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MAGNATE A LA VISTA

Una nueva generación de empresarios salta al ruedo. Carlos Mejía, el más exitoso hombre de negocios de la televisión, la simboliza.

12 de junio de 1995

SI ALGO HA CARACTERIZADO EL MUNDO de los negocios en Colombia es su poca movilidad. "Los mismos con las mismas " sería una frase apta para describir el panorama empresarial de los últimos 20 años. Aunque las utilidades de los grupos económicos aumentan año tras año, lo que no parece cambiar es el número de grupos.
Ahora, sin embargo, al acercarse el siglo XXI, una nueva generación de empresarios se está asomando. Es un grupo variado. En algunos casos se trata de herederos que han multiplicado las fortunas familiares en forma espectacular. Otros son hombres hechos a pulso que han surgido a punta de audacia, visión y creatividad. En todo caso, tienen varias características en común: bordean los 40 años, han sido innovadores en sus respectivas actividades y unánimemente se les reconoce un talento excepcional. Es muy difícil singularizar personas dentro de este selecto grupo. Sin embargo, en los círculos empresariales consultados por SEMANA, hay consenso sobre algunos nombres. Y uno de los que aparece con más frecuencia es el de Carlos Mejía Berrío.
Mejía no es el empresario más rico ni más conocido del país. Pero sin duda alguna es considerado, en la actualidad, una estrella en ascenso. A primera vista el negocio que maneja no parece muy emocionante. Básicamente es un vendedor de publicidad. Sin embargo desde esta plataforma ha logrado posicionarse como un hombre que va a jugar un papel protagónico en el campo de las comunicaciones en el futuro. Teniendo en cuenta que ese sector es considerado el de mayor proyección en el mundo en estos momentos, no es exagerado afirmar que Carlos Mejía es el hombre de moda en el negocio de moda.
Para tener acceso al sector de las comunicaciones en Colombia se requiere de grandes capitales, grandes palancas y poder político. Que Mejía esté jugando en estas ligas, no deja de ser sorprendente si se tiene en cuenta que él empezó su carrera hace sólo 10 años sin ninguno de esos tres elementos. La gran pregunta es cómo un vendedor de publicidad, sin un peso, ha llegado a convertirse en tan poco tiempo en uno de los actores principales de ese mundo cerrado y privilegiado.
Carlos Mejía nació en Manizales hace 39 años, con los mejores apellidos pero sin recursos económicos. Su padre, Enrique Mejía Ruiz, fue un médico prestante, con vocación académica, que fundó la Universidad de Caldas. Su madre, Mercedes, es nieta de Pedro Justo Berrío e hija del General Pedro J. Berrío, quienes dieron su nombre al famoso Parque de Berrío de Medellín, donde dicen haber nacido todos los antioqueños para certificar su alcurnia.
Esta familia paisa se fue a vivir hace 50 años a Manizales donde crecieron sus 11 hijos, de los cuales Carlos es el menor. Años más tarde, éste se trasladaría a Bogotá para estudiar derecho en la Universidad del Rosario. Durante esta época vivió como cualquier estudiante de provincia en un apartamento de Las Torres de Fenicia, que compartía con otros universitarios. Uno de sus compañeros de clase era Diego Fernando Londoño, quien muy pronto llegaría a la presidencia de Caracol Radio. Lo primero que hizo en este cargo fue llamar a Mejía y ofrecerle la Secretaría General de la empresa. Después pasó a ocupar el puesto de gerente de mercadeo. Tenía entonces sólo 25 años y se acababa de casar con Camila Reyes Herrera.
Después de cinco años en esa compañía, Mejía presentó su renuncia por un disgusto que hoy él mismo describe como una "rabieta". Fue en ese momento cuando decidió independizarse. La primera persona a quien le contó sus proyectos fue a Luis Prieto Ocampo, presidente del Banco del Estado en ese momento, quien como manizaleño amigo de la familia, era para él una mezcla de consejero y patriarca. Según Prieto: "Carlos llegó a mi oficina con una servilleta en la cual había pintado un organigrama. Me dijo: "esta es mi empresa y quiero que seas mi socio" Más por amistad que por cualquier otra cosa, aceptó. Nunca pensó que el 15 por ciento de las acciones que habría de tener como consecuencia de esa servilleta se convertiría tal vez en parte importante de su patrimonio 10 años después. Más tarde sus hijos, quienes habían trabajado anteriormente con Mejía, se convirtieron también en socios y ejecutivos. Alberto posee el 9 por ciento de las acciones y Mauricio el 5. El porcentaje total de la familia Prieto suma en total el 27 por ciento.
Pero aunque Luis Prieto es el socio más conocido, los compañeros de lucha de los primeros días fueron los hermanos Jaime y Ricardo Peña Vallecilla. Los Peña eran exitosos ejecutivos de ventas quienes prefirieron renunciar a sus sueldos y jugársela con Mejía. Por cuenta de esta decisión hoy tienen el 36 por ciento de las acciones de la sociedad.

