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El director de la Fiscalía de Medellín, Guillermo Valencia Cossio, será investigado por posibles vínculos con el narcotráfico. Tres hombres de confianza de ‘Don Mario’ fueron capturados, el del extremo derecho es Juan Felipe Sierra, cercano también a Valencia Cossio

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¿Los infiltrados?

Con la apertura de investigación a los directores de la Fiscalía de Medellín y Montería se empieza a revelar los tentáculos que tiene la mafia en las instituciones de Antioquia.

9 de agosto de 2008

La captura pudo pasar inadvertida. Se trataba de tres hombres cercanos a Daniel Rendón, 'Don Mario', el narcotraficante más perseguido del momento y actual dueño de la temida Oficina de Envigado. Ocurrió en Cartagena la semana pasada y dos de los nombres eran totalmente desconocidos: el 'Indio' y 'Fritanga'. Pero el tercero no era un alias más. Se trata de Juan Felipe Sierra Hernández, administrador de Control Total Ltda., una enorme empresa de seguridad privada con 1.350 vigilantes y 379 armas, que se movía como pez en el agua en el mundo de los negocios en Antioquia y Córdoba y que, según los investigadores judiciales, era el encargado de infiltrar la Policía y la Fiscalía en el más alto nivel.

Los primeros personajes de cuello blanco salpicados con la captura de Sierra fueron nada más y nada menos que el director de la Fiscalía de Medellín, Guillermo Valencia Cossio, hermano del hoy ministro del Interior y Justicia, y la directora de Fiscalías en Montería, Perla Emperatriz Dávila. Se sabe que Valencia Cossio y Sierra han sido amigos y que en varias ocasiones viajaron juntos a Caucasia. A Dávila se le señala como la persona que evitó que se investigara a poderosos narcos. También ha resultado mencionado el director de la Policía del Valle de Aburrá, general Marco Antonio Pedreros, aunque el fiscal Mario Iguarán aclaró que a este último no se le ha abierto investigación por el momento.

La infiltración de la mafia en la Fiscalía de Medellín no es nueva. Como se sabe, 'Rogelio', el que hasta hace poco mandaba en la Oficina de Envigado, fue un miembro del CTI, y su hermana Cruz Elena Aguilar, una fiscal. Una fuente de esta entidad le dijo a SEMANA que años atrás, en navidad 'Rogelio' repartía dólares entre sus ex colegas.

Hace casi dos años el senador Gustavo Petro, en el debate que hizo en el Senado sobre el paramilitarismo en Antioquia, denunció cómo en la Fiscalía de Medellín murieron investigaciones sobre la Oficina de Envigado, se perdieron expedientes y fueron asesinados los funcionarios que insistían en descubrir las profundas raíces de la mafia en el Valle del Aburrá. En su momento, Petro señaló a Luis Camilo Osorio, hoy investigado, como quien habría obstruido estas indagaciones desde el puesto de fiscal general.

Más recientemente, muchos procesos por ejecuciones extrajudiciales han sido trasladados a Bogotá, puesto que se había descubierto que fiscales se prestaban para 'legalizar' las bajas que de manera irregular estaban reportando militares y policías. Así mismo, ya algunos fiscales venían denunciando la manera arbitraria como se les estaban quitando procesos, o fraccionándolos, de manera que no se investigara a las organizaciones criminales como un todo, sino como casos aislados.

El hecho de que justamente el director de la Fiscalía de Medellín sea investigado reviste la mayor gravedad, especialmente cuando la ciudad vuelve a ser territorio de disputa y ajustes de cuentas entre los grupos criminales dentro de la mafia. En Medellín han sido asesinados 175 desmovilizados de las AUC y 350 están presos por haber reincidido en sus actividades delictivas. En conjunto, esto demuestra que hay una situación crítica y que si las instituciones no actúan con transparencia, las mafias pueden aumentar su poder.

En el caso de Montería lo que más ha llamado la atención es que Perla Emperatriz Dávila ya había sido investigada por fraude procesal, y aun así siguió su carrera ascendente dentro de la institución.

La Fiscalía ha intentado en varias ocasiones sacar adelante un grupo de contra-inteligencia de sus propios agentes y fiscales, pero no se ha logrado hacer bien, y prácticamente estas oficinas se han convertido en entidades de quejas y reclamos y, a lo sumo, de investigación de casos menores.

Esta vez, sin embargo, las investigaciones tendrán que llegar al fondo, no sólo por la gravedad que revisten estos hechos, sino porque buena parte del futuro de la lucha contra la mafia se está jugando en la justicia. Y si esta no está del lado de la sociedad, sino del de los bandidos, entonces habrá mafiosos para rato.