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MANO DE PIEDRA VS. BOJOTE

Enfrentamiento de Durán y Samper en Bogotá y Cundinamarca, antesala de confrontación en la Dirección Liberal

11 de mayo de 1987

Tres acontecimientos en apariencia inconexos evidenciaron, la semana pasada, la forma como ha ido ensanchándose la gran fisura política existente en el seno de la Dirección Liberal.
El primero de ellos se produjo cuando un representante del ala duranista, el concejal por Bogotá Ricuarte Lozada Valderrama, acusó airadamente al presidente de la Dirección Liberal, Ernesto Samper Pizano, en la sesión del Concejo en la noche del tres de abril, de ser "el causante de la división del partido en Bogotá", y alertó sobre la posibilidad de un desastre liberal en la próxima elección popular de alcaldes.
A los pocos días, la representante tolimense Hilda Martínez de Jaramillo dirigió una carta a Samper Pizano, sugiriéndole la convocación urgente de una reunión entre la DL y los grupos liberales de Bogotá, para "dejar atrás las diferencias existentes y reconstruir la armonía liberal capitalina".
Y finalmente, el 6 de abril, se celebró la convención departamentaldel turbayismo cundinamarqués, en la que se acusó al presidente de la Dirección Liberal de estar fomentando una "guerra de guerrillas" en el liberalismo, al tiempo que se desconoció la jefatura nacional de Samper Pizano con el argumento de que estaba utilizando su poder "para golpear destacados sectores del liberalismo".
Atando cabos, los tres incidentes, aunque de carácter aparentemente local, configuraban lo que podría calificarse como un episodio de "motín a bordo" en la Dirección Nacional del partido. Sin embargo, para parodiar la frase de la semana, "ni reflejaban todo lo que estaba sucediendo, ni sucedía todo lo que reflejaban".
LAS COLAS DE LA COALICION
Efectivamente, no se había elegido todavía la nueva Dirección Liberal, cuando en el Concejo de Bogotá se produjeron las primeras "escaramuzas" políticas, que dividirían al liberalismo distrital en dos grandes bloques: el de los samperistas, por un lado, y el de los demás sectores liberales, incluyendo a Durán Dussán, Santofimio, Alfredo Luis Guerrero y Rafael Forero Fetecua por el otro. El gran diferendo se produjo cuando los concejales samperistas, los del Nuevo Liberalismo, los conservadores y el concejal comunista Carlos Romero pactaron una coalición. Duranle el año y medio que lleva funcionando, según lo expresó a SEMANA un vocero del grupo del ex alcalde Durán Dussán, "la coalición de Samper ha excluído a todos los demás grupos liberales de los principales puestos del Concejo, y le ha entregado la mesa directiva al galanismo y al conservatismo". Esta afirmación, en cifras francas, solo significa que los dos concejales samperistas han logrado neutralizar la acción de los otros cinco concejales oficialistas, impidiéndoles obtener en el cabildo cualquier tipo de replesentación política.
Pero muy pronto el malestar desbordó el ámbito del Concejo de Bogotá. El grupo que orienta el senador Samper Pizano en la capital está además acusado de haber armado una "trinca política" con el alcalde Julio César Sánchez y el galanismo para repartirse la burocracia distrital, en la que apenas se le habría dado al movimiento de Durán Dussán una participación simbólica, y de la que se han excluído los demás sectores minoritarios del oficialismo.
Y como si lo anterior fuera poco, apenas posesionada la Dirección Liberal, la pelea burocrática se pasó velozmente al terreno ideológico. Elegido presidente de la misma, el senador Ernesto Samper anunció que favorecía las coaliciones liberales con movimientos como la UP, ante lo que el senador Durán Dussán se apresuró a oponerse, con el argumento de que esta fórmula constituía una actitud abiertamente contradictoria con el espíritu del esquema gobierno oposición.
EN CASA DE HERRERO ...
Las delicadas diferencias políticas que estos roces burocráticos e ideológicos han creado entre las dos cabezas del liberalismo distrital se han reflejado, necesariamente, en el seno de la Dirección Liberal, de la que tanto el senador Samper como el senador Durán forman parte. Como cuidando de caminar entre una multitud de copas de cristal sin tumbar una sola, los miembros de la Dirección Liberal se han dedicado en los últimos meses a reunirse con las fuerzas liberales de la mayoría de los departamentos del país, para intentar solucionar las mismas diferencias que, hasta el momento, no se han atrevido a ventilar en Bogotá y Cundinamarca. Como un observador liberal se lo comentara a SEMANA, "es como si el presidente Belisario Betancur, en su momento, hubiera logrado la paz en Centroamérica, mientras, al mismo tiempo, hubiera tenido congelado el tema en Colombia".
Pero el verdadero nombre del juego no es la repartición burocrática en el Distrito. Ni siquiera las controvertidas alianzas con la UP.
Sobre el primer punto, SEMANA ha logrado establecer que Samper y Durán comparten en el Distrito, a nivel de los cargos superiores, una representación burocrática proporcional. Al grupo del primero se le entregó la Empresa de Teléfonos de Bogotá, y al del segundo la de Energía. En la Lotería de Bogotá hay gerente duranista, y en el Bienestar Social del Distrito, gerente samperista.
Y el manejo de la Secretaría de Salud le correspondió al duranismo, mientras que al samperismo le tocó la Secretaría de Obras Públicas. Aunque explorando más abajo en la escala burocrática podría surgir que el movimiento del senador Samper se ha visto mejor favorecido que el de Durán en la escala de los puestos medios, las empresas que manejan los duranistas podrían catalogarse como las de mayor presupuesto y nómina. Esto significa, en política castiza, que Durán puede detentar los puestos claves del Distrito, pero Samper detenta el poder político.
En cuanto a las diferencias sobre la posibilidad de hacer coaliciones con la UP, por el momento Samper y Durán se han puesto de acuerdo en torno a una fórmula que les ha permitido encontrarse en un punto medio. El primero ha aceptado que las únicas coaliciones válidas serán las de aquellas regiones donde el partido liberal sea minoritario. Y Durán, por su parte, ha matizado su rotunda negativa inicial, afirmando que las únicas coaliciones prohibidas serán aquellas que se hagan con grupos que propicien el proselitismo armado.
TRAPOS AL SOL
Si las diferencias burocráticas e ideologías están, por el momento, en una especie de stand by, ¿cuál es entonces el verdadero nombre del juego? A mediano plazo la elección del alcalde de Bogotá, y a muy corto plazo el mecanismo para escoger al candidato liberal a esa alcaldía.
Si la coalición Sánchez-Samper-Galán se sostiene hasta la recta final, la polarización de fuerzas dentro del partido liberal podría resultar inevitable, y será prácticamente imposible que surja un nombre capaz de aglutinar los diferentes matices a nivel distrital.
Por lo pronto, el senador Samper, en respuesta a la sugerencia de la representante Hilda Martínez de Jaramillo, ha citado para el 22 de abril una reunión de la Dirección Liberal con los parlamentarios de Bogotá y Cundinamarca, en la que muy seguramente se sacarán los trapos al sol. Lo que si es seguro es que Samper no parece dispuesto a retroceder ni un paso de lo que ha avanzado en el terreno galanista. Nunca antes se le habían visto al Nuevo Liberalismo tantas ganas de estar en la "pomada" oficialisla, ni a Ernesto Samper tanta autoridad para desenvolverse como el "vocero oficial" del galanismo en Bogotá.