Home

Nación

Artículo

María Eugenia Garcés Echavarría, gestora y presidenta de la fundación AlvarAlice. | Foto: Archivo SEMANA.

ENTREVISTA

“Nuestro compromiso es ayudar a construir una paz sostenible”

María Eugenia Garcés Echavarría, presidenta de la fundación AlvarAlice habló del futuro de esa entidad y su papel en el posconflicto.

14 de diciembre de 2013

Pocas fundaciones se dan el lujo de tener como sus amigos a 90 aliados entre empresas privadas, públicas e internacionales. Y pocas fundaciones pueden afirmar con orgullo que sus gestiones multiplican diez veces el presupuesto anual que manejan para funcionar.

Así es AlvarAlice, una fundación caleña cuya capacidad de gestión y ejecución en favor de los más necesitados, es tan admirable, que sus programas son seguidos con aprecio a nivel nacional, (ver abajo 'Reconocimientos').

Muchos ven en esa fundación y su experiencia en temas sociales, como uno de los modelos a replicar durante el post conflicto, de concretarse un acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc.

Al frente de AlvarAlice está María Eugenia Garcés Echavarría, una arquitecta alejada de los reflectores de los medios y aunque vive en Estados Unidos, tiene su corazón en Colombia. Pese a la distancia, desde hace más de una década trabaja desde AlvarAlice por las familias más pobres del mítico distrito de Aguablanca, una zona vulnerable de la capital del Valle. (ver abajo 'En sus propias palabras').

Semana.com habló con la señora Garcés, quien se encuentra de visita en nuestro país.

Sus padres, ¿a qué se dedicaban?

M.E.G.: “Mis padres fueron personas con un extraordinario sentido de solidaridad con el prójimo y con la comarca. Mi padre, Álvaro Garcés Giraldo, gran visionario y soñador, de una sencillez y calor humano muy especial, desarrolló importantes iniciativas en los alrededores de Cali, como la donación (con sus hermanos Armando y Diego) del campus de la Universidad del Valle (de un millón de metros cuadrados) y la creación de la Fundación Clínica Valle de Lili.

Mi madre, Alice Echavarría, fue la creadora y contribuyente principal del ´Fondo Ayudemos´, establecido para apoyar a los pacientes sin los recursos necesarios para atención médica, de alto nivel, en la Fundación Clínica Valle del Lili. Ella siempre se preocupó por las personas más vulnerables, y de manera discreta, apoyó generosamente a muchas personas y organizaciones sin ánimo de lucro. Ella venía, no solo de una larga y exitosa tradición industrial y empresarial, sino también de una cultura de responsabilidad y conciencia social, a través de la Fundación Corona, fundada en alianza con sus hermanos, hace 50 años, cuya labor e influencia han sido ampliamente reconocidas a nivel nacional e internacional”.

¿En qué momento nació la fundación Alvaralice?

M.E.G.: “La Fundación nació el día del entierro de mi padre, en Junio del 2002, cuando mi hermana Emma, anuncia desde el podio, de manera totalmente espontánea, que estaríamos creando una Fundación para continuar el legado filantrópico de nuestros padres y que se llamaría AlvarAlice, como la dirección telegráfica que ellos tenían en la época de los años 30”.

¿Cuántos hermanos suyos hacen parte de la fundación?

M.E.G.: “Somos cuatro hermanos, los que fundamos AlvarAlice: Elena, Enrique, Emma y mi persona”.

¿Por qué decidieron preservar ese legado social de sus padres?

M.E.G.: “A raíz de la muerte de nuestros padres, mis hermanos y yo consideramos que teníamos la responsabilidad de perpetuar el legado filantrópico que ellos nos dejaron, no solo para honrar su memoria, sino también para darle continuidad a los esfuerzos que ellos hubieran querido mantener en favor de Cali y su gente. Ellos siempre nos inculcaron el valor del servicio a la comunidad, a la región y a la patria”.

¿Quiénes fueron los primeros en tenderles la mano?

M.E.G.: “Pues yo diría que el Synergos Institute de Nueva York, por medio de su Círculo Global de Filántropos (GPC), nos apoyó muchísimo al inicio de nuestra Fundación. Este círculo reúne a individuos y organizaciones de los 5 continentes, interesados en impulsar iniciativas filantrópicas de beneficio común y que desean compartir experiencias, lecciones aprendidas y están dispuestos a ayudar y dejarse orientar hacia una filantropía más efectiva”.

Hoy, ¿qué cifras maneja AlvarAlice?