NACE UNA EMPRESA
De esta forma Mejía y Asociados quedó constituido en tres bloques, siendo el principal accionista Carlos Mejía con un 37 por ciento.
La razón del éxito de la compañía no se debe tanto a que le haya ido bien en un negocio establecido sino a que se inventó uno nuevo. Se trataba de aglutinar las 150 emisoras de radio independientes que existían en aquella época. Es decir, hacer un frente común de empresas pequeñas y así permitir que estas tuvieran acceso a ciertos negocios que hasta el momento sólo les era posible a las grandes cadenas. Aunque se empezó en radio, a los 15 días fue evidente que en la televisión se podía hacer lo mismo y que las cifras eran más grandes. Y fue gracias a este sector que la compañía realmente se fortaleció. Hoy la organización Mejía y Asociados tiene 800 empleados y ventas por 100 millones de dólares al año. Maneja, además, aproximadamente el 30 por ciento de la televisión en número de horas, rating y ventas.
Para consolidarse la empresa planea integrarse, entrando de lleno a la producción y programación de radio y televisión. "Como las ventas dependen de la sintonía -dice Mejía- uno tiene que intervenir en el producto para asegurar la calidad ". Hasta la semana pasada, la compañía era una de las candidatas más opcionadas para la licitación de un canal privado de televisión. Sin embargo, este proyecto fue abandonado pues las cuentas no daban y según Mejía "una cosa que le aprendí a Luis Carlos Sarmiento es que uno nunca debe meterse en negocios que no den plata. Una vez le oí esa frase y la practico a diario".
Pero aunque a Carlos Mejía le gusta la plata, sus amigos afirman que no es lo que más le motiva. Es simplemente un gomoso de los negocios. Pasa las 24 horas del día maquinando ideas y botando corriente. Gustavo Cárdenas, el presidente de Coestrellas y una de las personas que más lo conoce, afirma: "Carlos es un hombre de negocios excepcionalmente completo. Es un líder nato, gran trabajador, muy ágil mentalmente y excelente vendedor". Por su parte, Patricio Wills, presidente de RTI, afirma que lo que más admira de Mejía es su capacidad de motivar a la gente: "Todos los negocios de Carlos encajan dentro de una filosofía empresarial que él ha desarrollado y puesto en práctica ". Una de las características de esa filosofía ha sido estimular la apertura de las sociedades vinculando al capital accionario a lo que Mejía denomina "el talento clave". Esta estructura es novedosa en un país donde la tendencia en los negocios ha sido a cerrar las sociedades.
Este concepto empresarial fue una de las razones por las cuales Mejía y Asociados tuvieron una guerra a muerte con Caracol que habría de durar cinco años. El momento más álgido fue cuando Carlos Mejía decidió ofrecerle sociedad al 'talento clave' de Caracol en Medellín. Concretamente a la estrella de los deportes Luis Fernando Múnera Eastman, 'El Paisita de Oro', y a Diego Vargas Escobar, el locutor de noticias de mayor audiencia en esa ciudad. Como evidentemente no podía sostener un enfrentamiento de chequeras contra el Grupo Santo Domingo, era previsible que Caracol simplemente le haría una contraoferta a estas dos personas para evitar que se fueran. Con el objeto de neutralizar esto, Mejía optó por una estrategia maquiavélica: generalizar el conflicto. En otras palabras, ofrecerle sociedad a los artistas de toda la empresa y no sólo a los de Medellín. Procedió entonces a reunirse, entre otros, con Yamid Amat, Hernán Peláez, Edgar Perea y más de 30 figuras en casi todas las ciudades del país. A todos les ofreció sociedad. Esto hizo que una gran parte de la nómina artística de Caracol estuviera en una posición donde se podrían retirar de la empresa y la única forma de evitarlo era con grandes aumentos de sueldo. Como eran tantos, la única alternativa para la empresa fue no abrirle la puerta a ninguna negociación y asumir una posición firme. Esto permitió que las ofertas de Medellín, las únicas hechas en serio, se concretaran. Este triunfo de David sobre Goliat envalentonó a Mejía y en un extenso reportaje con El Tiempo se dejó tirar la lengua. Entrevistado por Francisco Santos, en un momento dado se le salió la frase: "Vamos a quitarle a los medios de comunicación colombianos el sabor a cerveza y gaseosa". Santos se entusiasmó tanto con este guerrillero disfrazado de Rupert Murdoch criollo, que utilizó esa frase como titular del periódico del domingo en primera página.
¡Quién dijo miedo! Ya la pelea no era sólo con el Grupo Santo Domingo, sino con la Organización Ardila Lulle. Rápidamente se dio cuenta de que había metido la pata y, en un gesto realista, decidió agachar la cabeza y bajarle intensidad al conflicto. Con la cola entre las piernas se presentó en la oficina de Augusto López quien paternalmente le dijo: "Compite todo lo que quieras, pero no nos insultes públicamente". Después fue a RCN donde echó el mismo cuento y el incidente quedó superado.

