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Ante el debilitamiento de los caciques tradicionales, ahora los candidatos buscan apoyo directo entre los líderes locales para sumar votos amarrados a los de opinión

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Maquinarias renovadas

Los candidatos a la Presidencia están en una verdadera rapiña por conquistar concejales. Los líderes locales crecieron en importancia ante el declive de los caciques.

6 de mayo de 2006

Se acuerdan de la tarima de las plazas públicas? Hasta hace pocos años no existía una imagen más simbólica de una campaña electoral. La de los barones de los partidos que desfilaban para echar discursos interminables ante audiencias transportadas, más interesadas en el ron que en los discursos. Estos jefes, generalmente senadores y representantes, eran los encargados de movilizar los votos para los diferentes candidatos presidenciales. En consecuencia, la maquinaria era un factor decisivo.

¿Ha cambiado la política? Por su desprestigio y por cambios en la legislación, ya no hay caciques de 250.000 votos como antes. En la actual campaña, además, hay señales inequívocas de que, una vez elegidos el pasado 12 de marzo, los congresistas no están muy activos en la campaña presidencial. La semana pasada, mientras el candidato liberal Horacio Serpa descendía en las encuestas a sólo tres semanas de la elección, una amplia delegación parlamentaria liberal asistía a un congreso en Madrid, España, sobre bancadas parlamentarias. Además, en el debate apenas se están tratando tangencialmente las propuestas y poco se ha hablado de ideología. ¿Qué se esta moviendo debajo de cada candidato? ¿Qué tipo de engranajes políticos están complementando las campañas dirigidas a captar el voto de opinión?

En alguna medida, el papel que antes cumplían los caciques -movilizar a los votantes en sus regiones- en esta campaña lo están cumpliendo los concejales y los diputados. Hay una verdadera rapiña entre los candidatos por ganar el favor de los miembros de los concejos con sus respectivos voticos. ¿Qué ha logrado cada campaña en esta materia?

Primero Colombia -el movimiento que inscribió la candidatura del presidente Alvaro Uribe- y el Partido Liberal están aplicando una estrategia de contacto directo con los diputados, concejales y líderes comunales. Ellos son los escalones más bajos en las redes de apoyo y en la práctica son los que manejan los votos.

Esta búsqueda por establecer contacto directo con los 'estratos bajos' de la política se explica en parte por el estilo de gobierno que durante estos cuatro años ha caracterizado al candidato-Presidente. Así como a Uribe le gusta llamar directamente a coroneles y viceministros, y suele saltarse las jerarquías, en la campaña está dedicado a contactar, en forma directa, y sin importar el partido al que pertenezcan, a los líderes locales.

Esto le ocurrió a un concejal de la Plata, Huila, que no quiso que se mencionara su nombre por los problemas de seguridad latentes en su zona. Apoya a Uribe, a pesar de que Carlos Julio González, el congresista que lo introdujo en la política, es liberal oficialista.

"Todo empezó con una reunión que yo en compañía de otros cinco concejales y el diputado Julio César Triana logramos cuadrar en Bogotá directamente con el Presidente. Me ayudó un colega de Medellín que es amigo íntimo de Uribe", le contó el concejal a SEMANA. En esta reunión los políticos locales tocaron algunas necesidades de la región y le expresaron su interés de involucrarse con la campaña.

Ahora todos ellos hacen parte de la campaña reeleccionista en Huila, que es coordinada por el político de origen liberal Ernesto Macías. "Yo soy el jefe de debate en mi municipio, convoco a las reuniones con los 'comunales'. Les repartimos el material que nos mandan", añadió el concejal.

Otra forma de reclutar líderes es enviar cartas personalizadas a los concejales a sus casas y oficinas, sin importar a qué partido pertenezcan, a través de las cuales se les invita a multitudinarias

reuniones a las que asiste Uribe. Las tarjetas tienen incluso código de barras para hacerlas intransferibles y advierten que no se deben llevar acompañantes. Una de estas le llegó al concejal de Floridablanca, Santander, Jaime Martín Dubey y a varios de sus compañeros del Directorio Liberal.

Luis Alfredo Ramos, uno de los senadores más activos en la campaña del Presidente en Antioquia, dice que no es verdad que los congresistas no estén activos en la pesca de electores. "Hay una dirección colegiada en que estamos todos los parlamentarios antioqueños de tendencias uribistas y hay un coordinador de campaña que actúa como mediador", añadió. Sin embargo, para algunos concejales estas giras están fallando en algunos departamentos. Por ejemplo, en Caldas, donde hay un descontento generalizado.

Algunos concejales liberales también han manifestado esta inquietud, pese a que esta organización cuenta con una maquinaria con más de 100 años de experiencia. Giovanni Vanegas, concejal de Pácora, Caldas, está sufriendo porque todavía no ha llegado la publicidad del candidato Horacio Serpa. Y los caciques de la región, figuras tan tradicionales como Víctor Renán Barco, no se están viendo en los municipios con el entusiasmo y la frecuencia con que aparecían antes del 12 de marzo.

La Dirección Nacional Liberal, consciente del problema, está respondiendo con una estrategia poco usual que sigue la misma línea de la campaña uribista. Boris Zapata, subsecretario nacional del partido, establece contacto cara a cara con los jefes de directorios municipales. "Antes sólo hablábamos con el nivel departamental. Ahora decidimos abarcar eslabones más bajos de la cadena", dijo Zapata. En Bogotá, donde el liberalismo ha tenido un notable descenso, el propio director nacional, César Gaviria, anda de reunión en reunión con los concejales y diputados.

En el Polo Democrático Alternativo está pasando algo diferente. Como la mayoría de las tendencias que allí se unen son muy nuevas, el partido no ha construido una estructura regional sólida. Solamente tres de su movimientos cuentan con maquinaria: el Moir, la Anapo, el Frente Social y Político y el Partido Comunista, que son fuertes entre campesinos y sectores universitarios.

Sin embargo, la izquierda en esta contienda ha sabido capitalizar el apoyo de los sindicatos, como se hizo evidente en la marcha del primero de mayo en Bogotá. "La unión de nuestras tendencias está permitiendo que el sindicalismo cierre filas", dijo Gustavo Triana, líder político del Moir. Actualmente, Carlos Gaviria Díaz es apoyado por 17 de los 21 miembros de la CUT, una de las mayores centrales obreras del país, y en la CGT tiene un apoyo similar. También está con él Fecode, pues tres de sus principales líderes -Jorge Guevara, Gloria Ramírez y Jaime Dussán- son congresistas del PDA. En promedio cada una de estas uniones sindicales cuenta 500.000 afiliados, que si se les suman familias y alguno que otro contratista, llegan a generar un valioso potencial electoral.

De sus congresistas, hay algunos que ya cuentan con redes regionales consolidadas. Entre ellos están Gustavo Petro, Antonio Navarro y Luis Carlos Avellaneda. Unidos están moviendo mucha gente en zonas como Córdoba, Cauca y Bogotá. No se pueden olvidar los indígenas, que también pueden ser considerados como un grupo de apoyo seguro a la campaña de Carlos Gaviria.

¿Se acabaron las maquinarias? Sin duda las elecciones ya no se hacen como antes. Y las del 12 de marzo demostraron que el 'voto amarrado' sigue siendo muy importante. ¿Lo será igual en la elección presidencial? Ningún estratega de campaña renunciaría a cualquier herramienta para asegurar votos. Y todo indica que el instrumento favorito en este 2006 son las organizaciones de los líderes locales.