M.E.G.: “El presupuesto de la Fundación oscila entre los 800 y los 1.200 millones de pesos por año. En ese presupuesto se incluyen los aportes de los fundadores de Alvaralice y los recursos extraordinarios aportados en efectivo y en especie (salarios del personal directivo y staff de la Fundación) dedicados a viajes y visitas para el fundraising, administración de la construcción y dotación del Tecnocentro y financiación del comienzo de las actividades de Somos Pacífico a partir del segundo semestre del 2012. A lo anterior se agregan las donaciones para el apoyo de programas en las distintas áreas de interés de la Fundación, a saber: iniciativas de construcción de paz, apoyo a jóvenes y acción cívica, entre otros.

Si la Fundación toma en cuenta su capacidad para apalancar recursos durante los años 2011 y 2012, Alvaralice logró gestionar, para proyectos de desarrollo social como el Tecnocentro Cultural Somos Pacífico, cerca de 9 veces la cuantía de los recursos propios”.

¿Cree que AlvarAlice existiría si no tuviera el peso de sus apellidos?

M.E.G.: “Es indudable que las dos familias de nuestros padres tienen una historia y tradición filantrópica que genera confianza y credibilidad. Sin embargo, ninguna organización dedicada al desarrollo social podría surgir solo por los apellidos de sus fundadores. Una fundación se construye con base en el esfuerzo y el compromiso de sus miembros, desde su junta directiva hasta el último integrante del equipo. Pero especialmente su existencia se asegura por la pasión y el entusiasmo que sus integrantes le dediquen a hacer realidad su misión y visión”.

¿Qué obras sociales ejecutan?

M.E.G.: “En este momento está concentrando la mayor parte de su trabajo y recursos en sacar adelante el proyecto del Tecnocentro Cultural Somos Pacífico (en el barrio de Potrero Grande, Distrito de Aguablanca). La hermana Alba Stella Barreto junto a la actual ministra de Cultura, Mariana Garcés, fueron quienes primero se soñaron hace varios años el Tecnocentro, como una estrategia de construcción de paz.

Todavía se requiere un esfuerzo importante para que este centro pueda consolidarse como una institución de educación no formal, que presta servicios en una de las zonas con más altos índices de violencia y marginalidad de Cali” (Ver nota).

Pero, ¿cuál es la importancia del Tecnocentro, que les demanda tanto esfuerzo?

M.E.G.: “Este centro ofrece clases de danza, instrumentos musicales, inglés, alfabetización digital, jardinería, culinaria del Pacífico y tecnologías de la información y comunicación (TICs). Estamos tratando de conseguir los recursos para abrir los programas de fotografía/video, teatro y artes plásticas. El arte, la música y en especial la danza, es la ruta para sacar de la incertidumbre a miles de jóvenes que hoy se hunden en el desconsuelo. Podemos decir que este proyecto es un ejemplo exitoso de una alianza público-privada que se propuso y logró conseguir recursos en cuantía equivalente a 5 millones de dólares para la construcción, dotación y funcionamiento de este centro, con contribuciones importantes del sector público (60%) y del sector privado (40%)”.

O sea que aún no está garantizada su continuidad...

M.E.G.: “La consolidación y sostenibilidad de esta iniciativa requerirá del apoyo continuo de la sociedad civil. Este es un proyecto de ciudad y como tal requerirá del apoyo permanente del gobierno y de la ciudadanía.

El Tecnocentro busca convertirse en un polo de desarrollo en el oriente de Cali. Con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de la Fundación S.E.S de Argentina y de la Tinker Foundation de E.E.U.U. se adelantará a comienzos del 2014, un ambicioso programa, para jóvenes en riesgo, de capacitación para la empleabilidad, el empresarismo y el desarrollo de proyectos de vida digna. AlvarAlice será el coordinador de este proyecto y tendremos la responsabilidad de asegurar el éxito de sus objetivos”.

¿Por qué tanto interés en el Distrito de Aguablanca?

M.E.G: “El Distrito de Aguablanca con sus 700.000 habitantes representa el 33% de la población de la ciudad de Cali, y en sus comunas más grandes (14,15, 16 y 21) se concentra el mayor número de población en situación de marginalidad y vulnerabilidad. Ese dato, por sí solo, justifica la concentración de esfuerzos de desarrollo en esta zona geográfica de la ciudad”.

Cómo se explica que tantas fundaciones trabajen en obras sociales en esa zona deprimida de Cali, y la situación no mejora

M.E.G: “Afirmar que la situación no ha mejorado no sería justo con los enormes esfuerzos e iniciativas del sector público y del privado que se realizan durante muchos años. Es claro que programas de apoyo social como la Red Unidos, Familias en Acción, asistencia a víctimas del desplazamiento forzado, viviendas de interés social, expansión de servicios públicos, el arduo trabajo de organizaciones como la Fundación Paz y Bien, la Fundación Carvajal, el colegio Instituto de Nuestra Señora de la Asunción (INSA) de los padres basilianos del Canadá, entre otras, logran rescatar a numerosas familias de la pobreza extrema.

