia. "Y hablando del cónsul, mi mamá no ha hecho sino mamarme gallo con eso. '¿Cómo se le dice a un cónsul?', me pregunta: '¿Excelencia?, ¿Señor cónsul?, o ¿qué?"Hace mucho que Gustavo vive en Venezuela, pero apenas desde 1995 se desempeña como cónsul de Colombia en Barquisimeto. (...) No puedo abandonar a Gustavo sin decir que de él me impresionaron tres cosas: la primera, la certeza de que para este García Márquez la vida es más deseo que razón. Lo ratifica una de sus hermanas, cuando dice: "Gustavo es un ser muy especial. Es el 'negro' de la casa, el de los chistes, al que nunca en la vida le ha hecho falta nada (según él, claro) ni siquiera plata. Jamás hemos sabido si ha pasado por una mala situación porque a él todo le sale bien". La segunda: el asombroso parecido con su hermano Gabriel (...). La tercera: su parla, su facundia, verdadera descarga de simpatía. Después de conocerlo, uno podría jurar que él solo hace una fiesta. "Toco guitarra y canto muy bien asegura, lo que pasa es que se me oye muy mal. Eso dicen mis hermanos para mamarme gallo. Lo que sí es cierto es que le pongo sentimiento. Una noche, le di a mi esposa una serenata con una canción de Roberto Carlos, que nos gustaba mucho a los dos; después, su mamá, que estaba con ella en el cuarto, me dijo que se había emocionado tanto, que se desmayó".La vida de Hernando, el noveno, lleva su propio ritmo: quería ser cura, se metió de cadete y terminó de bombero. Nanchi está pensionado y vive en Cartagena. Ligia me hizo el favor de concertar la entrevista que, para comodidad de ambos, se llevó a cabo en el apartamento de la Niña Luisa. Fue la más breve de todas. No sé si por el estilo llano que tiene Nanchi de vivir o debido a que, como él mismo dice, es persona tranquila de gustos sencillos y no le ha interesado ponerse en el oficio arduo de elaborar el discurso de su propia vida. Porque hay otra división entre Los García Márquez: los pese a todo racionales como Jaime, Luis Enrique y Eligio y los por encima de todo emotivos, como Ligia, Hernando y Rita. Margot, Gustavo y Aida se inclinan hacia ambos lados, con asiduidad pero sin exageraciones.Cierto, Nanchi se parece a Rita, pero con la diferencia de que cuando la familia habla de él, le mete risa, y cuando habla de ella, le pone sentimiento. Sobre todo, los hermanos varones y, aquí tomo prestadas palabras de Jaime: "Yo a todos mis hermanos los adoro sin distinción y ellos lo saben muy bien, pero Rita es mi personaje favorito. Rita es silenciosa y trabajadora como mi mamá, aunque no tiene la imaginación desbordada de la Niña Luisa. En el físico es la versión femenina de Yiyo, morena, de pelo negro, con una nariz muy bonita". (...)".Podría decirse que Rita es, casi, el revés de Margot, que en realidad se llama Margarita en memoria de Margarita Márquez Iguarán, la hermana mayor de Luisa Santiaga Márquez de García, muerta de tifo a los 21 años, en 1910. Margot, Margarita, Añía, es la primera García Márquez, amorosa, sin mayor elocuencia y de ninguna manera, silenciosa. (...) Durante casi un año de insistencia, Margot se resistió con la misma frase: "A mí no me pregunten nada, que yo no tengo nada para contar". Se me ocurre ahora que si, al fin, aceptó conversar conmigo fue porque su corazón bondadoso se compadeció de mi mansa obstinación. Pero, lo que sí sé con certeza es que en los varios días de conversación pude confirmar lo que escuché desde que el primer García Márquez habló de su hermana mayor: que ella era la fuente su supervivencia, la espina dorsal de la familia, la memoria de la estirpe. Tomo en préstamo las palabras de Eligio: "Ninguno asumió los problemas de la familia con la intensidad de ella. Mejor dicho, Añía se entregó totalmente. Amaranta sale de ella. Amaranta es así porque Añía es así: reconcentrada en sí misma; a veces, rencorosa, pero siempre con todo el peso encima, sin pensar en ella misma, sin nada propio. Añía depositó todo su amor en los hermanos menores, incluido Jaime, pero todos crecimos y nos fuimos". "Margot es Amaranta Ursula", asegura Gustavo y trae a cuento su propio recuerdo: "...Margot quedó muy dolida, duró un año en que no salía de su cuarto. Si uno lo analiza, ahí está la semblanza de Amaranta Ursula: rebelde, rencorosa. La única diferencia entre Amaranta Ursula y Margot es que los rencores de Amaranta Ursula eran eternos, mientras que los de Margot con el tiempo pasan".Pero si, como dice Jaime, "Yiyo