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Luis Carlos Villegas fue presidente de la ANDI durante 17 años, negociador del proceso de paz en La Habana, y embajador de Colombia en Estados Unidos | Foto: Guillermo Torres

GOBIERNO

Arranca la era Luis Carlos Villegas

El exembajador en Washington regresó al país para asumir el Ministerio de Defensa. Lo hace en el preciso momento en el que las FARC arrecian su ofensiva terrorista.

15 de junio de 2015

En la tarde del domingo arribó al país Luis Carlos Villegas. Tras dejar listos los asuntos de la embajada de Colombia en Washington, que ocupó desde el 2013, tendrá una semana intensa de reuniones y empalmes con su antecesor, Juan Carlos Pinzón. Todo con el propósito de que el próximo lunes pueda posesionarse en propiedad como el nuevo ministro de Defensa.

El ‘aterrizaje’ de Luis Carlos Villegas en el Ministerio de Defensa resulta bastante particular. Nunca antes un ministro de esta cartera llega con el respaldo no sólo de la clase política, del empresariado y de la reserva activa de las Fuerzas Militares, sino también, algo que resulta paradójico, de la ‘confianza’ del mayor enemigo del Ejército: la guerrilla de las FARC.

No será la primera vez que quien asuma este ministerio se haya sentado frente a frente con los jefes guerrilleros. A principios de los años 90, en el gobierno de César Gaviria, Rafael Pardo se convirtió en el primer ministro civil de Defensa en la historia del país, cargo que ocupó años después de haber sido negociador de paz con las FARC durante el gobierno de Virgilio Barco.

Sin embargo, el caso de Villegas es diferente, pues si Pardo llegó al ministerio tras el fracaso de las negociaciones de las que participó, el expresidente de la ANDI asume la cartera cuando está vigente el proceso del que fue negociador del Gobierno en su primera etapa.

“El señor Villegas ha estado en varios procesos de paz. Creemos que puede agilizar temas en los que se enredan las cosas”, dijo Pastor Alape en una reciente entrevista al diario El Tiempo.

Y 'Timochenko', jefe máximo de las FARC, aseguró en un comunicado del 29 de mayo: “Confiamos en el papel que el doctor Luis Carlos Villegas, amplio conocedor del proceso, puede jugar al interior de las Fuerzas Armadas, al tiempo que lamentamos que el relevo en la cartera de Defensa, un hecho de positivas repercusiones para la Mesa, tenga que coincidir con el actual grado de agudización bélica”.

Precisamente las circunstancias que rodean la posesión de Villegas son diferentes a las que acompañaron su designación, hace cuatro semanas. En ese momento hubo coincidencias para señalar que llegaría para ambientar y preparar a las Fuerzas Militares para el posconflicto, pero sobre todo, uno de sus retos inmediatos será explicar la realidad del proceso de paz, pues según lo afirmó el director de ACORE, general (r) Jaime Ruiz Barrera, casi el 70 % de las tropas son escépticos al proceso.

Por su perfil y su trayectoria, Villegas parece ser un ministro ‘amigo’ de las FARC, o mejor, más jugado por la salida negociada al conflicto que por la derrota militar. No deja de resultar una contradicción, pues se supone que la orden del Gobierno seguirá siendo arreciar la ofensiva contra la guerrilla, simultáneamente con las negociaciones de paz, más aún cuando las FARC suspendieron la tregua unilateral que habían decretado en el mes de diciembre.

Y además, cuando Villegas asuma el ministerio, tendrá debajo del brazo el paquete de reformas que amplían el fuero militar, las cuales habían sido reclamadas por las propias tropas y pretendían darles mayor seguridad jurídica a los militares que participan de operaciones contra la insurgencia. Para muchos, estas reformas permitirían una mayor ofensiva militar del Ejército contra la guerrilla, toda vez que las acciones serán evaluadas a la luz de las normas del conflicto armado. Se podría entender que con estas nuevas normas se incrementaría el accionar contra las FARC.

Pero lo que se advierte es que Villegas llegará con un tono más mesurado que el de su antecesor, Juan Carlos Pinzón, un ministro con gran ascendencia al interior de las Fuerzas Militares y quien tuvo que jugar el papel del malo del paseo, de defender un discurso de guerra y de arremeter casi que a diario contra las FARC.

Quizá para la opinión pública, las actuales circunstancias del proceso de paz y de la ofensiva de los ataques terroristas de la guerrilla sugieran mantener la presión y la mano dura. Ocho ataques en menos de 24 horas, atentados a la infraestructura petrolera con graves daños al medio ambiente, y nuevos atentados contra miembros de la fuerza pública.

Sin embargo, en su despedida de la embajada en Washington, Villegas pareció ratificar que, pese a los episodios que rodean su posesión en el ministerio, el cambio de tono será un hecho. Aunque condenó los atentados de las FARC, dijo que estos “no deben, por el momento, producir pesimismo en la negociación final”. Esas son sus credenciales, pero quienes lo conocen aseguran que si las circunstancias así lo requieren, no dudará en aplicar la mano dura.