OTRA EXPERIENCIA
Pero ese no fue el único revés que tuvo en esa batalla. "Peor no nos pudo haber ido", afirma Mejía en la actualidad. A su locutor de noticias Diego Vargas lo asesinaron los sicarios de esa ciudad. Y Múnera Eastman no tuvo partidos de fútbol que cubrir, porque debido al asesinato de un árbitro, el campeonato profesional se suspendió por un año. Como consecuencia de esto, a Mejía le tocó sostener a más de 30 personas sin transmisiones durante todo este período.
Pero no hay mal que por bien no venga. Por cuenta de este fracaso decidió relegar el negocio de la radio a un segundo plano y concentrarse en la comercialización de la televisión. Ese es el fuerte de la compañía hoy aunque se mantiene en la radio y ha abierto otros frentes.
Carlos Mejía considera que otro de los factores claves en su formación de hombre de negocios fue su fracaso como industrial. Tan pronto su compañía empezó a dar utilidades decidió comprar una fábrica de plásticos y crear la compañía de alimentos Fitlain, la cual sacó al mercado 10 productos, incluyendo una salsa de tomates. Como todo le estaba funcionando en ese momento, creyó que podría transportar el triunfo a otros sectores. En poco tiempo, no obstante, la fábrica de plásticos se quebró, dándole su más duro golpe económico hasta la fecha: pérdidas por 800 millones de pesos. Algo parecido iba a suceder con Fitlain, lo cual lo llevó a tirar la toalla y a olvidarse del sector de la manufactura. A este respecto afirma, mitad en serio, mitad en broma: "En el mundo de la industria vender 100 millones de pesos es muy difícil y producirlos ni se diga. Requiere capital de trabajo, maquinaria, tractomulas, empaques, fletes, seguros, y después el cliente devuelve la mitad por problemas de calidad. En el mundo de la publicidad los mismos 100 millones de pesos se venden en un almuerzo".
Desde ese momento Mejía y Asociados se concentró exclusivamente en el campo de los servicios y de ahí no se volvió a desviar. Todo este proceso de aprendizaje le ha dejado un know how importante, una cultura empresarial definida, pero sobre todo una gran credibilidad. Con esta combinación de activos, Carlos Mejía está pensando en grande más que nunca. Para esto ha creado una nueva compañía en sociedad con RTI llamada NEST -Núcleo de Estudios Estratégicos-, dirigida por Luis Prieto, cuyo objetivo es hacer estudios de factibilidad para proyectos macro. Como estos pueden llegar a costar millones de dólares, Carlos Mejía está dedicado en la actualidad a diseñar mecanismos financieros que mediante la vinculación de muchas personas le permiten a la compañía competir en grande. "En el mundo de las comunicaciones el futuro es ya y no se puede esperar. El que no tome el tren ahora lo perdió ".
De lo que no hay duda es que Carlos Mejía se montó ya en ese tren. Y aunque nadie sabe dónde parará todos aquellos que lo conocen anticipan que llegará muy lejos. La de él no es más que una de las caras nuevas de un abanico de figuras que están surgiendo en este momento. Esta generación de pichones de magnates le están dando un aire refrescante al mundo de los negocios.

