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Miguel Nule, Mauricio Galofre y Manuel Nule. | Foto: SEMANA

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Los Nule ya no se soportan más entre sí

Los otrora poderosos empresarios ahora viven agarrados en prisión.

10 de mayo de 2013

Gloria Esther Cardozo Montealegre, una de las apoderadas del cuestionado empresario Miguel Nule Velilla, no ahorra tiempo ni papel en su lucha porque el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) autorice el traslado de su cliente a cualquier cárcel de Córdoba o Sucre.

Según los registros, la abogada ha sido constante. Lo ha exigido los pasados 22 de noviembre, el 30 de enero, 11 de marzo y también en esta primera quincena de abril. Al parecer, nadie la ha escuchado. La jurista ha enviado decenas de cartas en las que advierte sobre su solicitud al Ministerio de Justicia.

El director del INPEC, general Gustavo Adolfo Ricaurte, le dijo a Semana.com que el traslado no se ha autorizado hasta tanto los jueces que llevan los procesos de los Nule no autoricen esos movimientos.

Muchos se han preguntado cuál es la real motivación de los empresarios para solicitar su transferencia de la cárcel La Picota si allí se encuentran en una confortable casa fiscal en la que tienen seguridad suficiente para su protección. Pero los mismos Nule y sus abogados dieron la respuesta esta semana en un derecho de petición enviado a la ministra de Justicia.

En el documento, la abogada Gloria asegura que su solicitud debe ser tomada con carácter urgente por los constantes enfrentamientos entre Miguel Nule y su cuñado Mauricio Galofre, también detenido en esa casa fiscal. “Porque esto altera la convivencia en esa casa fiscal”, argumenta.

Galofre no sólo se desempeñó como socio de los Nule, sino que es cuñado de Manuel Nule, quien está casado con Paola Galofre.

Por su parte, Miguel y Manuel, en otra comunicación a la ministra de Justicia, relatan: "Señora ministra. La convivencia en nuestro lugar de reclusión ha afectado notoriamente nuestra relación y estados de ánimo, al punto de que no nos soportamos entre nosotros mismos, razón por la cual solicitamos traslados a distintos sitios (…) No queremos que por negligencia del director del INPEC terminemos haciéndonos la guerra entre nosotros al punto de que ello pueda traer graves consecuencias”.

Como estas misivas, unos 50 derechos de petición recibe el Ministerio de Justicia que, por competencia, son remitidos al INPEC para su trámite. El instituto carcelario, agobiado por la crisis de ese sector, no tiene otra herramienta, según dicen allí, que darles trámite ante los jueces que llevan los procesos.

El encierro tiene tan desesperados a los Nule, que así como lo reveló Semana.com recientemente, Manuel no sólo quiere un traslado de cárcel, sino la casa por cárcel. La razón: él se ha convertido en padre cabeza de familia.

El abogado de Manuel Nule argumenta, jurisprudencia en mano, lo siguiente: “Tras los acontecimientos que hoy tienen al señor Nule Velilla privado de su libertad, la custodia (del menor) recayó, en su totalidad, en la madre de los menores, quien, desde hace un par de años partiría con ellos rumbo a España, donde obtendría la calidad de residente comunitaria. En el 2012, en razón al inmensurable apego que profesaba hacia su padre, (el menor) manifestó a su mamá su deseo de regresar a Colombia para estar con su papá, a lo que ella accedió luego de que el niño presentó sintomatología depresiva”.

Entre los documentos que reposan en el escritorio del juez hay un dictamen elaborado por una siquiatra, el 17 de enero del 2013 en el que se concluye que el menor presenta trastorno depresivo moderado. El abogado Hernán Gonzalo Jiménez, quien realizó la petición, concluye que, ante los hechos presentados, es necesario reunir a este hijo con su padre.

Así las cosas, los Nule han recurrido a todo tipo de solicitudes para pasar sus días de cárcel alejados unos de otros. Miguel y Manuel han solicitado su traslado a Montería o Sincelejo porque allá tendrían la oportunidad de estar cerca a sus familias. El que por estos días no ha dado mayores problemas es Guido Nule, quien desde hace varios meses fue trasladado a la cárcel El Bosque, en Barranquilla. Allá comparte espacio con algunos detenidos de la parapolítica.

Como se ve, el director del INPEC tiene en sus manos un enorme problema para resolver.