es hijo de Gabito con mi mamá", Alfredo es como si fuera el hijo que Margot no tuvo. Ella mismo lo recuerda así: "Cuando yo tenía como doce, tal vez trece años, nació Cuqui y ahí fue la desgracia de mi vida, porque me le entregué por completo. Yo fui la que lo bañó por primera vez, recién nacido; parecía un alemán, blanco, bello...". De manera que si la de Cuqui es la entrevista que no pudo ser, por Margot sabrán del décimo García Márquez, que dice que él es la oveja negra de la familia y que antes de criticarlo, sus hermanos debe-rían indemnizarlo porque a él le tocó cargar con eso: "Esta familia tiene Nobel, ingeniero, monja, periodista, comerciante, cónsul y bombero, pues también tenía que tener oveja negra y ese soy yo", dice Margot que dice Cuqui, en frase que es verdadera descarga de humor cerrero. Es el motivo por el cual la parla de Alfredo no se puede leer en este libro; y sin embargo, no está del todo ausente, sus hermanos hablan de él, de la pena que les causa su drogadicción: "La parte dolorosa de la familia es Cuqui. A mí eso me duele mucho y sé que es duro para todos ver cómo se pone de mal. Cuando yo lo veo así, me pongo a llorar, me duele mucho". Palabras y sentimiento pertenecen a Hernando.Atrás dije que Eligio había sido el primer García Márquez a quien consulté la posibilidad de construir este libro, pero no aclaré cómo, ni cuándo, ni de dónde me vino la idea. La respuesta es Ligia. La conocí en Cartagena en 1992, por otra vez gracias a_ recomendación de Eligio. (...) La llamé y ella me invitó esa misma noche. Nos sentamos a tomar el fresco en la terraza con vista al mar del apartamento de la Niña Luisa, en Manga; si mal no recuerdo, llegué a las siete de la noche, cuando me despedí iban a dar las dos de la mañana y las dos damos fe de que en esas siete horas no paramos de hablar. Es que si Luis Enrique es el campeón de los García Márquez silenciosos, Ligia es una caja de música, "Una tumba con fax", asegura Margot.
Ligia, por ejemplo, fue la que reconstruyó la historia de la familia desde cuando la viuda Juana Hernández de Márquez, la tatarabuela, salió de Andalucía, llegó a La Guajira y se casó con Blas Iguarán; y desde que Aminadab García Gordon, el bisabuelo, conoció a María de los Angeles Paternina y tuvo a Argemira García, la madre de Gabriel Eligio, la abuela paterna de los García Márquez.
Presencias mágicas(...)Este libro respira presencias de García Márquez en la medida en que él es punto de referencia obligado de sus hermanos, como lo son también Gabriel Eligio García, conservador laureanista, errabundo doctor en yerbas naturales, y Luisa Santiaga Márquez, portadora del gen del mamagallismo que caracteriza a casi toda la estirpe. Estas páginas tienen sabor a ella porque, ya lo dije, uno de los asuntos familiares en que los hermanos están de acuerdo es en que hay descuerdo sobre quién es el primero en el corazón de la Niña Luisa. Y, están también sus sentencias, solemnes en apariencia, pero que, en sustancia, suelen dejar patasarriba el sentido común. Como aquella vez que un periodista extranjero le preguntó si era cierto que ella había dicho que, de todos sus hijos, de quien más orgullosa se sentía era de su hija monja, y la Niña Luisa respondió: "No es sólo cierto que lo dije, sino que es verdad"; y cuando García Márquez se ganó el Nobel, Juan Gossaín le pregunto qué esperaba ella de la vida después de ser madre de un premio Nobel y ella contestó: "Que me arreglen el teléfono", que llevaba tres meses dañado. En otra oportunidad, otro periodista le preguntó a qué atribuía ella el talento literario de su hijo, y ella, sin inmutarse, dijo: "A la emulsión de Scott". Pese al poco tiempo que hace que conozco a la familia, me consta que a la hija de Tranquilina Iguarán Cotes se le da espontáneo el don de subvertir el sentido común como se le dan fáciles las cien versiones de la 'chucuria', sorbete exótico, licuado con cualquier cosa que se deje comer, del bollo limpio al dulce mango, exclusividad de la casa. Pero vuelvo al verbo mamagallista y nonagenario de la Niña Luisa que le escuché cuando, en una de mis visitas a Cartagena, fui a la casa de Rita y ella estaba allí cogiendo el fresco, sentada en su mecedora; entonces, ocurrió que llegó Jaime de Santa Marta, y entró a saludarla: "¿Cómo estás mami, ¿me reconoces?", le preguntó; ella, al segundo, le respondió: "Jaime, mijo, ¿cómo estás? ¿Y, tú me reconoces a mí?".