LA NUEVA GENERACION: LOS GRANDES TALENTOS EMPRESARIALES

JAIME GILINSKI
DE LA NUEVA generación de empresarios es el hombre que ha hecho los negocios más importantes. Este ambicioso caleño de 37 años es sin duda alguna el banquero del futuro. Ingeniero industrial de la Georgia Tech, en Atlanta, Estados Unidos, y master en administración de empresas, en Harvard, su primera gran jugada la ejecutó en 1987, cuando compró la firma Inextra y logró vendérsela a Procter and Gamble, la compañía número uno del mundo en productos del hogar. Cuatro años después se anotó otro hit al comprar, al liquidador en Londres, el Banco de Crédito y Comercio -BCC, hoy Banco Andino- en 13 millones de dólares, para venderlo en excelentes condiciones, en 65 millones de dólares, en una operación que concluyó el mes pasado. Y por si esto fuera poco, el año anterior lideró la compra del Banco de Colombia, la segunda institución de su género en el país, en un negocio que ha sido considerado por todos los observadores como uno de los grandes de la década.

VICTOR MALLARINO
ES CONSIDERADO tal vez el más brillante estratega y ejecutor de la nueva generación. Ha creado y desarrollado un importante conjunto de empresas. Estas incluyen en la actualidad: Foto Japón, cadena que tiene 250 puntos de venta en el país; Cream Helado, la cual desarrolló para convertirla en empresa líder en el sector; Yoplait, franquicia que adquirió cuando esa marca era totalmente desconocida por los colombianos y que posicionó en el mercado hasta transformarla en la competencia de Alpina. Ahora está participando en el mercado de los jugos de frutas con la marca Country Hill.
Otra de sus jugadas maestras fue la adquisición de un importante grupo de acciones en Carulla, entidad que ha ayudado a modernizar. Ha sido un pionero de la industria del entretenimiento a través de su organización de máquinas electrónicas.
Su compañero de lucha y socio en este exitoso proceso ha sido el talentoso empresario Juan Bernardo Sanín, con quien ha integrado lo que es considerado aún por sus rivales como un binomio imbatible.

CARLOS ARCESIO PAZ
DESPUES DE UNA juventud caracterizada por su militancia comunista y su educación de izquierda, este hombre es hoy uno de los empresarios más prósperos y respetados del Valle del Cauca. Comenzó trabajando en la empresa de su padre, un pastuso que decidió probar suerte en Cali en el mercado de las harinas; y en corto tiempo lo que era una empresa familiar se transformó en un conglomerado que actualmente controla el 50 por ciento de la harina que se consume en el país.
Su jugada maestra fue acompañar a Luis Carlos Sarmiento Angulo en la compra del Banco de Bogotá, del cual es hoy el segundo accionista. Además, posee una participación importante en empresas como la Corporación Financiera Colombiana, Proleche y Promigás. Su estrategia consiste en obtener participación minoritaria en empresas subvaloradas y dejarle el manejo de las mismas a personas profesionales, mientras él se dedica al control y manejo de su propia compañía.

LEO KATZ
NO ES EXAGERADO afirmar que Leo Katz se inició en el mundo empresarial como panadero, pues su familia era propietaria de El Cometa, una de las más tradicionales panaderías de Bogotá. Sin embargo, hoy es considerado una especie de rey Midas de los restaurantes y el Rey indiscutible de la zona rosa. Después de haber sido dueño de Donuts Factory y socio de la fábrica de helados Bennys, este ingeniero industrial de la Universidad de los Andes se especializó en lo que muchos consideran el más difícil de los negocios: sacar restaurantes adelante. Su éxito ha sido tan grande que su solo nombre garantiza que un restaurante se ponga de moda. Comenzó con Friday's en un pequeño local y de ahí paso a fundar New York Deli y Diner, Le bilboquet, y del café Il Pomerigio. Acaba de abrir el restaurante La luna, donde para obtener una mesa hay que registrarse en una lista de espera.
Teniendo tantos locales, pocos se explican cómo hace Leo Katz para que se le vea en cualquiera de ellos a la hora que sea, conversando con los comensales.

