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Los jefes naturales de la coalición uribista están en plena luna de miel, pero falta ver cuánto dura el idilio. Juan Manuel Santos celebra la elección de 50 congresistas por el Partido de la U. Germán Vargas comparte con la gente de Cambio R adical su triunfo del 12 de marzo

Congreso

Luna de miel

Los partidos uribistas tienen todo para actuar como una aplanadora. A la larga, sin embargo, las pugnas pueden aguar la fiesta.

3 de junio de 2006

La 'aplanadora uribista' empezó a andar esta semana. El martes cerraron filas en el Senado para elegir como nuevo magistrado de la Corte Constitucional al abogado conservador Nilson Pinilla. Obtuvo 57 de 89 votos. Este es el primero de los muchos cargos que en este cuatrienio conquistarán los uribistas pero, para mantener viva la unión, los cinco líderes tendrán que hacer malabares para evitar roces y mantener contentos a casi 100 congresistas.

Ya tienen un plan. Un enorme acuerdo burocrático con alcance de cuatro años, con el que Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras y las demás cabezas de los partidos uribistas pretenden hacer todas las negociaciones en una sola. Los primeros acercamientos hablan de que la Contraloría sería para Carlos Medellín, de Cambio Radical. La U recibiría la primera presidencia del Senado, que estaría entre Luis Guillermo Vélez, Dilian Francisca Toro y Gina Parody. Y a los conservadores les tocaría la primera presidencia de la Cámara.

Si todo funciona a la perfección, con este acuerdo se ahorrarían las desgastantes disputas que preceden cada uno de estos nombramientos y el presidente Álvaro Uribe ya no tendría que recurrir, una y otra vez, al intercambio de prebendas con cada bancada. Todo antes del 20 de julio estaría firmado y estampillado. Pero en la práctica las cosas no son tan sencillas y, sin firmar ningún acuerdo, ya se empezaron a generar tensiones. Los congresistas de la U se molestaron con Juan Manuel Santos por la posibilidad de que la Contraloría, una posición de mucho poder, no sea para ellos.

La nueva ley de bancadas implica avances, pero también riesgos para el funcionamiento de la coalición. Cuando se discutan los proyectos clave, Álvaro Uribe y su ministro del Interior ya no tendrán que perseguir a decenas de congresistas, atajarlos como un portero a la salida de la plenaria, hacerles la cacería por celular y citarlos a desayunos en Palacio. "El gobierno sólo va a tener que entenderse con los líderes de las bancadas partidistas y ellos se encargan de sus congresistas", dijo el ministro Sabas Pretelt. Incluso, la ley les da a los partidos la potestad de incluir en sus estatutos castigos para los parlamentarios que no voten los proyectos de acuerdo con la directriz colectiva, que falten a las reuniones de la bancada o que no respeten las negociaciones de su jefe con el Presidente.

Suena bien, pero no hay que olvidar que es muy difícil que de un momento a otro los congresistas renuncien al protagonismo al que están acostumbrados. Por años vivieron de su propio feudo electoral, sin tener que rendirle cuentas a nadie. Bajo este sistema les tocará pasar de ser cabezas de ratón a colas de león, recibirán órdenes y todo dependerá del consenso.

Además, algunos senadores se han quejado de que el nuevo sistema los obligaría a votar en contra de los intereses de sus regiones si el partido así lo indica. Esto no aplica en los representantes que pueden argumentar 'objeción de conciencia' .

Muchos uribistas no soportarán esta camisa de fuerza y seguramente ya están pensando que los estatutos de su partido queden redactados de tal forma que haya boquetes para sacarle el cuerpo a la norma. Mientras tanto, los jefes de partido sufrirán dolores de cabeza buscando estrategias para alinear sus filas. Santos ya empezó, el pasado martes, en la elección del magistrado Pinilla, a sugerirles a sus congresistas firmar su voto, para comprobar quién incumplió la promesa. Por la popularidad de Uribe, la coalición, entre tires y aflojes, tiene asegurada una luna de miel. Lo que no se sabe es cuánto durará. Las elecciones de alcaldes y gobernadores poco a poco irán generando tensiones y pueden aguar la fiesta.