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En condiciones infrahumanas conviven los presos en la cárcel de Quibdó. | Foto: SEMANA.

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Cárcel de Quibdó, otra bomba de tiempo

La Defensoría vuelve a poner el grito en el cielo sobre las condiciones de los penales. ¿Qué dice Minjusticia?

21 de febrero de 2014

“Soldado advertido no muere en guerra”, dicen en la Defensoría del Pueblo, entidad que desde hace meses viene dando gritos urgentes sobre la mala situación en varios aspectos de las cárceles del país.

Luego de la tragedia en la cárcel La Modelo de Barranquilla donde murieron 17 reclusos después de que la guardia lanzara gases en uno de los pabellones, la Defensoría vuelve a prender las alarmas en estos sitios de reclusión.

Esta vez el turno es para la cárcel Anayancy. Situada en pleno centro de Quibdó, se trata de un penal que se sostiene en una vieja edificación considerada patrimonio arquitectónico. Es tan vieja y deficiente que los reclusos, en las más duras condiciones de higiene y seguridad, se ven obligados a construir sus propias camas de madera. El peligro los ronda, pues las redes eléctricas no tienen acometida y pasan muy cerca de estas camas.

“A esto se suma que está expuesta la caja desde donde se controla el suministro de energía hacia los patios, generando no solo peligro para los reclusos sino para los niños y las mujeres que van al centro penitenciario en los días de visita”, dice la Defensoría.

Pero la difícil situación va más allá. En la Anayancy, como pueden, habitan 713 internos (30 mujeres y 683 hombres). El lugar sólo tiene capacidad para 280 reclusos. Es decir, que el hacinamiento llega al 260 %.  

Los funcionarios de la entidad, en una visita reciente, también pudieron constatar los graves problemas en la prestación del servicio de salud ya que no cuentan con atención oportuna.
 
En este sentido, la Defensoría del Pueblo hace también un llamado urgente al Inpec y a Caprecom para que brinde medicamentos, atención en urgencias y remisión a medicina especializada y de cirugías de manera oportuna a estos reclusos que ya no saben a quién acudir. El balón vuelve a ponerse en la cancha del Ministerio de Justicia.

Así se vive en la cárcel de Anayancy