SANTIAGO ALBERTO BOTERO
COMENZO trabajando en la firma Cuéllar Serrano Gómez donde hizo carrera de la mano del reconocido ingeniero José Gómez Pinzón. Formado bajo su tutela, este ingeniero civil de la Universidad de los Andes concibió un negocio para generarle servicios y ventas en construcción a las empresas que hoy forman la Inmobiliaria Selecta, una de las expansivas promotoras de construcción del país y de la cual Santiago Alberto Botero es su presidente. Compuesto por pesos pesados de la construcción, el Grupo Selecta ha construido más de 250.000 metros cuadrados en espacios de oficinas en la capital y ha desarrollado importantes inversiones en construcción de vivienda en el barrio Los Rosales, en los cerros de Fusca, al norte de Bogotá y en Ciudad Salitre. Esto sin contar con sus planes de recreación en el cotizado municipio de Anapoima, a través del proyecto de Mesa de Yeguas.
Su innovación en el negocio es haber vendido el concepto de que las cosas buenas valen.

FEDERICO SALAZAR
A LOS 26 AÑOS fue nombrado gerente de Cusezar la constructora de vivienda creada por su padre, Roberto Salazar, la cual en ese instante atravesaba momentos muy difíciles. Ingeniero civil de la Universidad de los Andes y master en administración de empresas de Wharton School de la Universidad de Pennsylvania, Salazar demostró rápidamente que podía convertirse en uno de los empresarios más pujantes del sector de la construcción. Hoy, 15 años más tarde, la misma empresa construye entre 1.200 y 1.400 viviendas al año y, directa o indirectamente, 2.200 personas se benefician de este trabajo. Tal repunte ha transformado a Cusezar en una de las tres principales constructoras del país y, según algunos, en la primera. Es además en la actualidad uno de los principales accionistas de Davivienda. Su mayor virtud ha sido la innovación en los sistemas de construcción y su meta es lograr la mayor eficiencia en el sector al trasladarle el mayor número de beneficios a sus clientes.

ALEJANDRO GALVIS
ECONOMISTA DE la Universidad de los Andes y master en administración de empresas de la Universidad de Michigan, este bumangués de 52 años es en la actualidad el paradigma de los emporios regionales. Gerente y director desde 1991 del periódico Vanguardia Liberal, de propiedad de su familia, Galvis logró constituir un grupo de publicaciones regionales que hoy está liderado por Vanguardia Liberal y al cual pertenecen los periódicos La Tarde, de Pereira, El Liberal, de Popayán y El Uníversal, de Cartagena.
Miembro de la junta directiva de Andiarios, Periódicos Asociados y Editorial Tecimpre -en la cual tiene participación accionaria- Alejandro Galvis es al mismo tiempo miembro permanente de la junta directiva de Ecopetrol desde el gobierno de César Gaviria, de la Corporación Financiera de Santander y del Fondo Ganadero de Santander.

JACKIE GOLDSTEIN
POSIBLE DELFIN del grupo Sanford, uno de los más grandes del país, liderado por Jimmy Mayer y Edmundo Esquenazi. Goldstein es en la actualidad presidente del consorcio Filmtex Colissin y Sintéticos, dedicado a la manufactura de productos derivados de la industria petroquímica.
Aunque apenas ronda los 35 años, este ingeniero industrial de la Universidad de los Andes no es ajeno al mundo del alto poder. Ha sido un personaje cercano a los dos últimos presidentes de la República: César Gaviria y Ernesto Samper. En el grupo Sanford se ha caracterizado por ser uno de los motores de su crecimiento reciente y concretamente , ha sido responsable del proceso de internacionalización del mismo. Se le considera un hombre con un gran sentido de la responsabilidad social, lo cual le ha granjeado una singular admiración en el mundo de los negocios.