Sin embargo, los efectos del microtráfico, las bandas criminales, las pandillas y la falta de oportunidades de trabajo, en especial para la población joven, han llevado a cifras elevadas de violencia y criminalidad que oscurecen muchas veces los logros obtenidos en diferentes áreas del desarrollo”.

¿Qué sigue ahora para Alvaralice?

M.E.G: “La Fundación acaba de adoptar un nuevo plan estratégico, en el cual el eje transversal será la construcción de paz en el marco de los cambios y nuevas circunstancias que se crean a partir de la terminación del conflicto armado. En ese contexto la fundación apoyará proyectos y programas en las áreas de generación de ingresos de jóvenes y población vulnerable, y la educación para el trabajo y desarrollo humano.

¿Y de qué manera pueden contribuir a esa anhelada paz?

M.E.G: “En nuestra línea de acción cívica trataremos de contribuir a la generación de condiciones para hacer de Cali una ciudad donde la paz sea sostenible, mediante el empoderamiento de los ciudadanos, la incidencia en decisiones de política pública para el buen gobierno, el ejercicio de los derechos cívicos y el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias locales. Además, tenemos una línea de acción de reflexión y diálogo cuyo objetivo será el de propiciar la discusión y análisis de los desafíos que tienen la región y sus diferentes actores en un periodo de post conflicto.

La siento muy optimista

M.E.G: “La Fundación Alvaralice se proyecta como una organización que desde el Valle del Cauca contribuye a generar las condiciones necesarias para una paz efectiva y duradera.

Creemos en las alianzas estratégicas como mecanismo para alinear y potenciar los esfuerzos; reconocer las fortalezas y los expertismos para la puesta en marcha de acciones sociales efectivas. Tenemos el desafío de acercar aquellas organizaciones internacionales y socialmente sensibles a las realidades y necesidades de nuestro país, para que desde su motivación filantrópica contribuyan con recursos de toda índole a mejorar las condiciones de vida de nuestra gente”.

Todo eso suena muy bonito, pero ¿cómo se hará?

M.E.G: “Trabajamos en dos líneas estratégicas. 1. Reflexión y Diálogo: desde donde buscamos propiciar la reflexión y análisis para la participación efectiva de la sociedad en el proceso de post conflicto. Espacios que permitan a los diferentes actores asumir, desde su corresponsabilidad, los desafíos y retos que traen el post conflicto.

2. Acciones Sociales en lo que consideramos necesario para la paz y la connivencia: La educación y cultura, la generación de ingresos y la acción cívica. Buscamos contribuir a que las personas tengan mayores niveles de educación para que tengan las competencias y habilidades para generar los ingresos necesarios para una vida digna; pero que además desarrollen y conserven su cultura como medio para el reconocimiento de la diferencia y la convivencia y que participen en la construcción de sociedad, en la formulación de plática pública y en las condiciones de desarrollo”.

Pareciera que están haciendo la tarea que le compete al Estado

M.E.G.: Asumimos nuestra corresponsabilidad en la construcción de una sociedad más incluyente y pacífica respetando el rol fundamental del Estado como garante de los derechos. Nuestra contribución no remplaza la del Estado pero si tiene el deber de ser innovadora en modelos, metodologías y procesos para que cada día la inversión social sea más estratégica y genere mayor valor, al país y la sociedad.

Además, en la fundación tenemos un equipo excepcional. En Octubre se vinculó Viviana Echeverrí como Directora Ejecutiva, persona muy hábil, comprometida y con amplia experiencia en este sector. Así que veo el futuro de AlvarAlice con mucho optimismo”.

¿Cuál es la obra social que más la enorgullece?


M.E.G:
En el quehacer de la Fundación hay varios logros que nos llenan de orgullo. Tal vez podría decir que uno de nuestros mayores logros fue traer a Cali al Arzobispo y Premio Nobel de Paz, Desmond Tutu. Monseñor Tutu fue el ponente principal de nuestro primer Simposio Internacional en Febrero del 2005 sobre Justicia Restaurativa y Paz en Colombia. A este evento asistieron más de 1.500 personas. En esa ocasión el Presidente Mandela (a quien habíamos invitado pero no pudo asistir) envió un mensaje de reconciliación para el pueblo colombiano que fue transmitido nacionalmente por Televisión.

Asimismo, 4 años después, impulsamos una reflexión nacional e internacional sobre el papel de las Microfinanzas en la construcción de Paz. Alrededor de este tema llevamos a Cali a otro Premio Nobel de Paz, Muhammad Yunnus, fundador del Banco Grameen. Y desde luego el Tecnocentro Cultural”.

¿Y la mayor frustración?

M.E.G.: “Que a pesar de los esfuerzos de tantas organizaciones y personas solidarias se sigan presentando altos niveles de violencia, y que los recursos invertidos no den a basto para detener la ola permanente de desplazamiento hacia Cali de numerosas familias buscando refugio del conflicto armado”.

Es exagerado decir que Alvaralice ¿es una mini ONU caleña?

M.E.G.: “¡Claro que es exagerado!. Lo que sí aprendimos de esa, y de otras organizaciones internacionales, fue a usar la diplomacia efectiva en las visitas y contactos que buscamos con organizaciones y personas a nivel internacional.

Al presentar una visión positiva, distinta, e innovadora del país, ante organizaciones como la Banca Multilateral, el Banco Interamericano de Desarrollo, la International Finance Corporation del Banco Mundial o la USAID, o entidades de cooperación internacional como la OIM, Open Society o la Fundación Tinker, para mencionar solo algunas de las organizaciones aliadas, sí actuábamos como embajadores de buena voluntad del país, generando confianza y credibilidad en las instituciones y en el sector social de Colombia”.

¿Quiénes son sus aliados?

M.E.G.: Desde el inicio nos aliamos con la Fundación Paz y Bien y con su directora, la hermana Alba Stella Barreto; ella es nuestra guía y fuente de inspiración en todo lo que se refiere a la problemática de la población vulnerable y la situación onerosa de los jóvenes del oriente de Cali.

Ella realiza su labor social desde hace 20 años en el Distrito de Aguablanca, y nosotros dedicamos gran parte de nuestros esfuerzos y recursos a apoyarla. Considero que este ha sido nuestro aliado más importante, pues por su labor pudimos tener, desde un principio un ´polo a tierra´ en el sentido de estar conectados con las realidades y necesidades de esa población.

Hoy podemos decir que contamos con 90 aliados nacionales e internacionales, de los sectores público y privado, que conocen y apoyan nuestras iniciativas y proyectos” (Ver listado de aliados).

¿Cómo consiguen esos aliados de tanto prestigio?

M.E.G.: Desde que se concibió AlvarAlice y nombramos a su primer director ejecutivo, Óscar Rojas Rentería, que estuvo en el timón de la Fundación por sus primeros 10 años y sin cuyo formidable liderazgo no estaríamos en el lugar que hoy ocupamos, decidimos que valía la pena hacer el esfuerzo de ir personalmente a tocar las puertas de posibles aliados y donantes internacionales.

En esa búsqueda viajamos a EE.UU, España, Holanda, Luxemburgo, Suiza, el Reino Unido y Sur África, y así empezamos a consolidar alianzas y sinergias que fueron la base para lograr nuestros primeros proyectos. Entre estos, vale la pena mencionar el grant de GDA/USAID de 3,5 millones de dólares que conseguimos para el proyecto Justicia Restaurativa, Co-existencia y Paz en Colombia, en alianza con VallenPaz, La Fundación Paz y Bien, la Universidad Javeriana, la Fundación Corona, y el Instituto Synergos.

Aprendimos desde un comienzo, el enorme valor de la comunicación directa, personal, con los directivos de otras organizaciones, y con personas interesadas en los mismos objetivos de nuestra Fundación”.

Las obras sociales de Alvaralice ¿se desarrollan solo en Cali?

M.E.G.: La mayoría de los programas de la Fundación se concentran en Cali; sin embargo, los eventos que hemos realizado han tenido implicaciones a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, en temas de política pública, las referencias que se hicieron sobre Justicia Restaurativa en la Ley de Justicia y Paz y su reglamentación, fueron trabajados conjuntamente con nuestra Fundación.

Los programas “Como Vamos”, uno de los cuales se lleva a cabo en Cali con el apoyo nuestro en “Cali Cómo Vamos”, realiza encuestas anuales de opinión ciudadana y hace seguimiento de temas del plan de desarrollo de la ciudad. Este programa se ha convertido en referente para alcaldes, gobernadores, concejales y otras personas y entidades con interés en temas críticos que preocupan a los ciudadanos.

Adicionalmente, la fundación, a través de su oficina en EE.UU. ha realizado eventos y apoyado iniciativas en Nueva York y en Washington D.C., con aliados como el Américas Society, el Inter-American Dialogue y el Woodrow Wilson Center for International Scholars (del cual soy integrante de su Consejo Asesor para Latinoamérica) orientadas a crear conciencia en legisladores y líderes de opinión pública de ese país, sobre temas relacionados con el conflicto colombiano y con sus posibles soluciones”.

¿A quién le gustaría tener como aliado de la fundación?

M.E.G.: “A todas aquellas organizaciones y personas interesadas en construir país y sobretodo, en multiplicar las oportunidades para el desarrollo de las capacidades de nuestros jóvenes”.

***

María Eugenia Garcés Echavarría, en sus propias palabras:


“Me considero una Caleña de ´pura cepa´, con ancestro antioqueño por mi madre, nacida en un hogar acogedor y privilegiado, lleno de afecto, alegría, amor a la música, al arte y a la naturaleza, con sólidos valores y mucha consciencia de la responsabilidad hacia quienes no han tenido las mismas oportunidades.

La menor de cuatro hermanos, tuve una niñez muy feliz. Mi madre nos transmitió la lealtad a la familia y el deseo de ayudar a los demás, especialmente a los más desfavorecidos. Y mi padre nos inculcó su amor por el Valle del Cauca y su interés por el desarrollo social y comunitario. Tal vez las características que mejor lo definieron fueron la persistencia y tenacidad con las que acometió sus proyectos, por grandes o pequeños que fueran. Obviamente, a eso se debió el éxito que lograba en el alcance de sus objetivos.

Mi padre mantenía en su escritorio una cita del presidente americano Calvin Coolidge que dice: “Nada en el mundo sustituye la persistencia. No lo hace el talento; nada es tan común como los hombres fracasados con talento. Ni el genio; el genio no recompensado es proverbial. La educación, tampoco; el mundo está lleno de vagos educados. Solo la persistencia y determinación son omnipotentes. La decisión de seguir adelante ha solucionado y solucionará siempre los problemas de la raza humana.”

Después de terminar mi bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón en Cali, me fui a estudiar a Washington, D.C., donde cursé una maestría en Arquitectura. Luego viajé a Nueva York a hacer una especialización en Preservación Histórica en la escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia.

Trabajé en un par de oficinas de arquitectura en esa ciudad y luego abrí una oficina de diseño y renovación de interiores en sociedad con Anne Eisenhower y con la colaboración de mi amiga y condiscípula del colegio, Rosa Helena Hurtado.

En 1980 me casé con un promotor inmobiliario Neoyorkino, David Campagna. Tuvimos dos hijas, Gabriella y Giovanna, y aunque mi ilusión era encontrar la manera de volver a vivir en Cali, no pude.

Al fallecer mi madre en 1999, empecé a viajar con más frecuencia a Colombia para visitar y acompañar a mi padre, y fue en esa época cuando mi tío, Hernán Echavarría Olózaga, me invitó a ser miembro del Consejo Directivo de la Fundación Corona, en la cual participé por casi 10 años.

En el año 2000 creamos con mis hermanos la Fundación Colombiana para el Manejo del Trauma Cerebral (FUNDCOMA) para apoyar la investigación de un amigo neurocirujano Iraní, el Dr. Jamshid Ghajar autor de las guías internacionales basadas en evidencia científica para el manejo de trauma cerebral severo.

Fue en estos años cuando acrecenté mi interés por el tema filantrópico, restableciendo mis vínculos con Colombia, haciéndome más consciente de su problemática y de sus oportunidades, de su riqueza de recursos humanos, naturales y físicos y del inmenso reto que la sociedad civil tiene para poder lograr su desarrollo social y económico.

Hoy, me siento muy agradecida de tener la oportunidad de aportar, con el valioso apoyo de mis hermanos y de nuestros colaboradores, un granito de arena a la construcción de una Colombia más equitativa, incluyente y pacífica”.

***

Reconocimientos:

En octubre del año 2009 la Fundación AlvarAlice recibió los siguientes reconocimientos:

• Orden de la Democracia Simón Bolívar en Grado Cruz Comendador concedida por el Congreso de la República.
• Orden de las Ciudades Confederadas por la Gobernación del Vall
• Con motivo de la conmemoración de los 202 años del anticipo independentista efectuado por el Cabildo de Santiago de Cali el 3 de julio de 1810 el Concejo Municipal de Cali distinguió a nuestra fundación con la Medalla del Bicentenario de Santiago de Cali.
• En Julio de 2013 María Eugenia Garcés fue elegida para hacer parte de los 100 Colombianos 2013. 100 Colombianos busca dar reconocimiento a nivel nacional e internacional a Colombianos que son ejemplo de emprendimiento y éxito en el exterior. (www.100colombianos.com ).